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23 Entonces el rey mandó llamar a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén, para que se reunieran con él. Luego el rey y todos los hombres de Judá, y los habitantes de Jerusalén, y los sacerdotes, los profetas y la nación entera, desde el más pequeño hasta el más grande, fueron al templo del Señor. Allí el rey les leyó en voz alta todo lo que decía el libro de la alianza que había sido encontrado en el templo del Señor. Luego el rey se puso de pie junto a la columna, y se comprometió ante el Señor a obedecerle, a poner en práctica fielmente y con toda sinceridad sus mandamientos, mandatos y leyes, y a cumplir las condiciones de la alianza que estaban escritas en el libro. Y todo el pueblo aceptó también el compromiso.

Reforma de Josías(A)

Entonces el rey ordenó a Hilquías, sumo sacerdote, y a su segundo sacerdote y a los porteros, que sacaran del templo del Señor todos los objetos del culto de Baal y de Aserá y de todos los astros del cielo, y los quemó en las afueras de Jerusalén, en los campos de Cedrón, y llevó luego las cenizas a Betel. Después quitó de sus puestos a los sacerdotes que los reyes de Judá habían nombrado para que quemaran incienso en los santuarios en lugares altos que había en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, y a los sacerdotes que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los planetas y a todos los astros del cielo. Sacó fuera de Jerusalén la imagen de Aserá que estaba en el templo del Señor, la quemó en el arroyo Cedrón hasta convertirla en ceniza y luego la esparció sobre la fosa común. También derrumbó las habitaciones dedicadas a la prostitución entre hombres, que era practicada como un culto en el templo del Señor, donde las mujeres tejían mantos para la diosa Aserá.

Después ordenó que vinieran todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó todos los santuarios en lugares altos, desde Gueba hasta Beerseba, donde esos sacerdotes habían quemado incienso, y derribó los altares de los demonios que había en la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, situados a la entrada de la ciudad, al lado izquierdo. Pero los sacerdotes de los santuarios en lugares altos no iban al altar del Señor en Jerusalén, sino que comían pan sin levadura con sus compañeros sacerdotes.

10 Josías también profanó el quemadero que había en el valle de Ben-hinom, para que nadie quemara a su hijo o a su hija como sacrificio a Moloc. 11 Quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol, los cuales estaban a la entrada del templo del Señor, junto a la habitación de Natán-mélec, el encargado de las dependencias, y quemó también el carro del sol. 12 Además derribó los altares que los reyes de Judá habían construido en la parte alta de la sala de Ahaz, y los altares que Manasés había construido en los patios del templo del Señor; los destrozó y arrojó sus escombros al arroyo Cedrón.

13 El rey profanó también los santuarios paganos que había al oriente de Jerusalén, en la parte sur del monte de los Olivos, los cuales había construido Salomón, rey de Israel, para Astarté, diosa aborrecible de los sidonios; para Quemós, ídolo aborrecible de los moabitas, y para Milcom, ídolo aborrecible de los amonitas. 14 También hizo pedazos las piedras y los troncos sagrados, y llenó de huesos humanos los lugares donde habían estado. 15 En cuanto al altar y al santuario pagano de Betel, que fueron construidos por Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a los israelitas, Josías los destrozó hasta hacerlos polvo, y les prendió fuego; y le prendió fuego también a la representación de Aserá.

16 Cuando Josías regresó y vio los sepulcros que había en la colina misma, mandó que sacaran los huesos que hubiera en ellos, y los quemó sobre el altar, profanándolo. Así se cumplió la palabra del Señor trasmitida por el profeta que había anunciado esto. 17 Luego preguntó:

—¿Qué monumento es ése que veo allá?

Los hombres de la ciudad le respondieron:

—Es el sepulcro del profeta que vino de Judá y anunció lo que Su Majestad ha hecho con el altar de Betel.

18 Entonces Josías ordenó:

—Déjenlo así. Que nadie toque sus huesos.

Así se respetaron sus restos y los del profeta que había venido de Samaria.

