Adonías usurpa el trono

El rey David era ya tan anciano y entrado en años que, por más que lo abrigaban, no conseguía entrar en calor. Por eso sus servidores le dijeron: «Busquemos a una joven virgen para que atienda a nuestro señor el rey, lo cuide y se acueste a su lado para darle calor».

Así que fueron por todo Israel en busca de una muchacha hermosa. Entonces encontraron a una sunamita llamada Abisag y se la llevaron al rey. La muchacha era realmente muy hermosa y se dedicó a cuidar y a servir al rey, aunque el rey nunca tuvo relaciones sexuales con ella.

Adonías, cuya madre fue Jaguit, se llenó de ambición y dijo: «¡Yo voy a ser rey!». Por lo tanto, consiguió carros de combate, caballos[a] y cincuenta guardias de escolta. Adonías, que había nacido inmediatamente luego de Absalón, era muy bien parecido. Y como David, su padre, nunca lo había contrariado ni le había pedido cuentas de lo que hacía, Adonías se confabuló con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, y estos le dieron su apoyo. Quienes no lo apoyaron fueron el sacerdote Sadoc, Benaías, hijo de Joyadá, el profeta Natán, Simí, Reguí y la guardia personal de David.

Cerca de Enroguel, junto a la peña de Zojélet, Adonías ofreció un sacrificio de ovejas, bueyes y terneros engordados. Invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los funcionarios reales de Judá, 10 pero no invitó al profeta Natán, ni a Benaías, ni a la guardia real ni a su hermano Salomón. 11 Por eso Natán preguntó a Betsabé, la madre de Salomón: «¿Ya sabes que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey a espaldas de nuestro señor David? 12 Pues, si quieres salvar tu vida y la de tu hijo Salomón, déjame darte un consejo: 13 Ve a presentarte ante el rey David y dile: “¿Acaso no le había jurado mi señor el rey a esta servidora suya que mi hijo Salomón reinaría después de usted y se sentaría en su trono? ¿Cómo es que ahora el rey es Adonías?”. 14 Mientras tú estés allí, hablando con el rey, yo entraré para confirmar tus palabras».

15 Betsabé se dirigió entonces a la habitación del rey. Como este ya era muy anciano, lo atendía Abisag la sunamita. 16 Al llegar Betsabé, se inclinó y postró ante el rey y este le preguntó:

—¿Qué quieres?

17 —Mi señor juró por el Señor su Dios a esta servidora suya —contestó Betsabé—, que mi hijo Salomón reinaría después de usted y se sentaría en su trono. 18 Pero ahora resulta que Adonías se ha proclamado rey a espaldas de usted, mi señor y rey. 19 Ha sacrificado una gran cantidad de toros, terneros engordados y ovejas. También ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, comandante del ejército; sin embargo, no invitó a su servidor Salomón. 20 Mi señor y rey, todo Israel está a la expectativa y quiere que usted le diga quién lo sucederá en el trono. 21 De lo contrario, tan pronto como mi señor el rey muera, mi hijo Salomón y yo seremos acusados de alta traición.

22 Mientras Betsabé hablaba con el rey, llegó el profeta Natán, 23 y el rey se enteró de su llegada. Entonces Natán se presentó ante el rey, se postró con su rostro en tierra 24 y dijo:

—Mi señor y rey, ¿acaso ha decretado usted que Adonías lo suceda en el trono? 25 Pregunto esto porque él ha ido hoy a sacrificar una gran cantidad de toros, terneros engordados y ovejas. Además, ha invitado a todos los hijos del rey, a los comandantes del ejército y al sacerdote Abiatar; allí están todos ellos comiendo y bebiendo y gritando en su presencia: “¡Viva el rey Adonías!”. 26 Sin embargo, no me invitó a mí, su servidor, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaías, hijo de Joyadá, ni a su servidor Salomón. 27 ¿Será posible que mi señor y rey haya hecho esto sin dignarse comunicarles a sus servidores quién lo sucederá en el trono?

David proclama rey a Salomón(A)

28 Al oír esto, el rey David ordenó:

—¡Llamen a Betsabé!

