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El Señor rechaza a Saúl

15 Un día, Samuel dijo a Saúl:

—El Señor me envió para consagrarte como rey de Israel, su pueblo. Por lo tanto, escucha lo que el Señor te quiere decir. Así dice el Señor todopoderoso: “Voy a castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues se interpusieron en su camino cuando venía de Egipto. Por lo tanto, ve y atácalos; destrúyelos junto con todas sus posesiones, y no les tengas compasión. Mata hombres y mujeres, niños y recién nacidos, y también toros y ovejas, camellos y asnos.”

Saúl mandó llamar al pueblo y le pasó revista en Telaím. Eran doscientos mil hombres de infantería y diez mil hombres de Judá. Después Saúl se dirigió a la capital de Amalec y tomó posiciones junto al arroyo, y dijo a los quenitas:

—¡Apártense! ¡Salgan de en medio de los amalecitas, para que no los destruya a ustedes junto con ellos; pues ustedes se portaron bien con los israelitas cuando venían de Egipto!

Los quenitas se apartaron de los amalecitas. Entonces Saúl atacó a los amalecitas desde Havilá hasta la entrada de Sur, que está en la frontera de Egipto, y los derrotó; tomó prisionero a Agag, su rey, y mató a filo de espada a todo su ejército. Sin embargo, Saúl y su ejército dejaron con vida a Agag, y no mataron las mejores ovejas, ni los toros, ni los becerros más gordos, ni los carneros, ni destruyeron las cosas de valor, aunque sí destruyeron todo lo que era inútil y de poco valor.

10 Luego el Señor le habló a Samuel, y le dijo:

11 —Me pesa haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis órdenes.

Samuel se quedó muy molesto, y durante toda la noche estuvo rogando al Señor. 12 A la mañana siguiente madrugó para ir al encuentro de Saúl, pero le avisaron que éste se había ido a Carmel, que allí se había levantado un monumento, y que luego, dando un rodeo, había continuado hacia Guilgal. 13 Entonces Samuel fue a donde estaba Saúl, el cual le dijo:

—El Señor te bendiga. Ya he cumplido la orden del Señor.

14 —¿Qué significan entonces esos balidos de ovejas y esos bramidos de toros que estoy escuchando? —respondió Samuel.

15 —Los han traído de Amalec —contestó Saúl—, porque la gente ha conservado las mejores ovejas y los mejores toros para ofrecerlos en sacrificio al Señor tu Dios. Pero hemos destruido lo demás.

16 —¡Calla, que te voy a comunicar lo que el Señor me dijo anoche! —le interrumpió Samuel.

—Habla —respondió Saúl.

17 Y Samuel le dijo:

—¿No te considerabas tú de poca importancia? Sin embargo, has llegado a ser el jefe de las tribus israelitas, y el Señor te ha consagrado como rey de Israel. 18 Ahora bien, si el Señor te envió con la orden estricta de destruir a esos pecadores amalecitas, y de atacarlos hasta acabar con ellos, 19 ¿por qué desobedeciste sus órdenes y te lanzaste sobre lo que se le quitó al enemigo, actuando mal a los ojos del Señor?

20 Saúl contestó:

—Yo obedecí las órdenes del Señor, y cumplí la misión que él me encomendó: he traído prisionero a Agag, rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21 Pero la tropa se quedó con ovejas y toros, lo mejor de lo que estaba destinado a la destrucción, para sacrificarlos en honor del Señor tu Dios en Guilgal.

22 Entonces Samuel dijo:

«Más le agrada al Señor que se le obedezca,
y no que se le ofrezcan sacrificios y holocaustos;
vale más obedecerlo y prestarle atención
que ofrecerle sacrificios y grasa de carneros.
23 Tanto peca el que se rebela contra él
como el que practica la adivinación;
semejante a quien adora a los ídolos
es aquel que lo desobedece.
Y como tú has rechazado sus mandatos,
ahora él te rechaza como rey.»

24 Entonces Saúl dijo a Samuel:

—Sí, he pecado, pues pasé por alto la orden del Señor y tus instrucciones, porque tuve miedo de la gente y atendí su petición. 25 Pero yo te ruego que perdones mi pecado y que regreses conmigo para adorar al Señor.

26 —No voy a regresar contigo —le respondió Samuel—, porque tú has rechazado el mandato del Señor, y ahora él te rechaza como rey de Israel.

27 Samuel se volvió para marcharse, pero Saúl lo agarró por el borde de su capa y se la desgarró. 28 Entonces Samuel le dijo a Saúl:

—De esta misma manera, el Señor ha desgarrado hoy de ti el reino de Israel. Te lo ha quitado para entregárselo a un compatriota tuyo, que es mejor que tú. 29 Porque Dios, que es la gloria de Israel, no miente ni se arrepiente, pues no es un simple hombre para arrepentirse.

30 —Yo he pecado —repitió Saúl—. Pero te ruego que ante los ancianos de Israel y ante todo el pueblo me sigas respetando como rey. Así que vuelve conmigo para adorar al Señor tu Dios.