19 En cuanto a todos los edificios de los santuarios paganos que había en Samaria, y que los reyes de Israel habían construido provocando la ira del Señor, Josías los eliminó e hizo con ellos lo mismo que había hecho en Betel. 20 Después mató sobre los altares a todos los sacerdotes de los santuarios paganos que allí había, y sobre ellos quemó huesos humanos. Después regresó a Jerusalén.

Josías celebra la Pascua(B)

21 El rey ordenó a todo el pueblo que celebrara la Pascua en honor del Señor su Dios, según estaba escrito en el libro de la alianza. 22 Nunca se había celebrado una Pascua como ésta desde la época de los caudillos que gobernaron en Israel, ni en todo el tiempo de los reyes de Israel y de Judá. 23 Fue en el año dieciocho del reinado de Josías cuando en Jerusalén se celebró aquella Pascua en honor del Señor.

Devoción de Josías

24 Josías eliminó también a los brujos y adivinos, a los ídolos familiares y a otros ídolos, y a todos los aborrecibles objetos de culto que se veían en Judá y en Jerusalén. Lo hizo para cumplir los términos de la ley escritos en el libro que el sacerdote Hilquías había encontrado en el templo del Señor. 25 No hubo ningún rey, ni antes ni después de él, que como él se volviera al Señor con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a la ley de Moisés.

26 A pesar de ello, el Señor siguió enojado, pues todavía estaba enfurecido contra Judá por todas las ofensas con que Manasés le había provocado. 27 Por eso dijo el Señor que iba a apartar de su presencia a Judá, como había apartado a Israel, y que iba a rechazar la ciudad de Jerusalén que había escogido, y el templo en el que había dicho que residiría su nombre.

Muerte de Josías(C)

28 El resto de la historia de Josías y de todo lo que hizo, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 29 En su tiempo, el faraón Necao, rey de Egipto, se dirigió hacia el río Éufrates para ayudar al rey de Asiria. El rey Josías le salió al encuentro; pero en Meguido, en cuanto Necao lo vio, lo mató. 30 Sus oficiales pusieron su cadáver en un carro y lo llevaron desde Meguido a Jerusalén, donde lo enterraron en su sepulcro. La gente del pueblo tomó entonces a Joacaz, hijo de Josías, y lo consagraron como rey en lugar de su padre.

Reinado de Joacaz en Judá(D)

31 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Hamutal, hija de Jeremías, y era de Libná. 32 Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor, igual que los de sus antepasados. 33 El faraón Necao lo tuvo preso en Riblá, en la región de Hamat, para que no reinara en Jerusalén, y obligó al país a pagar un tributo de tres mil trescientos kilos de plata y treinta y tres kilos de oro. 34 Además, el faraón Necao puso como rey a Eliaquim, hijo de Josías, en lugar de su padre, y le cambió el nombre y le puso Joaquim, y a Joacaz lo tomó y lo llevó a Egipto, donde murió.

35 Joaquim entregó a Necao la plata y el oro que este exigía, para lo cual tuvo que imponer una contribución a la gente del país. Y cada uno pagó en plata y en oro el impuesto que se le calculó, para entregárselo al faraón Necao.

Reinado de Joaquim en Judá(E)

36 Joaquim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Zebudá, hija de Pedaías, y era de Rumá. 37 Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor, igual que los de sus antepasados.

23 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.

Reformas de Josías

(2 Cr. 34.3-7)

Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el. Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos. Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.(A) Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera. E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad. Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos. 10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom,(B) para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.(C) 11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol. 12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová;(D) y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón. 13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón.(E) 14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.

15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat,(F) el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera. 16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto.(G) 17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el.(H) 18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria. 19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el. 20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.

Josías celebra la pascua

(2 Cr. 35.1-19)

21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto. 22 No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. 23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén.

Persiste la ira de Jehová contra Judá

24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová. 25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual. 26 Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había irritado. 27 Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí.

Muerte de Josías

(2 Cr. 35.20-27)

28 Los demás hechos de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 29 En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió contra el rey de Asiria al río Éufrates, y salió contra él el rey Josías; pero aquel, así que le vio, lo mató en Meguido. 30 Y sus siervos lo pusieron en un carro, y lo trajeron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro. Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo ungieron y lo pusieron por rey en lugar de su padre.