Ella entró y se quedó de pie ante el rey. 29 Entonces el rey le hizo este juramento:

—Tan cierto como que vive el Señor, que me ha librado de toda angustia, 30 te aseguro que hoy cumpliré lo que te juré por el Señor, el Dios de Israel. Yo te prometí que tu hijo Salomón me sucederá en el trono y reinará en mi lugar.

31 Betsabé se inclinó ante el rey y, postrándose rostro en tierra, exclamó:

—¡Que viva para siempre mi señor el rey David!

32 David ordenó:

—Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías, hijo de Joyadá.

Cuando los tres se presentaron ante el rey, 33 este les dijo:

—Tomen con ustedes a los funcionarios de la corte, monten a mi hijo Salomón en mi propia mula, y bajen con él a Guijón 34 para que el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo unjan como rey de Israel. Toquen luego la trompeta y griten: “¡Viva el rey Salomón!”. 35 Después de eso, regresen con él para que ocupe el trono en mi lugar y me suceda como rey, pues he dispuesto que sea él quien gobierne a Israel y a Judá.

36 —¡Que así sea! —le respondió Benaías, hijo de Joyadá—. ¡Que así lo confirme el Señor, Dios de mi señor el rey! 37 Que así como el Señor estuvo con mi señor el rey, esté también con Salomón; ¡y que engrandezca su trono aún más que el trono de mi señor el rey David!

38 El sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benaías, hijo de Joyadá, y los quereteos y los peleteos, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo escoltaron mientras bajaban hasta Guijón. 39 Allí el sacerdote Sadoc tomó el cuerno de aceite que estaba en la Tienda y ungió a Salomón. Tocaron entonces la trompeta y todo el pueblo gritó: «¡Viva el rey Salomón!». 40 Luego, todos subieron detrás de él, tocando flautas y lanzando gritos de alegría. Era tal el estruendo que la tierra temblaba.

41 Adonías y todos sus invitados estaban por terminar de comer cuando sintieron el estruendo. Al oír el sonido de la trompeta, Joab preguntó:

—¿Por qué habrá tanta bulla en la ciudad?

42 Aún estaba hablando cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar.

—¡Entra! —dijo Adonías—. Un hombre respetable como tú debe traer buenas noticias.

43 —¡No es así! —exclamó Jonatán—. Nuestro señor el rey David ha nombrado rey a Salomón. 44 También ha ordenado que el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benaías, hijo de Joyadá, con los quereteos y los peleteos, monten a Salomón en la mula del rey. 45 Sadoc y Natán lo han ungido como rey en Guijón. Desde allí han subido lanzando gritos de alegría y la ciudad está alborotada. A eso se debe el griterío que se escucha. 46 Además, Salomón se ha sentado en el trono real 47 y los funcionarios de la corte han ido a felicitar a nuestro señor, el rey David. Hasta le desearon que su Dios hiciera el nombre de Salomón más famoso todavía que el de David y que engrandeciera el trono de Salomón más que el suyo. Ante eso, el rey se postró en su cama 48 y dijo: “¡Alabado sea el Señor, Dios de Israel, que hoy me ha concedido ver a mi sucesor sentarse en mi trono!”.

49 Al oír eso, todos los invitados de Adonías se levantaron llenos de miedo y se dispersaron. 50 Adonías, por temor a Salomón, se refugió en el santuario, en donde se agarró de los cuernos del altar. 51 No faltó quien fuera a decirle a Salomón:

—Adonías tiene miedo de usted, rey Salomón, y está agarrado de los cuernos del altar. Ha dicho: “¡Quiero que hoy mismo jure el rey Salomón que no condenará a muerte a este servidor suyo!”.

52 Salomón respondió:

—Si demuestra que es un hombre de honor, no perderá ni un cabello de su cabeza; pero si se le sorprende en alguna maldad, será condenado a muerte.

53 Acto seguido, el rey Salomón mandó que lo trajeran. Cuando Adonías llegó, se postró ante el rey Salomón y este le ordenó que se fuera a su casa.

