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1-2 »¡Israelitas,
escuchen la palabra de su Dios!
De todos los pueblos de la tierra,
sólo a ustedes los elegí;
sólo a ustedes los saqué de Egipto.
Por eso voy a hacerles pagar
toda la maldad que han cometido».

Hay una razón para todo

Si dos personas andan juntas,
es porque están de acuerdo.
Si el león ruge en la selva,
es porque está hambriento;
si gruñe en su cueva,
es porque atrapó un animal.
Si el ave queda atrapada,
es porque alguien puso una trampa.
Si la gente se alborota,
es porque sonó la alarma;
y si la gente se espanta,
es porque algo malo sucede.
Y si algo malo sucede,
es porque Dios lo causó.
¡Dios nunca hace nada
sin comunicarlo a sus profetas!
Si el león ruge,
todo el mundo tiembla de miedo.
Si nuestro Dios habla,
todo profeta tiene que hablar.

Samaria será destruida

9-10 Nuestro Dios ha dicho:

«¡Den a conocer esto
en los palacios de Asdod
y en los palacios de Egipto!
¡Díganle a la gente que se junte
en las montañas de Samaria!
¡Que vea el desorden y la violencia
que hay en esa ciudad!

»Los de Samaria no saben
qué significa hacer lo bueno.
Sólo saben robar a la fuerza,
y guardar en sus palacios lo robado».

11-12 Por lo tanto, pueblo de Israel, nuestro Dios les advierte:

«Un ejército enemigo vendrá a Samaria
y la rodeará para conquistarla;
derribará sus fortalezas
y dejará vacíos sus palacios.
Cuando un león ataca las ovejas,
el pastor lucha por salvarlas,
pero sólo alcanza a rescatar
dos patas o un pedazo de oreja;
así también ustedes, israelitas
que ahora viven en Samaria,
querrán escapar y llevarse todo,
pero sólo podrán llevarse
la pata de una cama
o una alfombra de Damasco».

13 Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, también ha dicho:

«¡Pongan mucha atención!
¡Adviertan a los descendientes de Jacob
14 que pronto voy a castigarlos
por los pecados que han cometido!
Cuando llegue ese día,
derribaré los altares
que construyeron en Betel;
destruiré los cuernos del altar
y los arrojaré al suelo.
15 Derribaré todas sus casas
y todos sus palacios;
derribaré las casas adornadas de marfil,
que los ricos construyeron
para pasar el invierno
y descansar en verano.
¡Les juro que así lo haré!»

Las mujeres ricas de Samaria

Y ustedes, mujeres de Samaria,
escuchen lo que tengo que decirles:
Ustedes están gordas
como vacas de la región de Basán,
pues maltratan y humillan a los pobres,
y a sus propios maridos
les piden vino para emborracharse.
Pero el poderoso Dios de Israel
les jura que ya está cerca el día
en que a ustedes y a sus hijos
se los llevarán lejos de aquí.
Tanto a ellos como a ustedes
les pondrán ganchos en la boca,
y a ustedes las sacarán
por los huecos de las murallas,
una detrás de la otra,
para llevarlas al matadero.

Israel no se arrepiente

Nuestro Dios les dice:

4-5 «¡Ya que a ustedes
les gusta tanto pecar,
sigan adorando a sus ídolos
en el santuario de Betel
y en el santuario de Guilgal!
No me importa lo que hagan.
Yo, el Dios de Israel,
les juro que así es.

»¡Sigan pecando más y más!
Sigan presentando sus ofrendas
todas las mañanas,
y lleven cada tercer día
la décima parte de sus cosechas;
presenten toda clase de ofrendas,
y anuncien sus ofrendas voluntarias.

»Cuando les hice pasar hambre,
¡en ninguna ciudad había de comer!
Pero a pesar de eso,
ustedes no se arrepintieron.
Yo, el Dios de Israel,
les juro que así fue.

»Tres meses antes de la cosecha
decidí no enviarles lluvia;
mientras que en una ciudad llovía,
en otra no caía ni gota de agua;
unos campos quedaron empapados,
mientras que otros quedaron resecos.
Los que no tenían agua
iban a las ciudades que sí tenían,
aunque no lograban calmar su sed.
Pero a pesar de eso,
ustedes no se arrepintieron.
Yo, el Dios de Israel,
les juro que así fue.