Reinado y destronamiento de Joacaz

(2 Cr. 36.1-4)

31 De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna. 32 Y él hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho. 33 Y lo puso preso Faraón Necao en Ribla en la provincia de Hamat, para que no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra una multa de cien talentos de plata, y uno de oro. 34 Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, y murió allí.(I) 35 Y Joacim pagó a Faraón la plata y el oro; mas hizo avaluar la tierra para dar el dinero conforme al mandamiento de Faraón, sacando la plata y el oro del pueblo de la tierra, de cada uno según la estimación de su hacienda, para darlo a Faraón Necao.

Reinado de Joacim

(2 Cr. 36.5-8)

36 De veinticinco años era Joacim(J) cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Zebuda hija de Pedaías, de Ruma. 37 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho.

Renovación del pacto(A)(B)(C)

23 Entonces el rey mandó convocar a todos los jefes de Judá y Jerusalén. Acompañado de toda la gente de Judá y de Jerusalén, de los sacerdotes, de los profetas, en fin, de la nación entera, desde el más pequeño hasta el más grande, el rey subió al Templo del Señor. Entonces, en presencia de ellos leyó todo lo que está escrito en el libro del pacto que fue hallado en el Templo del Señor. Después se puso de pie junto a la columna del rey y en presencia del Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a cumplir, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, estatutos y mandatos, reafirmando así las palabras del pacto escritas en este libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.

Luego el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los sacerdotes de segundo rango y a los porteros que sacaran del Templo del Señor todos los objetos consagrados a Baal, a Aserá y a todos los astros del cielo. Hizo que los quemaran en los campos de Cedrón, a las afueras de Jerusalén, y que llevaran las cenizas a Betel. También destituyó a los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían nombrado para quemar[a] incienso en los altares paganos, tanto en las ciudades de Judá como en los alrededores de Jerusalén, los cuales quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, al zodíaco y a todos los astros del cielo. El rey sacó del Templo del Señor la imagen para el culto a Aserá y la llevó al arroyo de Cedrón, en las afueras de Jerusalén; allí la quemó hasta convertirla en cenizas, las cuales echó en la fosa común. Además, derrumbó en el Templo del Señor los cuartos dedicados a la prostitución sagrada, donde las mujeres tejían mantos[b] para la diosa Aserá.

Josías trasladó a Jerusalén a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y desde Gueba hasta Berseba profanó los altares paganos donde ellos habían quemado incienso. También derribó los altares paganos junto a la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que está ubicada a la izquierda de la entrada a la ciudad. Aunque los sacerdotes que habían servido en los altares paganos no podían ministrar en el altar del Señor en Jerusalén, participaban de las comidas sagradas junto con los otros sacerdotes.[c]

10 El rey profanó el santuario llamado Tofet, que estaba en el valle de Ben Hinón, para que nadie sacrificara en el fuego a su hijo o hija en honor de Moloc. 11 Se llevó los caballos que los reyes de Judá habían consagrado al sol y que se habían puesto en la entrada al Templo del Señor, junto a la habitación de Natán Mélec, el eunuco encargado del recinto. Josías también quemó los carros consagrados al sol.

12 Además, el rey derribó los altares que los reyes de Judá habían erigido en la azotea de la sala de Acaz; también los que Manasés había erigido en los dos atrios del Templo del Señor. Los hizo pedazos y echó los escombros en el arroyo de Cedrón. 13 Profanó los altares paganos que había al este de Jerusalén, en el lado sur de la Colina de la Destrucción,[d] los cuales Salomón, rey de Israel, había construido para Astarté, la despreciable diosa de los sidonios, para Quemós, el detestable dios de los moabitas, y para Moloc,[e] el abominable dios de los amonitas. 14 Josías hizo pedazos las piedras sagradas y las imágenes de la diosa Aserá, y llenó con huesos humanos los lugares donde se habían erigido.