Últimas instrucciones de David(B)

David ya estaba próximo a morir, así que dio estas instrucciones a su hijo Salomón:

«Yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. ¡Cobra ánimo y pórtate como hombre! Cumple las órdenes del Señor tu Dios; sigue sus caminos y cumple sus estatutos, mandamientos, ordenanzas y mandatos, los cuales están escritos en la Ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas, y el Señor cumplirá esta promesa que me hizo: “Si tus descendientes cuidan su conducta y me son fieles con toda el alma y de todo corazón, nunca faltará un sucesor tuyo en el trono de Israel”.

»Ahora bien, tú mismo sabes lo que me hizo Joab hijo de Sarvia: derramó sangre en tiempo de paz como si estuviera en guerra. Mató a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Jéter, los dos comandantes de los ejércitos israelitas, manchándose así su cinturón y sus sandalias. Por tanto, usa la cabeza y no lo dejes llegar a viejo y morir en paz.[b]

»En cambio, sé bondadoso con los hijos de Barzilay de Galaad y permíteles comer en tu mesa, pues ellos me ampararon cuando huía de tu hermano Absalón.

»También encárgate de Simí, hijo de Guerá, ese benjamita de Bajurín que me lanzó terribles maldiciones cuando me dirigía a Majanayin. Es cierto que, cuando fue al Jordán a recibirme, le juré por el Señor que no lo condenaría a muerte. Sin embargo, no tienes ya por qué perdonarle la vida. Tú eres inteligente y sabrás qué hacer con él; aunque ya está viejo, hazlo sufrir una muerte sangrienta».[c]

10 David murió y fue sepultado en la ciudad que lleva su nombre. 11 Había reinado siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén, así que en total reinó en Israel cuarenta años. 12 Lo sucedió en el trono su hijo Salomón y así se consolidó firmemente su reino.

Salomón consolida el reino

13 Adonías, hijo de Jaguit, fue a ver a Betsabé, madre de Salomón, y Betsabé le preguntó:

—¿Vienes en son de paz?

—Sí —respondió él—; 14 tengo algo que comunicarle.

—Habla —contestó ella.

15 —Como usted sabe —dijo Adonías—, el reino me pertenecía y todos los israelitas esperaban que yo llegara a ser rey. Pero ahora el reino ha pasado a mi hermano, que lo ha recibido por voluntad del Señor. 16 Pues bien, tengo una petición que hacerle; por favor, no me la niegue.

—Continúa —dijo ella.

17 —Por favor, pídale usted al rey Salomón que me dé como esposa a Abisag la sunamita; a usted no se lo negará.

18 —Muy bien —contestó Betsabé—, hablaré al rey en tu favor.

19 Betsabé fue a ver al rey Salomón para interceder en favor de Adonías. El rey se puso de pie para recibirla y se inclinó ante ella; luego se sentó en su trono y mandó que pusieran otro trono para su madre y ella se sentó a la derecha del rey.

20 —Quiero pedirte un pequeño favor —dijo ella—. Te ruego que no me lo niegues.

—Dime de qué se trata, madre mía. A ti no puedo negarte nada.

21 Ella continuó:

—Concédele a tu hermano Adonías casarse con Abisag la sunamita.

22 —Pero ¿cómo puedes pedirme semejante cosa? —respondió el rey a su madre—. Es mi hermano mayor, y cuenta con el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab, hijo de Sarvia. ¡Realmente me estás pidiendo que le ceda el trono!

23 Dicho esto, el rey Salomón juró por el Señor: «¡Que Dios me castigue sin piedad si no hago que Adonías pague con su vida por esa petición! 24 El Señor me ha establecido firmemente en el trono de mi padre y conforme a su promesa me ha dado una dinastía. Por tanto, tan cierto como que él vive, ¡hoy mismo Adonías morirá!».

25 Enseguida el rey Salomón dio a Benaías, hijo de Joyadá, la orden de matar a Adonías.

26 Al sacerdote Abiatar, el rey mismo ordenó: «Regresa a tus tierras en Anatot. Mereces la muerte, pero por el momento no voy a quitarte la vida, pues compartiste con David mi padre todas sus penurias y en su presencia llevaste el arca del Señor y Dios». 27 Fue así como, al destituir Salomón a Abiatar del sacerdocio del Señor, se cumplió la palabra que el Señor había pronunciado en Siló contra la familia de Elí.