31 Samuel volvió entonces con Saúl, y éste adoró al Señor. 32 Luego Samuel ordenó:

—Traigan ante mí a Agag, rey de Amalec.

Agag se presentó muy tranquilo ante Samuel, pensando que ya había pasado el peligro de una muerte amarga. 33 Pero Samuel le dijo:

—Con tu espada dejaste sin hijos a muchas mujeres. Pues igual que ellas quedará tu madre.

Y sin más, Samuel lo descuartizó en Guilgal, ante el Señor. 34 Después se fue a Ramá, y Saúl regresó a su casa, en Guibeá de Saúl. 35 Y Samuel nunca más volvió a ver a Saúl, aunque le causó mucha tristeza que el Señor se hubiera arrepentido de haber hecho a Saúl rey de Israel.

David es consagrado rey

16 El Señor dijo a Samuel:

—¿Hasta cuándo vas a estar triste por causa de Saúl? Ya no quiero que él siga siendo rey de Israel. Anda, llena de aceite tu cuerno, que quiero que vayas a la casa de Jesé, el de Belén, porque ya escogí como rey a uno de sus hijos.

—¿Y cómo haré para ir? —respondió Samuel—. ¡Si Saúl llega a saberlo, me matará!

El Señor le contestó:

—Toma una ternera y di que vas a ofrecérmela en sacrificio. Después invita a Jesé al sacrificio, y yo te diré lo que debes hacer. Consagra como rey a quien yo te diga.

Samuel hizo lo que el Señor le mandó. Y cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con cierto temor, y le preguntaron:

—¿Vienes en son de paz?

—Así es —respondió Samuel—. Vengo a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíquense y acompáñenme a participar en el sacrificio.

Luego Samuel purificó a Jesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio. Cuando ellos llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Con toda seguridad éste es el hombre que el Señor ha escogido como rey.»

Pero el Señor le dijo: «No te fijes en su apariencia ni en su elevada estatura, pues yo lo he rechazado. No se trata de lo que el hombre ve; pues el hombre se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.»

Entonces Jesé llamó a Abinadab, y se lo presentó a Samuel; pero Samuel comentó:

—Tampoco a éste ha escogido el Señor.

Luego le presentó Jesé a Samá; pero Samuel dijo:

—Tampoco ha escogido a éste.

10 Jesé presentó a Samuel siete de sus hijos, pero Samuel tuvo que decirle que a ninguno de ellos lo había elegido el Señor. 11 Finalmente le preguntó:

—¿No tienes más hijos?

—Falta el más pequeño, que es el que cuida el rebaño —respondió Jesé.

—Manda a buscarlo —dijo Samuel—, porque no comenzaremos la ceremonia hasta que él llegue.

12 Jesé lo mandó llamar. Y el chico era de piel sonrosada, agradable y bien parecido.

Entonces el Señor dijo a Samuel:

—Éste es. Así que levántate y conságralo como rey.

13 En seguida Samuel tomó el recipiente con aceite, y en presencia de sus hermanos consagró como rey al joven, que se llamaba David. A partir de aquel momento, el espíritu del Señor se apoderó de él. Después Samuel se despidió y se fue a Ramá.

David al servicio de Saúl

14 Entre tanto, el espíritu del Señor se había apartado de Saúl, y un espíritu maligno, enviado por el Señor, lo atormentaba. 15 Por eso, los que estaban a su servicio le dijeron:

—Como usted ve, señor nuestro, un espíritu maligno de parte de Dios lo está atormentando a usted. 16 Por eso, ordene usted a estos servidores suyos que busquen a alguien que sepa tocar el arpa, para que, cuando le ataque a usted el espíritu maligno, él toque el arpa y usted se sienta mejor.

17 —Pues busquen a alguien que sepa tocar bien, y tráiganmelo —contestó Saúl.

18 Entonces uno de ellos dijo:

—Yo he visto que uno de los hijos de Jesé, el de Belén, sabe tocar muy bien; además, es un guerrero valiente, y habla con sensatez; es bien parecido y cuenta con la ayuda del Señor.

19 Entonces Saúl mandó mensajeros a Jesé, para que le dijeran: «Envíame a tu hijo David, el que cuida las ovejas», 20 y Jesé envió su hijo David a Saúl. Con él le envió a Saúl un asno cargado de pan, un cuero de vino y un cabrito. 21 Así David se presentó ante Saúl y quedó a su servicio, y Saúl llegó a estimarlo muchísimo y lo nombró su ayudante. 22 Y Saúl envió un mensaje a Jesé, rogándole que dejara a David con él, porque le había agradado mucho. 23 Así que, cuando el espíritu maligno de parte de Dios atacaba a Saúl, David tomaba el arpa y se ponía a tocar. Con eso Saúl recobraba el ánimo y se sentía mejor, y el espíritu maligno se apartaba de él.

Saúl desobedece y es desechado

15 Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel;(A) ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.(B) Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá. Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec. Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.

10 Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: 11 Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche. 12 Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal. 13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. 14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? 15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos. 16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.