15 Derribó también el altar de Betel y el altar pagano construidos por Jeroboán, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel. Además, quemó el altar pagano hasta convertirlo en cenizas y prendió fuego a la imagen de Aserá. 16 De regreso, al ver los sepulcros que había en la colina, Josías mandó que recogieran los huesos y los quemaran en el altar para profanarlo, cumpliendo así la palabra del Señor que el hombre de Dios había comunicado cuando anunció estas cosas.

17 Luego el rey preguntó:

—¿De quién es ese monumento que veo allá?

Y los habitantes de la ciudad contestaron:

—Es el sepulcro del hombre de Dios que vino desde Judá y que pronunció contra el altar de Betel lo que usted acaba de hacer.

18 —Déjenlo, pues —respondió el rey—; que nadie mueva sus huesos.

Fue así como se conservaron sus huesos junto con los del profeta que había venido de Samaria.

19 Tal como lo hizo en Betel, Josías eliminó todos los altares paganos que los reyes de Israel habían construido en las ciudades de Samaria, con los que provocaron la ira del Señor. 20 Finalmente, mató sobre los altares paganos a todos los sacerdotes y encima de los altares quemó huesos humanos. Entonces regresó a Jerusalén.

21 Después el rey dio esta orden al pueblo:

—Celebren la Pascua del Señor su Dios, según está escrito en este libro del pacto.

22 Desde la época de los líderes[f] que gobernaron a Israel hasta la de los reyes de Israel y de Judá, no se había celebrado una Pascua semejante. 23 Pero, en el año dieciocho del reinado del rey Josías, la Pascua se celebró en honor del Señor.

24 Además, Josías expulsó a los médiums y a los espiritistas, y eliminó toda clase de ídolos y el resto de las cosas detestables que se veían en el país de Judá y en Jerusalén. Lo hizo así para cumplir las instrucciones de la Ley, escritas en el libro que el sacerdote Jilquías encontró en el Templo del Señor. 25 Ni antes ni después de Josías hubo otro rey que, como él, se volviera al Señor de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas, siguiendo en todo la Ley de Moisés.

26 A pesar de eso, el Señor no apagó el gran fuego de su ira, que ardía contra Judá por todas las afrentas con que Manasés lo había provocado. 27 Por lo tanto, el Señor declaró: «Voy a apartar de mi presencia a Judá, como lo hice con Israel; repudiaré a Jerusalén, la ciudad que escogí, y a este Templo, del cual dije: “Ese será el lugar donde yo pondré mi Nombre”».

28 Los demás acontecimientos del reinado de Josías y todo lo que hizo están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá.

29 En aquel tiempo, el faraón Necao, rey de Egipto, fue a encontrarse con el rey de Asiria camino del río Éufrates. El rey Josías le salió al paso, pero Necao le hizo frente en Meguido y lo mató. 30 Los oficiales de Josías llevaron su cadáver en un carro desde Meguido hasta Jerusalén y lo sepultaron en su tumba. Entonces el pueblo tomó a Joacaz, hijo de Josías, lo ungió y lo proclamó rey en lugar de su padre.

Joacaz, rey de Judá(D)

31 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre era Jamutal hija de Jeremías, oriunda de Libná. 32 Joacaz hizo lo malo ante los ojos del Señor, tal como lo habían hecho sus antepasados. 33 Para impedir que Joacaz reinara en Jerusalén, el faraón Necao lo encarceló en Riblá, en el territorio de Jamat, y además impuso sobre Judá un tributo de cien talentos[g] de plata y un talento[h] de oro. 34 Luego hizo rey a Eliaquín, hijo de Josías, en lugar de su padre y cambió su nombre a Joacim. En cuanto a Joacaz, lo llevó a Egipto, donde murió. 35 Joacim pagó al faraón Necao la plata y el oro que exigió, pero tuvo que establecer un impuesto sobre el país: reclamó de cada persona, según su peso oficial, la plata y el oro que se le debía entregar al faraón Necao.

Joacim, rey de Judá(E)

36 Joacim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar; reinó en Jerusalén once años. Su madre era Zebudá hija de Pedaías, oriunda de Rumá. 37 También este rey hizo lo malo ante los ojos del Señor, tal como lo hicieron sus antepasados.