28 Joab había conspirado con Adonías, aunque no con Absalón, así que al oír que Adonías había muerto, fue a refugiarse en la Tienda del Señor, agarrándose de los cuernos del altar. 29 Cuando dijeron a Salomón que Joab había huido a la Tienda del Señor y que estaba junto al altar, el rey ordenó a Benaías, hijo de Joyadá, que fuera a matarlo. 30 Benaías fue a la Tienda del Señor y dijo a Joab:

—El rey te ordena que salgas.

—¡No! —respondió Joab—. ¡De aquí solo me sacarán muerto!

Benaías fue y contó al rey lo que había dicho Joab.

31 —¡Pues dale gusto! —ordenó el rey—. ¡Mátalo y entiérralo! De ese modo me absolverás a mí y a mi familia de la sangre inocente que derramó Joab. 32 El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner, hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él. 33 ¡Que la culpa de esas muertes recaiga para siempre sobre la cabeza de Joab y de sus descendientes! ¡Pero que la paz del Señor permanezca para siempre con David y sus descendientes, con su linaje y su trono!

34 Benaías, hijo de Joyadá, fue y mató a Joab e hizo que lo sepultaran en su hacienda de la estepa. 35 Entonces el rey puso a Benaías, hijo de Joyadá, sobre el ejército en lugar de Joab y al sacerdote Sadoc lo puso en lugar de Abiatar. 36 Luego mandó llamar a Simí y le dijo:

—Constrúyete una casa en Jerusalén y quédate allí. No salgas a ninguna parte, 37 porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya.

38 —De acuerdo —respondió Simí al rey—. Yo estoy para servir a mi señor el rey y acataré sus órdenes.

Simí permaneció en Jerusalén por un buen tiempo, 39 pero tres años más tarde dos de sus esclavos escaparon a Gat, donde reinaba Aquis, hijo de Macá. Cuando avisaron a Simí que sus esclavos estaban en Gat, 40 aparejó su asno y se fue allá a buscarlos y traerlos de vuelta.

41 Al oír Salomón que Simí había ido de Jerusalén a Gat y había regresado, 42 lo mandó llamar y dijo:

—Yo te hice jurar por el Señor y te advertí: “El día que salgas a cualquier lugar, podrás darte por muerto”. Y tú dijiste que estabas de acuerdo y que obedecerías. 43 ¿Por qué, pues, no cumpliste con tu juramento al Señor ni obedeciste la orden que te di?

44 El rey también dijo a Simí:

—Tú bien sabes cuánto daño le hiciste a mi padre David; ahora el Señor se vengará de ti por tu maldad. 45 En cambio, yo seré bendecido y el trono de David permanecerá firme para siempre en presencia del Señor.

46 Acto seguido, el rey dio la orden a Benaías, hijo de Joyadá, y este fue y mató a Simí.

Así se consolidó el reino en manos de Salomón.

Salomón pide sabiduría(C)

Salomón entró en alianza con el faraón, rey de Egipto, casándose con su hija, a la cual llevó a la Ciudad de David mientras terminaba de construir su palacio, el templo del Señor y el muro alrededor de Jerusalén. Como aún no se había construido un templo en honor al nombre del Señor, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos. Salomón amaba al Señor y cumplía los decretos de su padre David. Sin embargo, también iba a los santuarios locales para ofrecer sacrificios y quemar incienso.

Como en Gabaón estaba el santuario más importante, Salomón acostumbraba a ir al lugar para ofrecer sacrificios. Allí ofreció mil holocaustos; y en ese mismo sitio se apareció el Señor en un sueño y le dijo:

—Pídeme lo que quieras.

Salomón respondió:

—Tú trataste con mucho amor a tu siervo David, mi padre, pues se condujo delante de ti con lealtad, justicia y honestidad.[d] Y como hoy se puede ver, has reafirmado tu gran amor al concederle que un hijo suyo lo suceda en el trono.

