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David le dijo:

—No temas. Yo quiero beneficiarte en memoria de tu papá Jonatán. Te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl, y siempre podrás sentarte a mi mesa.

Mefiboset se inclinó ante David de nuevo y dijo:

—Yo no valgo más que un perro muerto, y sin embargo Su Majestad me trata con bondad.

Entonces el rey David llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo:

—Le he dado a la familia de Saúl todo lo que pertenecía al nieto de tu amo.

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