Notas al pie

  1. 23:5 para quemar (mss. de LXX, Siríaca y Vulgata); y quemó (TM).
  2. 23:7 mantos. Palabra de difícil traducción.
  3. 23:9 participaban … sacerdotes. Lit. comían panes sin levadura con sus hermanos.
  4. 23:13 la Colina de la Destrucción. Es decir, el monte de los Olivos.
  5. 23:13 Moloc. Lit. Milcón.
  6. 23:22 Véase Jue 2:16.
  7. 23:33 Es decir, aprox. 3.4 t.
  8. 23:33 Es decir, aprox. 34 kg.

23 1-2 Luego el rey mandó a llamar a los líderes de Judá y de Jerusalén, para que se reunieran en el templo con él. A la cita acudieron todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y los profetas. Toda la nación, desde el más joven hasta el más viejo, fue al templo. Allí, el rey les leyó lo que decía el libro del pacto que habían encontrado. Después se puso de pie, junto a una columna, y se comprometió a obedecer siempre todos los mandamientos de Dios, y a cumplir fielmente el pacto que estaba escrito en el libro. Y el pueblo se comprometió a hacer lo mismo.

Josías sigue las enseñanzas de la Ley (2 Cr 34.3-7; 35.1-19)

El rey Josías ordenó que sacaran del templo todos los objetos que se usaban para adorar a Baal, a Astarté y a todos los astros del cielo. Los sacerdotes, y su jefe Hilquías, y los encargados de cuidar el templo cumplieron sus órdenes. Luego el rey ordenó que quemaran todo en los campos de Cedrón, en las afueras de Jerusalén, y que llevaran las cenizas a Betel. También expulsó a los sacerdotes que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los pequeños templos de las colinas, edificados en honor de Baal, el sol, la luna y las estrellas. Además ordenó que en todas las ciudades de Judá y alrededor de Jerusalén se quitaran los pequeños templos, y sacaran del templo de Dios la imagen de la diosa Astarté y la llevaran al arroyo de Cedrón, en las afueras de Jerusalén. Allí la quemaron y esparcieron las cenizas sobre el cementerio del pueblo. También mandó derribar las habitaciones del templo donde se practicaba la prostitución para adorar a los dioses, y donde las mujeres tejían mantas para la diosa Astarté.

8-9 En todas las ciudades de Judá, en la región que va de Gueba a Beerseba, había sacerdotes que ofrecían sacrificios a Dios en los pequeños templos de las colinas. Josías mandó destruirlos, y obligó a los sacerdotes a vivir en Jerusalén. A éstos les prohibió trabajar en el templo de Dios, aunque sí los dejó comer de los panes sin levadura, al igual que los demás sacerdotes. Además, Josías ordenó destruir los altares de los dioses falsos que estaban en la entrada del palacio de Josué, quien fue gobernador de Judá. Ese palacio estaba a la izquierda de la entrada de la ciudad.

10 Además Josías destruyó el horno que estaba en el valle de Ben-hinom, para que nadie pudiera quemar allí a su hijo o hija como sacrificio en honor a Milcom. 11 También eliminó los caballos y quemó los carros de guerra que estaban a la entrada del templo de Dios, junto al cuarto de Natán-mélec, encargado de las habitaciones. Los reyes de Judá usaban esos caballos y carros para las ceremonias en honor al dios sol. 12 También derribó los altares que esos reyes habían construido en el techo del palacio, cerca de la habitación de Ahaz, y los que Manasés puso en los patios del templo. Los hizo polvo, y ese polvo lo arrojó en el arroyo Cedrón.

13-15 Josías destruyó además las imágenes y los pequeños templos de las colinas al este de Jerusalén, y los que había en el sur del Monte de los Olivos. El rey Salomón los había construido para adorar a los repugnantes dioses Quemós, dios de los moabitas, Milcom, dios de los amonitas, y Astarté, diosa de los sidonios. Después rellenó con huesos humanos los lugares donde habían estado esas imágenes. Luego fue a Betel, y derribó y quemó el altar que Jeroboam hijo de Nabat había construido allí, con el cual había hecho pecar a los israelitas.