17 Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? 18 Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. 19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? 20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. 22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. 23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, 25 y vuelve conmigo para que adore a Jehová. 26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel. 27 Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y este se rasgó. 28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú. 29 Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. 30 Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios. 31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.

32 Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte. 33 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.

34 Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. 35 Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

Samuel unge a David

16 Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey. Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido. Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere. Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida? Él respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.

Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a este ha escogido Jehová. Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a este ha elegido Jehová. 10 E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a estos. 11 Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son estos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí. 12 Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque este es. 13 Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.

David toca para Saúl

14 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. 15 Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. 16 Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio. 17 Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y traédmelo. 18 Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él. 19 Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las ovejas. 20 Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David su hijo. 21 Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas. 22 Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos. 23 Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.

El Señor rechaza a Saúl

15 Un día Samuel dijo a Saúl: «El Señor me envió a ungirte como rey sobre su pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del Señor. Así dice el Señor de los Ejércitos: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no dejaron pasar al pueblo cuando salía de Egipto. Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos”».

Saúl reunió al ejército y pasó revista en Telayin: eran doscientos mil soldados de infantería más diez mil soldados de Judá. Luego se dirigió a la ciudad de Amalec y tendió una emboscada en el barranco. Los quenitas se apartaron de los amalecitas, pues Saúl les dijo: «¡Váyanse de aquí! Salgan y apártense de los amalecitas. Ustedes fueron bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto. Así que no quiero destruirlos a ustedes junto con ellos».

Saúl atacó a los amalecitas desde Javilá hasta Sur, que está cerca de la frontera de Egipto. A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada. Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; solo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.

10 La palabra del Señor vino a Samuel: 11 «Lamento haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones».

Tanto se alteró Samuel que pasó la noche clamando al Señor.

12 Por la mañana, muy temprano, se levantó y fue a encontrarse con Saúl, pero dijeron: «Saúl se fue a Carmel y allí se erigió un monumento. Luego dio una vuelta y continuó hacia Guilgal».

13 Cuando Samuel llegó, Saúl dijo:

—¡Que el Señor te bendiga! He cumplido las instrucciones del Señor.

14 —Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? —reclamó Samuel—. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca?

15 —Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec —respondió Saúl—. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos.

16 —¡Basta! —lo interrumpió Samuel—. Voy a comunicarte lo que el Señor me dijo anoche.

—Te escucho —respondió Saúl.

17 Entonces Samuel dijo:

—¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? ¿No fue el Señor quien te ungió como rey de Israel, 18 y te envió a cumplir una misión? Él te dijo: “Ve y destruye a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos hasta acabar con ellos”. 19 ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo malo ante los ojos del Señor?

20 —¡Yo sí he obedecido al Señor! —insistió Saúl—. He cumplido la misión que él me encomendó. Traje prisionero a Agag, rey de Amalec, pero destruí a los amalecitas. 21 Y del botín, los soldados tomaron ovejas y vacas, destinadas al exterminio, con el propósito de ofrecerlas en Guilgal al Señor tu Dios.

22 Samuel respondió:

«¿Qué agrada más al Señor:
    que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios
    o que se obedezca lo que él dice?
El obedecer vale más que el sacrificio,
    y prestar atención, más que la grasa de carneros.
23 La rebeldía es tan grave como la adivinación,
    y la arrogancia, como el pecado de la idolatría.
Y como tú has rechazado la palabra del Señor,
    él te ha rechazado como rey».

24 —¡He pecado! —admitió Saúl—. He desobedecido la orden del Señor y tus instrucciones. Los soldados me intimidaron y les hice caso. 25 Pero te ruego que perdones mi pecado y que regreses conmigo para que yo adore al Señor.

26 —No voy a regresar contigo —respondió Samuel—. Tú has rechazado la palabra del Señor, y él te ha rechazado como rey de Israel.

27 Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl le agarró el borde del manto y se lo arrancó. 28 Entonces Samuel dijo:

—Hoy mismo el Señor ha arrancado de tus manos el reino de Israel y se lo ha entregado a otro más digno que tú. 29 En verdad, el que es la Gloria de Israel no miente ni cambia de parecer, pues no es hombre para cambiar de opinión.

30 —¡He pecado! —respondió Saúl—. Pero te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los jefes de mi pueblo y ante todo Israel. Regresa conmigo para que yo adore al Señor tu Dios.

31 Samuel regresó con él, y Saúl adoró al Señor. 32 Luego dijo Samuel:

—Tráiganme a Agag, rey de Amalec.

Agag se acercó confiado,[a] pues pensaba: «Sin duda que el trago amargo de la muerte ya pasó».

33 Pero Samuel dijo:

—Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos,
    también sin su hijo se quedará tu madre.

Y allí en Guilgal, en presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag.

34 Luego regresó a Ramá, mientras que Saúl se fue a su casa en Guibeá de Saúl. 35 Samuel nunca más volvió a ver a Saúl, aunque hacía duelo por él. Y el Señor lamentaba haber puesto a Saúl como rey de Israel.

