²⁰ Por tanto, somos embajadores^(A) de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos^(B): ¡Reconciliaos con Dios^(C)! ²¹ Al que no conoció pecado^(D), le hizo pecado por nosotros^(E), para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él^(F).

¹⁴ Pues el amor de Cristo nos apremia^[a](A), habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron^(B); ¹⁵ y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos^(C). ¹⁶ De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne^(D); aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no le conocemos así. ¹⁷ De modo que si alguno está en Cristo^(E), nueva criatura es^[b](F); las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas^(G).

El ministerio de la reconciliación

¹⁸ Y todo esto procede de Dios^(H), quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo^(I), y nos dio el ministerio^(J) de la reconciliación; ¹⁹ a saber, que Dios estaba en Cristo^(K) reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres^[c] sus transgresiones^(L), y nos ha encomendado a^[d] nosotros la palabra de la reconciliación.

²⁰ Por tanto, somos embajadores^(M) de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos^(N): ¡Reconciliaos con Dios^(O)! ²¹ Al que no conoció pecado^(P), le hizo pecado por nosotros^(Q), para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él^(R).