16 Cuando Josías regresaba de Betel, vio las tumbas que había en las colinas, y mandó sacar los huesos que había en ellas. Luego los quemó sobre el altar del lugar, para que ya no pudieran usarlo. Así se cumplió lo que Dios había anunciado por medio de su profeta. 17 De pronto Josías vio una tumba y preguntó de quién era. Los hombres de la ciudad le respondieron:

—Es la tumba del profeta que vino de Judá y anunció lo que usted hoy ha hecho con el altar de Betel.

18 Entonces Josías ordenó:

—Déjenla como está.

Así que no sacaron los huesos del profeta de Judá, ni los del profeta de Samaria, que estaba enterrado junto a él.

19 Josías quitó todos los pequeños templos que había en Samaria, como lo había hecho también en Betel. Los reyes de Israel los habían construido, provocando el enojo de Dios. 20 Después mató sobre los altares a todos los sacerdotes de esos templos, y sobre esos altares quemó huesos humanos.

Cuando regresó a Jerusalén, 21 el rey Josías le ordenó a todo el pueblo: «Celebren la Pascua en honor al Dios de Israel, tal como está escrito en este libro del pacto». 22-23 Así que el pueblo celebró la Pascua en Jerusalén, cuando Josías tenía ya dieciocho años de reinar. Nunca antes todo el pueblo había celebrado la Pascua de esa manera, desde que ocuparon el territorio en tiempos de Josué.

24 Además Josías eliminó a todos los brujos y adivinos, y destruyó todos los ídolos, incluso los ídolos familiares. Todos los objetos repugnantes que había en Jerusalén y en Judá para adorar a los dioses falsos, fueron destruidos. Así cumplió Josías los mandamientos del libro que el sacerdote Hilquías había encontrado en el templo.

25 Ni antes ni después hubo otro rey como Josías, que se apartara de su maldad y obedeciera a Dios con todo su corazón y con todas sus fuerzas.

26 Sin embargo, Dios siguió enojado contra Judá porque los pecados de Manasés lo habían ofendido mucho. 27 Por eso Dios dijo: «Voy a rechazar a Judá, como lo hice con Israel, y rechazaré a Jerusalén, la ciudad que había elegido, y al templo en el que dije que viviría».

La muerte de Josías (2 Cr 35.20-27)

28-30 Un día, Necao, rey de Egipto, se dirigía hacia el río Éufrates para ayudar al rey de Asiria. Entonces el rey Josías decidió atacar a Necao en Meguido, pero Necao lo mató en cuanto lo vio. Los oficiales de Josías llevaron el cuerpo del rey en una carreta desde Meguido hasta Jerusalén, y lo enterraron en su tumba. El pueblo eligió a su hijo Joacaz para que fuera el siguiente rey de Judá. Todo lo que hizo Josías está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá.

Joacaz, rey de Judá (2 Cr 36.1-4)

31 Joacaz comenzó a gobernar a los veintitrés años. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró sólo tres meses. Su madre era de Libná, y se llamaba Hamutal hija de Jeremías. 32 Joacaz desobedeció a Dios, al igual que sus antepasados.

33 El rey Necao capturó a Joacaz y lo dejó preso en Riblá, en la región de Hamat, para que no pudiera reinar en Jerusalén. Además, obligó a Judá a pagar un impuesto de tres mil trescientos kilos de plata, y treinta y tres kilos de oro. 34 Después nombró rey a Eliaquim hijo de Josías, para que reinara en lugar de su padre, pero antes le cambió el nombre, y lo llamó Joacín. Luego llevó a Joacaz a Egipto, donde murió.

Joacín, rey de Judá (2 Cr 36.5-8)

35 Joacín le dio al rey Necao el oro y la plata que éste le pidió, y para hacerlo les cobró un impuesto a todos los habitantes del pueblo: cada uno tuvo que entregar la cantidad que le correspondía.

36 Joacín comenzó a reinar a los veinticinco años. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró once años. Su madre era de Rumá, y se llamaba Zebudá hija de Pedaías. 37 Pero este rey desobedeció a Dios, al igual que sus antepasados.