Samuel unge a David

16 El Señor dijo a Samuel:

—¿Cuánto tiempo vas a quedarte llorando por Saúl, si ya lo he rechazado como rey de Israel? Mejor llena de aceite tu cuerno y ponte en camino. Voy a enviarte a Belén, a la casa de Isaí, pues he escogido como rey a uno de sus hijos.

—¿Y cómo voy a ir? —respondió Samuel—. Si Saúl llega a enterarse, me matará.

—Lleva una ternera —dijo el Señor—, y diles que vas a ofrecerle al Señor un sacrificio. Invita a Isaí al sacrificio y entonces te explicaré lo que debes hacer, pues ungirás para mi servicio a quien yo te diga.

Samuel hizo lo que el Señor mandó. Pero cuando llegó a Belén, los jefes del pueblo lo recibieron con mucho temor.

—¿Vienes en son de paz? —preguntaron.

—Claro que sí. He venido a ofrecerle al Señor un sacrificio. Conságrense y vengan conmigo para tomar parte en él.

Entonces Samuel consagró a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.

Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: «Sin duda que este es el ungido del Señor». Pero el Señor dijo a Samuel:

—No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.

Entonces Isaí llamó a Abinadab para presentárselo a Samuel, pero Samuel dijo:

—A este no lo ha escogido el Señor.

Luego le presentó a Sama y Samuel repitió:

—Tampoco a este lo ha escogido el Señor.

10 Isaí le presentó a siete de sus hijos, pero Samuel dijo:

—El Señor no ha escogido a ninguno de ellos. 11 ¿Son estos todos tus hijos?

—Queda el más pequeño —respondió Isaí—, pero está cuidando el rebaño.

—Manda a buscarlo —insistió Samuel—, que no podemos continuar hasta que él llegue.

12 Isaí mandó a buscarlo y se lo trajeron. Era buen mozo, pelirrojo y de buena presencia. El Señor dijo a Samuel:

—Este es; levántate y úngelo.

13 Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá.

David al servicio de Saúl

14 El Espíritu del Señor se apartó de Saúl y en su lugar el Señor envió un espíritu maligno para que lo atormentara. 15 Sus servidores dijeron:

—Como usted se dará cuenta, un espíritu maligno de parte de Dios lo está atormentando. 16 Así que ordene usted a estos siervos suyos que busquen a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando lo ataque el espíritu maligno de parte de Dios, el músico tocará y usted se sentirá mejor.

17 —Bien —respondió Saúl—, consíganme un buen músico y tráiganlo.

18 Uno de los cortesanos sugirió:

—Conozco a un muchacho que sabe tocar el arpa. Es valiente, hábil guerrero, sabe expresarse y es de buena presencia. Además, el Señor está con él. Su padre es Isaí, el de Belén.

19 Entonces Saúl envió unos mensajeros a Isaí para decirle: «Mándame a tu hijo David, el que cuida del rebaño». 20 Isaí tomó un asno, alimento, un odre de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl por medio de su hijo David.

21 Cuando David llegó, se puso al servicio de Saúl, quien lo llegó a apreciar mucho y lo hizo su escudero. 22 Luego Saúl mandó este mensaje a Isaí: «Permite que David se quede a mi servicio, pues me ha causado muy buena impresión».

23 Cada vez que el espíritu de parte de Dios atormentaba a Saúl, David tomaba su arpa y tocaba. La música calmaba a Saúl, lo hacía sentirse mejor y el espíritu maligno se apartaba de él.

Notas al pie

  1. 15:32 confiado. O encadenado, palabra hebrea de difícil traducción.

Dios rechaza a Saúl

15 Samuel le dijo a Saúl:

«Dios me envió para que yo te nombrara rey de su pueblo. Ahora me ha enviado a darte este mensaje: 2-3 “Cuando los israelitas salieron de Egipto, los amalecitas los trataron muy mal. Por eso ahora voy a castigarlos. Anda, ataca a los amalecitas y destruye todo lo que tienen. Mata a hombres, mujeres y niños, y a sus toros, ovejas, camellos y burros. No le perdones la vida a nadie”».

Saúl reunió a su ejército en Telaim. Contó a todos sus hombres, y eran doscientos mil soldados de infantería, sin contar a los diez mil hombres de Judá que se le unieron. Se dirigió a la ciudad principal de Amalec para atacarla, y acampó junto a un arroyo. Desde allí les mandó este mensaje a los quenitas: «¡Aléjense de los amalecitas! ¡Salgan de esa ciudad! Cuando nuestro pueblo salió de Egipto, ustedes nos trataron muy bien; por eso no quiero que ustedes mueran junto con los amalecitas».

Luego Saúl atacó todo el territorio de Amalec, desde Havilá hasta Sur, que está al este de Egipto. 8-9 Mató a toda la gente de Amalec, y a todos los animales débiles y de poco valor. Sólo dejó vivo al rey Agag y a los mejores animales de los amalecitas.