»Ahora, Señor mi Dios, me has hecho rey en lugar de mi padre David. No soy más que un muchacho y apenas sé cómo comportarme. Sin embargo, aquí me tienes, un siervo tuyo en medio del pueblo que has escogido, un pueblo tan numeroso que es imposible contarlo. Yo te ruego que des a tu siervo discernimiento para gobernar a tu pueblo y para distinguir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién podrá gobernar a este gran pueblo tuyo?».

10 Al Señor le agradó que Salomón hubiera hecho esa petición. 11 Y Dios le dijo:

—Como has pedido esto, y no larga vida ni riquezas para ti, ni has pedido la muerte de tus enemigos, sino discernimiento para administrar justicia, 12 voy a concederte lo que has pedido. Te daré un corazón sabio y prudente, como nadie antes de ti lo ha tenido ni lo tendrá después. 13 Además, aunque no me lo has pedido, te daré tantas riquezas y esplendor que en toda tu vida ningún rey podrá compararse contigo. 14 Si andas por mis caminos y obedeces mis estatutos y mandamientos, como lo hizo tu padre David, te daré una larga vida.

15 Cuando Salomón despertó y se dio cuenta del sueño que había tenido, regresó a Jerusalén. Se presentó ante el arca del pacto del Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Luego ofreció un banquete para toda su corte.

Un gobernante sabio

16 Tiempo después, dos prostitutas fueron a presentarse ante el rey. 17 Una de ellas le dijo:

—Mi señor, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Mientras ella estaba allí conmigo, yo di a luz 18 y a los tres días también ella dio a luz. No había en la casa nadie más que nosotras dos.

19 »Pues bien, una noche esta mujer se acostó encima de su hijo y el niño murió. 20 Pero ella se levantó a medianoche, mientras yo dormía, y, tomando a mi hijo, lo acostó junto a ella y puso a su hijo muerto a mi lado. 21 Cuando amaneció, me levanté para amamantar a mi hijo, ¡y me di cuenta de que estaba muerto! Pero, al clarear el día, lo observé bien y pude ver que no era el hijo que yo había dado a luz».

22 —¡No es cierto! —exclamó la otra mujer—. ¡El niño que está vivo es el mío y el muerto es el tuyo!

—¡Mientes! —insistió la primera—. El niño muerto es el tuyo y el que está vivo es el mío.

Y se pusieron a discutir delante del rey.

23 El rey deliberó: «Una dice: “El niño que está vivo es el mío y el muerto es el tuyo”. Y la otra dice: “¡No es cierto! El niño muerto es el tuyo y el que está vivo es el mío”».

24 Entonces ordenó:

—Tráiganme una espada.

Cuando se la trajeron, 25 dijo:

—Partan en dos al niño que está vivo y denle una mitad a esta y la otra mitad a aquella.

26 La verdadera madre, angustiada por su hijo, dijo al rey:

—¡Por favor, mi señor! ¡Dele usted a ella el niño que está vivo, pero no lo mate!

En cambio, la otra exclamó:

—¡Ni para mí ni para ti! ¡Que lo partan!

27 Entonces el rey ordenó:

—No lo maten. Entréguenle a la primera el niño que está vivo, pues ella es la madre.

28 Cuando todos los israelitas se enteraron de la sentencia que el rey había pronunciado, sintieron un gran respeto por él, pues vieron que tenía sabiduría de Dios para administrar justicia.

Administración del reino

Salomón reinó sobre todo Israel.

Estos fueron sus oficiales:

Azarías, hijo del sacerdote Sadoc;

Elijoref y Ahías, hijos de Sisá, cronistas;

Josafat, hijo de Ajilud, el secretario;

Benaías, hijo de Joyadá, comandante en jefe;

Sadoc y Abiatar, sacerdotes;

Azarías, hijo de Natán, encargado de los gobernadores;

Zabud, hijo de Natán, sacerdote y consejero personal del rey;

Ajisar, encargado del palacio;

Adonirán, hijo de Abdá, supervisor del trabajo forzado.

Salomón tenía por todo Israel a doce gobernadores, cada uno de los cuales debía abastecer al rey y a su corte un mes al año.

