Add parallel Print Page Options

No te avergüences de testificar

Doy gracias a Dios, a quien rindo culto con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones de noche y de día. Me he acordado de tus lágrimas y deseo verte para ser lleno de gozo. Traigo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy convencido de que también en ti.

Read full chapter