10 Entonces Dios le dijo a Samuel: 11 «Saúl no me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo hecho rey!»

Al oír esto, Samuel se preocupó mucho y se pasó toda la noche rogándole a Dios que perdonara a Saúl. 12 Cuando ya estaba amaneciendo, Samuel se levantó y se fue a buscar a Saúl, pero le dijeron que se había ido a Carmel para levantar un monumento en su honor, y que de allí se había ido a Guilgal.

13 Samuel se fue a buscarlo, y cuando lo encontró, Saúl le dijo:

—¡Que Dios te bendiga! Ya cumplí con las órdenes de Dios.

14 Samuel le preguntó:

—Si en verdad las has cumplido, ¿de quién son esas ovejas y esos toros?

15 Y Saúl le respondió:

—Son los mejores animales que los soldados les quitaron a los amalecitas. Los trajeron para presentárselos como ofrenda a nuestro Dios. Todo lo demás lo destruimos.

16 Pero Samuel se enojó y le dijo a Saúl:

—¡Silencio! Ahora voy a decirte lo que Dios me dijo anoche.

—¿Qué fue lo que te dijo? —preguntó Saúl.

17 Y Samuel le contestó:

—Aunque tú mismo reconocías que no valías gran cosa, Dios te hizo rey de Israel. 18 Luego, Dios te ordenó claramente que destruyeras a los amalecitas y todo lo que les pertenecía. 19 ¿Por qué desobedeciste sus órdenes? ¿Por qué te quedaste con lo mejor del ganado de los amalecitas?

20 Y Saúl respondió:

—Yo estoy seguro de haber obedecido a Dios. Lo que me ordenó hacer, lo hice. Acabé con todos los amalecitas, y al único que dejé con vida fue al rey Agag. 21 Los soldados, por su parte, trajeron los mejores animales de los amalecitas para sacrificarlos en honor de nuestro Dios.

22 Pero Samuel le dijo:

«A Dios le agrada más que lo obedezcan,
y no que le traigan ofrendas.
Es mejor obedecerlo
que ofrecerle los mejores animales.
23 »Rebelarse contra Dios es tan malo
como consultar a brujos y a adivinos.
No está bien adorar a dioses falsos,
ni tampoco desobedecer a Dios.
Como tú no quieres nada con él,
Dios tampoco quiere nada contigo».

24 Saúl le dijo a Samuel:

—Tienes razón. Mi pecado ha sido no obedecer a Dios. Pero es que tuve miedo de los soldados; por eso los dejé hacer lo que querían. 25 ¡Por favor, perdóname y acompáñame a adorar a Dios!

26 Pero Samuel le respondió:

—Dios ya no quiere que seas rey, porque no quisiste hacer lo que te mandó. Así que yo no te voy a acompañar.

27 Luego Samuel le dio la espalda a Saúl y empezó a alejarse. Pero Saúl agarró a Samuel por el manto, y de un tirón se lo arrebató. 28 Entonces Samuel le dijo:

—Así es como Dios te va a arrebatar el reino de Israel, para dárselo a un israelita mejor que tú. 29 El Dios que le da la victoria a Israel siempre cumple su palabra, no cambia de opinión, como lo hace la gente.

30 Saúl le rogó:

—Reconozco mi pecado pero, por favor, ¡trátame como rey delante de los jefes del pueblo y de toda la gente! ¡Ven conmigo y hagamos un culto para adorar a Dios!

31 Samuel aceptó ir con Saúl, y los dos adoraron a Dios. 32 Luego, Samuel ordenó: «¡Tráiganme a Agag, el rey de los amalecitas!»

Mientras lo llevaban ante Samuel, Agag pensó que ya no lo iban a matar. 33 Pero Samuel dijo: «Así como muchas mujeres sufrieron cuando mataste a sus hijos, así también va a sufrir tu madre, pues te voy a matar».

Y allí mismo en Guilgal, en presencia de Dios, Samuel cortó en pedazos a Agag. 34 Luego Samuel regresó a Ramá, y Saúl se fue a Guibeá, que era donde vivía. 35 Samuel jamás volvió a ver a Saúl, aunque siempre sintió por él una gran tristeza. Y también a Dios le causó pesar el haber puesto a Saúl como rey de Israel.

Historia del rey David (16.1—31.13)

David es elegido rey

16 Dios le dijo a Samuel:

—¿Hasta cuándo vas a estar triste por Saúl? Yo lo he rechazado, así que ya no será rey. Mejor ve a Belén, donde vive Jesé. Ya he elegido a uno de sus hijos para que sea rey de Israel. Lleva aceite contigo y derrámaselo en la cabeza como símbolo de mi elección.

Pero Samuel le dijo:

—Dios mío, si Saúl llega a saberlo, me va a matar. ¿Cómo se lo voy a ocultar?

Dios le dijo:

—Llévate una vaquita y dile que vas a presentarme una ofrenda. Pídele a Jesé que te acompañe. Cuando yo te diga a cuál de sus hijos he elegido como rey, tú le pondrás aceite en la cabeza.

Y Samuel obedeció a Dios. Cuando llegó a Belén, los líderes del pueblo se preocuparon mucho y le dijeron:

—¿A qué has venido? ¿Hay algún problema?