Estos son sus nombres:

Ben Hur, en la región montañosa de Efraín;

Ben Déquer, en Macaz, Salbín, Bet Semes y Elón Bet Janán;

10 Ben Jésed, en Arubot (Soco y toda la tierra de Héfer entraban en su jurisdicción);

11 Ben Abinadab, en Nafot Dor[e] (la esposa de Ben Abinadab fue Tafat hija de Salomón);

12 Baná, hijo de Ajilud, en Tanac y Meguido, y en todo Betseán (junto a Saretán, más abajo de Jezrel, desde Betseán hasta Abel Mejolá, y todavía más allá de Jocmeán);

13 Ben Guéber, en Ramot de Galaad (los poblados de Yaír, hijo de Manasés, en Galaad entraban en su jurisdicción, así como también el distrito de Argob en Basán y sus sesenta grandes ciudades, amuralladas y con cerrojos de bronce);

14 Ajinadab, hijo de Idó, en Majanayin;

15 Ajimaz, en Neftalí (Ajimaz estaba casado con Basemat, hija de Salomón);

16 Baná, hijo de Husay, en Aser y en Alot;

17 Josafat hijo de Parúaj, en Isacar;

18 Simí, hijo de Elá, en Benjamín;

19 Guéber, hijo de Uri, en Galaad (que era el país de Sijón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán). En la tierra de Judá[f] había un solo gobernador.

Prosperidad de Salomón

20 Los pueblos de Judá y de Israel eran tan numerosos como la arena que está a la orilla del mar; y abundaban la comida, la bebida y la alegría. 21 Salomón gobernaba sobre todos los reinos desde el río Éufrates hasta la tierra de los filisteos y la frontera con Egipto. Mientras Salomón vivió, todos estos países fueron sus vasallos tributarios.

22 La provisión diaria de Salomón era de treinta coros[g] de harina refinada, sesenta coros[h] de harina regular, 23 diez bueyes engordados y veinte de pastoreo, y cien ovejas, así como ciervos, gacelas, corzos y aves de corral. 24 El dominio de Salomón se extendía sobre todos los reinos al oeste del río Éufrates, desde Tifsa hasta Gaza, y disfrutaba de paz en todas sus fronteras. 25 Durante el reinado de Salomón, todos los habitantes de Judá y de Israel, desde Dan hasta Berseba, vivieron seguros sentados debajo de su propia vid y de su propia higuera.

26 Salomón tenía doce mil caballos[i] y cuatro mil[j] establos para los caballos de sus carros de combate.

27 Los gobernadores, cada uno en su mes, abastecían al rey Salomón y a todos los que se sentaban a su mesa, y se ocupaban de que no les faltara nada. 28 Además, llevaban a los lugares indicados sus cuotas de cebada y de paja para los caballos de tiro y para el resto de la caballería.

La sabiduría de Salomón

29 Dios dio a Salomón sabiduría e inteligencia extraordinarias; sus conocimientos eran tan vastos como la arena que está a la orilla del mar. 30 Sobrepasó en sabiduría a todos los sabios del Oriente y de Egipto. 31 En efecto, fue más sabio que nadie: más que Etán, el ezraíta, y más que Hemán, Calcol y Dardá, los hijos de Majol. Por eso la fama de Salomón se difundió por todas las naciones vecinas. 32 Compuso tres mil proverbios y mil cinco canciones. 33 Disertó acerca de las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que crece en los muros. También enseñó acerca de las bestias y las aves, los reptiles y los peces. 34 Los reyes de todas las naciones del mundo que se enteraron de la sabiduría de Salomón enviaron a sus representantes para que lo escucharan.

Preparativos para la construcción del templo(D)

El rey Hiram de Tiro siempre había tenido buenas relaciones con David; así que al saber que Salomón había sido ungido para suceder en el trono a su padre David, le mandó una embajada. En respuesta, Salomón envió este mensaje:

«Tú bien sabes que, debido a las guerras en que mi padre David se vio envuelto, no le fue posible construir un templo en honor al nombre del Señor su Dios. Tuvo que esperar hasta que el Señor sometiera a sus enemigos bajo su dominio. Pues bien, ahora el Señor mi Dios me ha dado paz por todas partes, de modo que no me amenazan ni adversarios ni calamidades. Por lo tanto, me propongo construir un templo en honor al nombre del Señor mi Dios, pues él le prometió a mi padre David: “Tu hijo, a quien pondré en el trono como sucesor tuyo, construirá el templo en honor de mi Nombre”.