Reformas del rey Josías

23 (A)Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y Jerusalén. Y subió el rey a la casa del Señor, y con él todos los hombres de Judá, todos los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor; y leyó en su presencia[a] todas las palabras del libro del pacto(B) que había sido hallado en la casa del Señor(C). Después el rey se puso en pie junto a la columna e hizo pacto delante del Señor(D) de andar en pos del Señor y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos(E) con todo su corazón y con toda su alma, para cumplir las palabras de este pacto escritas en este libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.

Entonces el rey ordenó que el sumo sacerdote Hilcías y los sacerdotes de segundo orden y los guardianes del umbral(F), sacaran del templo del Señor todas las vasijas que se habían hecho para Baal, para la Asera[b] y para todo el ejército de los cielos(G), y los quemó fuera de Jerusalén en los campos del Cedrón y llevó sus cenizas a Betel(H). Quitó a los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, también a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, a las constelaciones y a todo el ejército de los cielos(I). Y sacó la Asera de la casa del Señor fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón, y la quemó junto al torrente Cedrón; la redujo a polvo(J) y arrojó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo(K). También derribó las casas de los dedicados a la prostitución[c](L) que estaban en la casa del Señor, donde las mujeres tejían(M) pabellones[d] para la Asera. Entonces trajo a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes habían quemado incienso, desde Geba(N) hasta Beerseba, y derribó los lugares altos de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, a la izquierda de la puerta de la ciudad. Sin embargo, los sacerdotes(O) de los lugares altos no podían subir al altar del Señor en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura[e] entre sus hermanos. 10 También profanó al Tofet[f] que está en el valle de Ben-hinom, para que nadie hiciera pasar por fuego(P) a su hijo o a su hija(Q) para honrar a Moloc(R). 11 A la entrada de la casa del Señor, junto a la cámara de Natán-melec, el oficial que estaba en las dependencias, quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol(S), y prendió fuego a los carros del sol. 12 Y los altares que estaban sobre el techo(T), el aposento alto de Acaz que habían hecho los reyes de Judá, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa del Señor el rey los derribó(U), los destrozó[g] allí y arrojó su polvo al torrente Cedrón(V). 13 El rey también profanó los lugares altos que estaban frente a Jerusalén, los que estaban a la derecha del monte de destrucción, que Salomón, rey de Israel, había edificado a Astoret, ídolo abominable de los sidonios, y a Quemos, ídolo abominable de Moab(W), y a Milcom(X), ídolo abominable de los hijos de Amón(Y). 14 Asimismo hizo pedazos los pilares sagrados(Z), derribó las Aseras y llenó sus lugares con huesos humanos(AA).

15 Además, derribó el altar que estaba en Betel(AB) y el lugar alto que había hecho Jeroboam, hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel, o sea, derribó también aquel altar y el lugar alto(AC), destruyó sus piedras[h], las redujo a polvo y quemó la Asera(AD). 16 Al volverse Josías, vio los sepulcros que estaban allí en el monte, y envió a recoger los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar, profanándolo, conforme a la palabra del Señor que había proclamado el hombre de Dios(AE) que había anunciado estas cosas. 17 Entonces dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los hombres de la ciudad le dijeron: Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y proclamó estas cosas que has hecho contra el altar de Betel(AF). 18 Y él dijo: Dejadlo en paz; que nadie moleste sus huesos. Así dejaron sus huesos intactos[i] con los huesos del profeta que vino(AG) de Samaria. 19 Josías quitó también todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel provocando a ira al Señor[j](AH); les hizo tal y como[k] había hecho en Betel. 20 Y mató sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que estaban allí, y quemó huesos humanos sobre ellos(AI). Y regresó a Jerusalén.

21 (AJ)Entonces el rey ordenó a todo el pueblo, diciendo: Celebrad la Pascua al Señor vuestro Dios como está escrito en este libro del pacto(AK). 22 En verdad que tal Pascua no se había celebrado desde los días de los jueces que gobernaban a Israel, ni en ninguno de los días de los reyes de Israel y de los reyes de Judá(AL). 23 solo en el año dieciocho del rey Josías fue celebrada esta Pascua al Señor en Jerusalén.

