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beben vino en grandes copas y se perfuman con las mejores fragancias, ¡pero nada les importa que José se halle en el desastre! Por eso, van a encabezar a los que marchan al exilio. ¡Ha llegado el fin de tantos festines!

Nuestro Señor y Dios ha jurado por sí mismo. El Señor y Dios de los ejércitos ha dicho:

«No soporto la soberbia de Jacob. Aborrezco sus palacios. Por eso voy a entregar al enemigo la ciudad y todo lo que hay en ella.»

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