Samuel les contestó:

—Todo está bien. No pasa nada. Sólo vine a presentarle a Dios esta ofrenda. Prepárense y vengan conmigo al culto.

Samuel mismo preparó a Jesé y a sus hijos para que pudieran acompañarlo en el culto.

Cuando llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Estoy seguro de que Dios ha elegido a este joven».

Pero Dios le dijo: «Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Éste no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón».

Jesé llamó entonces a Abinadab, y se lo presentó a Samuel. Pero Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido Dios».

Luego Jesé llamó a Samá, pero Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido Dios».

10 Jesé le presentó a Samuel siete hijos suyos, pero Samuel le dijo que ninguno de ellos era el elegido de Dios. 11 Finalmente, le preguntó a Jesé:

—¿Ya no tienes más hijos?

Y Jesé le contestó:

—Tengo otro, que es el más joven. Está cuidando las ovejas.

Samuel le dijo:

—Manda a llamarlo, pues no podemos continuar hasta que él venga.

12 Jesé hizo llamar a David, que era un joven de piel morena, ojos brillantes y muy bien parecido. Entonces Dios le dijo a Samuel: «Levántate y échale aceite en la cabeza, porque él es mi elegido».

13 Samuel tomó aceite y lo derramó sobre David, en presencia de sus hermanos. Después de eso, regresó a Ramá. En cuanto a David, desde ese día el espíritu de Dios lo llenó de poder.

David sirve a Saúl

14 Al mismo tiempo, el espíritu de Dios abandonó a Saúl, y un mal espíritu que Dios le envió comenzó a atormentarlo. 15 Un día, uno de los sirvientes de Saúl le dijo:

«Dios ha enviado sobre Su Majestad un espíritu malo, y le está haciendo mucho daño. 16 Mande usted a buscar a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando venga ese mal espíritu, el músico tocará y usted se sentirá mejor».

17 Saúl le ordenó a sus sirvientes:

—Busquen a alguien que toque bien el arpa, y tráiganmelo.

18 Uno de ellos le dijo:

—Yo conozco a uno. Se llama David, y es hijo de Jesé, el que vive en Belén. David toca muy bien el arpa, y es también un guerrero muy valiente; además, sabe hablar bien y es muy bien parecido. ¡Y Dios siempre lo ayuda!

19 Entonces Saúl le envió a Jesé este mensaje: «Envíame a tu hijo David, el que cuida las ovejas».

20 Jesé envió a su hijo David, y aprovechó la ocasión para enviarle a Saúl, como regalo, un burro cargado con pan, un recipiente de cuero lleno de vino, y un cabrito.

21 David llegó al palacio y se puso al servicio de Saúl. Y tanto le agradó David a Saúl que lo tomó como uno de sus ayudantes.

Siempre que el espíritu malo atacaba a Saúl, David tocaba el arpa; entonces el espíritu malo se alejaba y Saúl se sentía aliviado.

22-23 Por eso Saúl le mandó a decir a Jesé: «Estoy muy contento con tu hijo. Déjalo que se quede conmigo, para que sea mi ayudante».

Desobediencia de Saúl

15 Samuel dijo a Saúl: El Señor me envió a que te ungiera por rey sobre su pueblo, sobre Israel(A); ahora pues, está atento a[a] las palabras del Señor. Así dice el Señor de los ejércitos: «Yo castigaré[b] a Amalec por lo que hizo a Israel(B), cuando se puso contra él en el camino mientras subía de Egipto. Ve ahora, y ataca[c] a Amalec, y destruye[d] por completo[e] todo lo que tiene, y no te apiades de él(C); antes bien, da muerte tanto a hombres como a mujeres, a niños como a niños de pecho, a bueyes como a ovejas, a camellos como a asnos(D)».

Entonces Saúl convocó al pueblo, y los contó[f] en Telaim(E): doscientos mil soldados de a pie, y diez mil hombres de Judá. Saúl fue a la ciudad de Amalec y se emboscó en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos(F): Idos, apartaos, descended de entre los amalecitas, para que no os destruya con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel cuando subían de Egipto(G). Y los ceneos se apartaron de entre los amalecitas. Saúl derrotó[g] a los amalecitas(H) desde Havila(I) en dirección a Shur(J), que está al oriente[h] de Egipto. Capturó vivo a Agag, rey de los amalecitas(K), y destruyó por completo a todo el pueblo a filo de espada(L). Pero Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, de los bueyes, de los animales engordados, de los corderos y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir por completo; pero todo lo despreciable y sin valor lo destruyeron totalmente(M).

