Add parallel Print Page Options

Al séptimo año, el sacerdote Joiadá mandó llamar a los capitanes de la guardia personal del rey y a los jefes de la guardia del palacio, y los hizo entrar en el templo para hablar con ellos. Allí Joiadá les pidió jurar que guardarían en secreto lo que les iba a revelar. Luego les mostró al hijo del rey, y les ordenó:

«Esto es lo que quiero que hagan. Una tercera parte de ustedes estará de guardia en el palacio el sábado. La otra cuidará la entrada de los cimientos y la última cuidará la entrada trasera del cuartel de la guardia. De esta manera tendrán vigilado el palacio.

Read full chapter