»Ahora, pues, ordena que se talen para mí cedros del Líbano. Mis obreros trabajarán con los tuyos y yo te pagaré el salario que determines para tus obreros. Tú sabes que no hay entre nosotros quien sepa talar madera tan bien como los sidonios».

Cuando Hiram oyó el mensaje de Salomón, se alegró mucho y dijo: «¡Alabado sea hoy el Señor, porque le ha dado a David un hijo sabio para gobernar a esta gran nación!».

Entonces Hiram envió a Salomón este mensaje:

«He recibido tu petición. Yo te proporcionaré toda la madera de cedro y de ciprés que quieras. Mis obreros la transportarán desde el Líbano hasta el mar. Allí haré que la aten en forma de balsas para llevarla flotando hasta donde me indiques y allí se desatará para que la recojas. Tú, por tu parte, tendrás a bien proporcionarle alimento a mi corte».

10 Así que Hiram le proveía a Salomón toda la madera de cedro y de ciprés que este deseaba. 11 Salomón, por su parte, año tras año le entregaba a Hiram, como alimento para su corte, veinte mil coros[k] de trigo y veinte mil batos[l] de aceite de oliva. 12 El Señor, cumpliendo su palabra, dio sabiduría a Salomón. Hiram y Salomón hicieron un tratado y hubo paz entre ellos.

13 El rey Salomón impuso trabajo forzado y reclutó a treinta mil obreros de todo Israel. 14 Los envió al Líbano en relevos de diez mil al mes, de modo que pasaban un mes en el Líbano y dos meses en su casa. La supervisión del trabajo forzado estaba a cargo de Adonirán. 15 Salomón tenía en las montañas setenta mil cargadores y ochenta mil canteros; 16 había además tres mil trescientos capataces que estaban al frente de la obra y dirigían a los trabajadores. 17 Para echar los cimientos del templo, el rey mandó que sacaran de la cantera grandes bloques de piedra de buena calidad. 18 Los obreros de Salomón e Hiram, junto con los que habían llegado de Guebal,[m] tallaron la madera y labraron la piedra para la construcción del templo.

Salomón construye el templo(E)

Salomón comenzó a construir el templo del Señor en el cuarto año de su reinado en Israel, en el mes de zif, que es el mes segundo. Habían transcurrido cuatrocientos ochenta años desde que los israelitas salieron de Egipto.

El templo que el rey Salomón construyó para el Señor medía sesenta codos de largo por veinte de ancho y treinta de alto.[n] El vestíbulo de la nave central del templo medía también veinte codos[o] de ancho y por el frente del templo sobresalía diez codos.[p] Salomón también mandó colocar en el templo ventanales con celosías. Alrededor del edificio, y contra las paredes de la nave central y del santuario interior, construyó un anexo con cámaras laterales. El piso inferior del anexo medía cinco codos[q] de ancho; el piso intermedio, seis codos,[r] y el piso más alto, siete codos.[s] Salomón había mandado hacer salientes en el exterior del templo para que las vigas no se empotraran en la pared misma.

En la construcción del templo solo se emplearon piedras de cantera ya labradas, así que durante las obras no se oyó el ruido de martillos ni de piquetas, ni de ninguna otra herramienta.

La entrada al piso inferior[t] se hallaba en el lado sur del templo; una escalera de caracol conducía al nivel intermedio y a la planta alta. Salomón terminó de construir el templo techándolo con vigas y tablones de cedro. 10 A lo largo del templo construyó el anexo, el cual tenía una altura de cinco codos y quedaba unido a la pared del templo por medio de vigas de cedro.

11 La palabra del Señor vino a Salomón y le dio este mensaje: 12 «Ya que estás construyendo este templo, quiero decirte que, si andas según mis estatutos, y obedeces mis leyes y todos mis mandamientos, yo cumpliré por medio de ti la promesa que hice a tu padre David. 13 Entonces viviré entre los israelitas y no abandonaré a mi pueblo Israel».