10 Entonces vino la palabra del Señor a Samuel, diciendo: 11 Me pesa haber hecho rey a Saúl(N), porque ha dejado de seguirme[i](O) y no ha cumplido mis mandamientos. Y Samuel se conmovió, y clamó al Señor toda la noche(P). 12 Y se levantó Samuel muy de mañana para ir al encuentro de Saúl; y se le dio aviso a Samuel, diciendo: Saúl se ha ido a Carmel(Q), y he aquí que ha levantado un monumento para sí, y dando la vuelta, ha seguido adelante bajando[j] a Gilgal(R). 13 Entonces Samuel vino a Saúl, y Saúl le dijo: ¡Bendito seas del Señor(S)! He cumplido el mandamiento del Señor. 14 Pero Samuel dijo: ¿Qué es este balido[k] de ovejas en mis oídos y el mugido[l] de bueyes que oigo(T)? 15 Y Saúl respondió: Los han traído de los amalecitas, porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de los bueyes, para sacrificar al Señor tu Dios(U); pero lo demás lo destruimos por completo. 16 Dijo entonces Samuel a Saúl: Espera, déjame declararte lo que el Señor me dijo anoche. Y él le dijo: Habla.

17 Y Samuel dijo: ¿No es verdad que aunque eras pequeño a tus propios ojos, fuiste nombrado jefe de las tribus de Israel(V) y el Señor te ungió rey sobre Israel? 18 Y el Señor te envió en una misión[m], y dijo: «Ve, y destruye por completo a los pecadores, los amalecitas, y lucha contra ellos hasta que sean exterminados(W)». 19 ¿Por qué, pues, no obedeciste la voz del Señor, sino que te lanzaste sobre el botín e hiciste lo malo ante los ojos del Señor(X)?

20 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo obedecí la voz del Señor(Y), y fui en la misión[n] a la cual el Señor me envió, y he traído a Agag, rey de Amalec, y he destruido por completo a los amalecitas. 21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y bueyes, lo mejor de las cosas dedicadas al anatema, para ofrecer sacrificio al Señor tu Dios(Z) en Gilgal. 22 Y Samuel dijo:

¿Se complace el Señor tanto
en holocaustos y sacrificios(AA)
como en la obediencia[o] a la voz del Señor?
He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio(AB),
y el prestar atención, que la grosura de los carneros.
23 Porque la rebelión es como pecado de adivinación(AC),
y la desobediencia[p], como iniquidad e idolatría(AD).
Por cuanto has desechado la palabra del Señor,
Él también te ha desechado para que no seas[q] rey(AE).

Saúl rechazado por el Señor

24 Entonces Saúl dijo a Samuel: He pecado(AF); en verdad he quebrantado el mandamiento[r] del Señor y tus palabras, porque temí al pueblo y escuché su voz(AG). 25 Ahora pues, te ruego que perdones mi pecado y vuelvas conmigo para que adore al Señor(AH). 26 Pero Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque has desechado la palabra del Señor, y el Señor te ha desechado para que no seas[s] rey sobre Israel(AI). 27 Cuando Samuel se volvía para irse, Saúl asió el borde de su manto, y este se rasgó(AJ). 28 Entonces Samuel le dijo: Hoy el Señor ha arrancado de ti el reino de Israel(AK), y lo ha dado a un prójimo tuyo que es mejor que tú. 29 También la Gloria[t](AL) de Israel no mentirá ni cambiará su propósito, porque Él no es hombre para que cambie de propósito(AM). 30 Y Saúl dijo: He pecado, pero te ruego que me honres ahora delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel(AN) y que regreses conmigo para que yo adore al Señor tu Dios(AO). 31 Volvió Samuel tras Saúl, y Saúl adoró al Señor.

32 Entonces Samuel dijo: Traedme a Agag, rey de los amalecitas. Y Agag vino a él alegremente[u]. Y Agag dijo: Ciertamente, la amargura de la muerte ha pasado ya. 33 Pero Samuel dijo: Como tu espada ha dejado a las mujeres sin hijos, así también tu madre será sin hijo entre las mujeres(AP). Y Samuel despedazó a Agag delante del Señor en Gilgal.

34 Luego Samuel se fue a Ramá(AQ), pero Saúl subió a su casa en Guibeá de Saúl(AR). 35 Samuel no vio más a Saúl hasta el día de su muerte(AS). Y Samuel lloraba por Saúl(AT), pues el Señor se había arrepentido de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

David ungido por Samuel

16 Y el Señor dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo te lamentarás por Saúl(AU), después que yo lo he desechado para que no reine[v] sobre Israel(AV)? Llena tu cuerno de aceite y ve(AW); te enviaré a Isaí(AX), el de Belén, porque de entre sus hijos he escogido[w] un rey para mí(AY). Y Samuel respondió: ¿Cómo puedo ir? Cuando Saúl lo sepa, me matará. Y el Señor dijo: Toma contigo una novilla y di: «He venido a ofrecer sacrificio al Señor(AZ)». Invitarás a Isaí al sacrificio y yo te mostraré lo que habrás de hacer(BA); entonces me ungirás a aquel que yo te indique[x](BB). Samuel hizo lo que el Señor dijo, y fue a Belén(BC). Y los ancianos de la ciudad vinieron a su encuentro temblando y dijeron: ¿Vienes en paz(BD)? Y él respondió: En paz. He venido a ofrecer sacrificio al Señor. Consagraos y venid conmigo al sacrificio(BE). Samuel consagró también a Isaí y a sus hijos y los invitó al sacrificio.