»Yo destruí sus cosechas
y acabé con sus árboles frutales;
yo envié sobre sus campos
grandes plagas de saltamontes
y calientes vientos del desierto;
pero a pesar de eso,
ustedes no se arrepintieron.
Yo, el Dios de Israel,
les juro que así fue.

10 »Mandé plagas contra ustedes,
como las que mandé contra Egipto;
hice que perdieran en la guerra
sus caballos y sus mejores soldados;
¡el mal olor de los muertos
se sentía por todas partes!
Pero a pesar de eso,
ustedes no se arrepintieron.
Yo, el Dios de Israel,
les juro que así fue.

11 »A muchos de ustedes los destruí
como destruí a las ciudades
de Sodoma y de Gomorra;
¡hasta parecían una brasa
recién sacada del fuego!
Pero a pesar de eso,
ustedes no se arrepintieron.
Yo, el Dios de Israel,
les juro que así fue.

12 »Por todo eso, pueblo de Israel,
ahora voy a castigarlos;
y como no podrán evitarlo,
¡prepárense para encontrarse conmigo!

13 »Yo soy quien hizo
el viento y las montañas;
yo soy quien convierte
la luz del día en oscuridad;
yo soy quien comunica
sus planes a la humanidad entera;
yo soy el que camina
por las alturas de la tierra;
¡yo soy el poderoso Dios de Israel!»

Israel debe arrepentirse

1-4 Pueblo de Israel,
escuchen este triste canto
que entono por lo que va a suceder.

Pueblo de Israel,
nuestro Dios les advierte:

«Ya ustedes pueden darse por muertos.
Quedarán tendidos en el suelo,
y no volverán a levantarse;
serán como una jovencita muerta
que no volverá a la vida.

»No les irá bien en la guerra.
Si de una ciudad salen mil soldados,
sólo cien volverán con vida;
si de un pueblo salen cien soldados,
sólo diez volverán con vida.

»Si quieren seguir viviendo,
vuelvan a obedecerme.
No vayan al santuario de Betel,
porque pronto será destruido;
tampoco vayan al santuario de Beerseba
ni pasen por el de Guilgal,
porque todos sus habitantes
serán llevados presos a otro país.

»Si quieren seguir viviendo,
vuelvan a obedecerme.
Si no lo hacen,
yo destruiré al reino de Israel;
¡le prenderé fuego al santuario de Betel,
y nadie será capaz de apagarlo!

»Ustedes no han tratado con justicia
a los que son maltratados,
ni han respetado sus derechos;
¡han convertido en malo lo que es bueno!

8-9 »Yo soy quien hizo
todas las estrellas del cielo;
yo soy quien convierte
la luz del día en oscuridad,
y la oscura noche en día;
yo soy quien manda a las nubes
que vengan y rieguen la tierra;
yo soy quien derriba murallas
y quien convierte grandes fortalezas
en un montón de ruinas;
¡yo soy el Dios todopoderoso!

10 »Ustedes desprecian
al que lucha por la justicia
y al que dice la verdad;
11 ustedes humillan a los pobres
y les quitan el pan de la boca
al cobrarles altos impuestos.
Por eso no podrán disfrutar
de las lujosas casas que construyeron,
ni tampoco beberán el vino
de los hermosos viñedos que plantaron.

12 »Yo conozco todos sus pecados;
conozco sus muchas maldades.
Sé que los jueces aceptan dinero
para juzgar a favor de los malvados
y en contra de la gente inocente.
Por eso el juicio lo ganan los ricos
y lo pierden los pobres.
13 ¡Hay tanta maldad hoy en día
que los sabios prefieren callarse!

14-15 »Ustedes dicen estar seguros
de que yo vivo entre ustedes.
Si en verdad quieren que así sea,
dejen de hacer lo malo,
empiecen a hacer lo bueno
y traten a todos con justicia.
Puede ser que entonces
yo, el Dios todopoderoso,
viva entre ustedes y les dé vida.
Puede ser que entonces
yo, el Dios todopoderoso,
bendiga a los pocos de ustedes
que hayan quedado con vida».