24 Josías también quitó[l] los médium y los espiritistas(AM), los ídolos domésticos[m](AN) y los otros ídolos(AO), y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, con el fin de confirmar[n] las palabras de la ley(AP) que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa del Señor(AQ). 25 Y antes de él no hubo rey como él que se volviera al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés, ni otro como él se levantó después de él(AR).

26 Sin embargo, el Señor no desistió[o] del furor de su gran ira, ya que ardía su ira contra Judá a causa de todas las provocaciones con que Manasés le había provocado(AS). 27 Y el Señor dijo: También quitaré a Judá de mi presencia, como he quitado a Israel(AT). Y desecharé a esta ciudad que yo había escogido, a Jerusalén, y al templo del[p] cual dije: «Mi nombre estará allí(AU)».

28 Los demás hechos de Josías y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá? 29 (AV)En sus días subió Faraón Necao, rey de Egipto, contra el rey de Asiria junto al río Eufrates(AW). Y el rey Josías fue a su encuentro, pero Faraón Necao lo mató en Meguido(AX) en cuanto lo vio. 30 Sus siervos llevaron su cuerpo[q] en carro desde Meguido, lo trajeron a Jerusalén y lo sepultaron en su sepulcro(AY). Entonces el pueblo de aquella[r] tierra tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo ungieron y lo hicieron rey en lugar de su padre(AZ).

Reinados de Joacaz y Joacim

31 (BA)Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar(BB), y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal, hija de Jeremías, de Libna(BC). 32 E hizo lo malo ante los ojos del Señor, conforme a todo lo que habían hecho sus padres(BD). 33 Y Faraón Necao(BE) lo puso en prisión en Ribla(BF), en la tierra de Hamat(BG), para que no reinara en Jerusalén; e impuso una multa sobre la tierra de cien talentos[s] de plata y un talento de oro. 34 Faraón Necao hizo rey a Eliaquim, hijo de Josías(BH), en lugar de Josías su padre, y cambió su nombre por el de Joacim. Pero tomó a Joacaz y lo llevó[t] a Egipto(BI), y allí murió(BJ). 35 Y Joacim dio la plata y el oro a Faraón, e impuso contribuciones al país para entregar el dinero conforme al mandato[u] de Faraón. Exigió la plata y el oro del pueblo de la tierra, a cada uno conforme a sus bienes, para dárselo a Faraón Necao(BK).

36 Joacim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén(BL). El nombre de su madre era Zebuda, hija de Pedaías, de Ruma. 37 E hizo lo malo ante los ojos del Señor, conforme a todo lo que habían hecho sus padres(BM).

Notas al pie

  1. 2 Reyes 23:2 Lit., a oídos de ellos
  2. 2 Reyes 23:4 I.e., símbolo de madera de una deidad femenina, y así en el resto del cap.
  3. 2 Reyes 23:7 I.e., como parte del rito pagano
  4. 2 Reyes 23:7 O, tiendas; lit., casas
  5. 2 Reyes 23:9 O, panes ázimos
  6. 2 Reyes 23:10 I.e., lugar para quemar
  7. 2 Reyes 23:12 O, corrió de
  8. 2 Reyes 23:15 Así en la versión gr. (sept.); en heb., quemó el lugar alto
  9. 2 Reyes 23:18 Lit., dejaron escapar sus huesos
  10. 2 Reyes 23:19 Así en algunas versiones antiguas; el T.M. no incluye: al Señor
  11. 2 Reyes 23:19 Lit., conforme a todos los hechos que
  12. 2 Reyes 23:24 Lit., consumió
  13. 2 Reyes 23:24 Heb., terafim
  14. 2 Reyes 23:24 O, cumplir
  15. 2 Reyes 23:26 Lit., no se apartó
  16. 2 Reyes 23:27 Lit., la casa de la
  17. 2 Reyes 23:30 Lit., el cadáver
  18. 2 Reyes 23:30 Lit., la
  19. 2 Reyes 23:33 Un talento equivale aprox. a 34 kg.
  20. 2 Reyes 23:34 Así en la versión gr. (sept.); en heb., vino
  21. 2 Reyes 23:35 Lit., a la boca