Y aconteció que cuando ellos entraron, vio a Eliab(BF), y se dijo: Ciertamente el ungido del Señor está delante de Él. Pero el Señor dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como[y] el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón(BG). Entonces Isaí llamó a Abinadab(BH) y lo hizo pasar delante de Samuel. Y este dijo: Tampoco a este ha escogido el Señor. Después Isaí hizo pasar a Sama[z](BI). Y él dijo: Tampoco a este ha escogido el Señor. 10 Isaí hizo pasar a siete de sus hijos delante de Samuel. Pero Samuel dijo a Isaí: El Señor no ha escogido a estos. 11 Y Samuel dijo a Isaí: ¿Son estos todos tus hijos[aa]? Y él respondió: Aún queda el menor, que[ab] está apacentando las ovejas(BJ). Entonces Samuel dijo a Isaí: Manda a buscarlo[ac], pues no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga acá. 12 Y envió por él y lo hizo entrar. Era rubio[ad], de ojos hermosos y bien parecido(BK). Y el Señor dijo: Levántate, úngele; porque este es(BL). 13 Entonces Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos(BM); y el Espíritu del Señor vino poderosamente sobre David desde aquel día en adelante(BN). Luego Samuel se levantó y se fue a Ramá.

David, escudero de Saúl

14 El Espíritu del Señor se apartó de Saúl(BO), y un espíritu malo de parte del Señor le atormentaba(BP). 15 Entonces los siervos de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te está atormentando. 16 Ordene ahora nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen un hombre que sepa tocar el arpa[ae], y[af] cuando el espíritu malo de parte de Dios esté sobre ti, él tocará el arpa con su mano(BQ) y te pondrás bien. 17 Entonces Saúl dijo a sus siervos: Buscadme ahora un hombre que toque bien y traédmelo. 18 Y respondió uno de los mancebos y dijo: He aquí, he visto a un hijo de Isaí, el de Belén, que sabe tocar, es poderoso y valiente, un hombre de guerra(BR), prudente en su hablar, hombre bien parecido y el Señor está con él(BS). 19 Entonces Saúl envió mensajeros a Isaí y dijo: Envíame a tu hijo David, el que está con el rebaño. 20 Tomó Isaí un asno cargado de pan, un odre de vino y un cabrito, y los envió a Saúl con su hijo David(BT). 21 David fue a Saúl y le servía[ag]; y Saúl lo amó grandemente(BU) y lo hizo su escudero. 22 Y Saúl envió a decir a Isaí: Te ruego que David se quede delante de mí, pues ha hallado gracia ante mis ojos. 23 Sucedía que cuando el espíritu malo de parte de Dios venía a Saúl, David tomaba el arpa[ah], la tocaba con su mano, y Saúl se calmaba y se ponía bien, y el espíritu malo se apartaba de él(BV).

Notas al pie

  1. 1 Samuel 15:1 Lit., escucha el sonido de
  2. 1 Samuel 15:2 O, visitaré
  3. 1 Samuel 15:3 Lit., hiere
  4. 1 Samuel 15:3 Lit., destruid
  5. 1 Samuel 15:3 O, dedica al anatema, y así en el resto del cap.
  6. 1 Samuel 15:4 O, los alistó
  7. 1 Samuel 15:7 Lit., hirió
  8. 1 Samuel 15:7 Lit., antes
  9. 1 Samuel 15:11 Lit., se ha vuelto de en pos de mí
  10. 1 Samuel 15:12 Lit., y descendió
  11. 1 Samuel 15:14 Lit., sonido
  12. 1 Samuel 15:14 Lit., sonido
  13. 1 Samuel 15:18 Lit., un camino
  14. 1 Samuel 15:20 Lit., el camino
  15. 1 Samuel 15:22 Lit., obedecer
  16. 1 Samuel 15:23 O, insubordinación
  17. 1 Samuel 15:23 Lit., de ser
  18. 1 Samuel 15:24 Lit., la boca
  19. 1 Samuel 15:26 Lit., de ser
  20. 1 Samuel 15:29 O, Eminencia
  21. 1 Samuel 15:32 Otra posible lectura es: atado; la versión gr. (sept.) dice: temblando
  22. 1 Samuel 16:1 Lit., de reinar
  23. 1 Samuel 16:1 Lit., he visto
  24. 1 Samuel 16:3 Lit., diga
  25. 1 Samuel 16:7 Así en gr.; en heb., pues no es lo que
  26. 1 Samuel 16:9 En 2 Sam. 13:3 y en 1 Crón. 2:13, Simea
  27. 1 Samuel 16:11 Lit., los muchachos
  28. 1 Samuel 16:11 Lit., y he aquí
  29. 1 Samuel 16:11 Lit., Envía y tómalo
  30. 1 Samuel 16:12 Lit., rojizo
  31. 1 Samuel 16:16 O, la lira
  32. 1 Samuel 16:16 Lit., y sucederá que
  33. 1 Samuel 16:21 Lit., estaba delante de él
  34. 1 Samuel 16:23 O, la lira