El llanto de Israel

16-17 Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, ha dicho:

«Cuando yo venga a castigarlos,
el llanto se oirá por todas partes.
Se llorará en las calles,
se llorará en los mercados,
se llorará en los viñedos,
se llorará en los campos,
¡y también en los velorios!
18 ¡Qué mal les va a ir a ustedes,
los que esperan con ansias
el día de mi llegada!
¡No saben lo que les espera!
¡No será un día de luz,
sino un día de terrible oscuridad!
19 Ese día sabrán lo que sienten
los que huyen de un león
y se encuentran con un oso.
Ese día sabrán lo que sienten
los que entran en su casa
y los muerde una serpiente
al apoyarse en la pared.

20 »En verdad, así será
el día de mi llegada:
¡no será un día de felicidad,
sino un día de terrible tristeza!

21 »¡Yo aborrezco sus fiestas religiosas!
¡No soporto sus cultos de adoración!
22 Ustedes se acercan a mí
trayendo toda clase de ofrendas,
pero yo no quiero ni mirarlas.
23 ¡Vayan a cantar a otra parte!
¡No quiero oír esa música de arpa!
24 Mejor traten con justicia a los demás
y sean justos como yo lo soy.
¡Que abunden sus buenas acciones
como abundan las aguas
de un río caudaloso!

25 »Pueblo de Israel,
durante los cuarenta años
que anduvieron por el desierto,
ustedes nunca me presentaron ofrendas.
26 En cambio, llevaban en hombros
la imagen de Sicut,
el dios que llaman rey,
y cargaban la imagen del dios Quiiún
que tenía la forma de una estrella.
27 Por eso haré que a ustedes
se los lleven presos a otro país
que está más allá de Siria.
Yo, el Dios todopoderoso,
les juro que así será».

Dios castigará a Israel

Amós continuó diciendo:

¡Qué mal les va a ir a ustedes,
los que viven cómodos en Jerusalén!
¡Qué mal les va a ir a ustedes,
los poderosos de este gran país!
Si creen que Jerusalén y Samaria
son ciudades seguras y confiables,
vayan a la ciudad de Calné,
a la gran ciudad de Hamat
y a Gat, ciudad filistea,
¡y vean lo que pasó con ellas!
¿Se creen ustedes mejores que ellos,
o creen que su país es más grande?
¡Aunque pongan un rey muy violento
no podrán alejar la desgracia!

Ustedes se pasan el día
recostados en lujosas camas de marfil
y comiéndose lo mejor del ganado.
Ustedes se la pasan tocando el arpa,
se ponen a componer canciones,
y hasta inventan nuevos instrumentos.
¡Así también hacía el rey David!
Beben vino hasta emborracharse,
y usan los más finos perfumes,
¡pero nada les importa
que el país esté en la ruina!
Por eso voy a poner fin
a sus falsas fiestas religiosas,
y cuando el pueblo
sea llevado a otro país,
a ustedes se los llevarán primero.

Nuestro Dios, el todopoderoso, claramente ha dicho:

«¡Ya no quiero a los israelitas!
¡Se sienten muy orgullosos
de sus hermosos palacios!
Por eso voy a entregarlos,
a ellos y a su ciudad,
en manos de sus enemigos.

»Cuando eso pase, no importa si sólo diez hombres quedan con vida en una casa, todos ellos morirán. 10 Tal vez llegue algún pariente para recoger y quemar los cadáveres; si algún otro pariente le pregunta si todavía queda alguien, el primero le responderá que no, y le advertirá que se calle, porque podrían pronunciar mi santo nombre, y entonces les iría peor.

11 »Tomen esto en cuenta:
Yo, el Dios de Israel,
voy a destruir por completo
todas las casas, ¡grandes y pequeñas!

12 »Hay dos cosas imposibles de hacer:
correr a caballo entre las piedras
y arar en el mar.
Pero ustedes hicieron
lo que parecía imposible:
convirtieron la justicia en muerte
y en tristeza la alegría de un pueblo.
13 Ustedes se sienten muy felices
de haber conquistado
una ciudad insignificante
y creen que pueden vencer
a pueblos más poderosos.

14 »Pues oigan esto, israelitas:
Voy a mandar contra ustedes
una nación que los conquiste,
y los vencerá por completo;
desde Hamat, en el norte,
hasta el desierto, en el sur.
Yo, el Dios todopoderoso,
les juro que así será».