14 Cuando Salomón terminó de construir la estructura del templo, 15 revistió las paredes interiores con tablas de cedro, artesonándolas desde el piso hasta el techo; el piso lo recubrió con tablones de ciprés. 16 En el santuario interior, al fondo del templo, acondicionó el Lugar Santísimo, recubriendo el espacio de veinte codos con tablas de cedro desde el piso hasta el techo. 17 Frente al Lugar Santísimo estaba la nave central, la cual medía cuarenta codos.[u] 18 El interior del templo lo recubrió de cedro tallado con figuras de calabazas y flores abiertas. No se veía una sola piedra, pues todo era de cedro.

19 Salomón dispuso el santuario interno del templo para que se colocara allí el arca del pacto del Señor. 20 El interior de este santuario, que medía veinte codos de largo por veinte de ancho por veinte de alto, lo recubrió de oro puro, y también recubrió de cedro el altar. 21 Además, Salomón recubrió de oro puro el interior del templo, y tendió cadenas de oro a lo largo del frente del santuario interno, el cual estaba recubierto de oro. 22 En efecto, recubrió de oro todo el santuario interior y así mismo el altar que estaba delante de este.

23 Salomón mandó esculpir para el santuario interior dos querubines de madera de olivo, cada uno de los cuales medía diez codos de altura. 24 De una punta a otra, las alas extendidas del primer querubín medían diez codos, es decir, cada una de sus alas medía cinco codos. 25 Las del segundo querubín también medían diez codos, pues los dos eran idénticos en tamaño y forma. 26 Cada querubín medía diez codos de altura. 27 Salomón puso los querubines con sus alas extendidas en medio del recinto interior del templo. Con una de sus alas, cada querubín tocaba una pared, mientras que sus otras alas se tocaban en medio del santuario. 28 Luego Salomón recubrió de oro los querubines.

29 Sobre las paredes que rodeaban el templo, lo mismo por dentro que por fuera, talló figuras de querubines, palmeras y flores abiertas. 30 Además, recubrió de oro los pisos de los cuartos interiores y exteriores del templo.

31 Para la entrada del santuario interior, Salomón hizo puertas de madera de olivo, con jambas y postes pentagonales. 32 Sobre las dos puertas de madera de olivo talló figuras de querubines, palmeras y flores abiertas, y todas ellas las recubrió de oro. 33 Así mismo, para la entrada de la nave central hizo postes cuadrangulares de madera de olivo. 34 También hizo dos puertas de madera de ciprés, cada una con dos hojas giratorias. 35 Sobre ellas talló figuras de querubines, palmeras y flores abiertas, y las recubrió de oro bien ajustado al relieve.

36 Las paredes del atrio interior las construyó con tres hileras de piedra labrada por cada hilera de vigas de cedro.

37 Los cimientos del templo del Señor se habían echado en el mes de zif del cuarto año del reinado de Salomón, 38 y en el mes de bul del año undécimo, es decir, en el mes octavo de ese año, se terminó de construir el templo siguiendo al pie de la letra todos los detalles del diseño. Siete años le llevó a Salomón la construcción del templo.

Salomón construye su palacio

Salomón también terminó la construcción de su propio palacio, pero el proyecto le llevó trece años. Construyó el palacio «Bosque del Líbano», el cual medía cien codos de largo, cincuenta codos de ancho y treinta codos de alto.[v] Cuatro hileras de columnas de cedro sostenían las vigas, las cuales también eran de cedro. Encima de las columnas había cuarenta y cinco cámaras laterales, quince en cada piso; y sobre las cámaras[w] había un techo de cedro. Las ventanas estaban colocadas en tres filas, de tres en tres y unas frente a las otras. Todas las entradas tenían un marco rectangular y estaban colocadas de tres en tres, unas frente a las otras.

Salomón también hizo un vestíbulo de columnas que medía cincuenta codos de largo y treinta codos de ancho.[x] Al frente había otro vestíbulo con columnas y un alero.

Construyó además una sala para su trono, es decir, el tribunal donde impartía justicia. Esta sala la recubrió de cedro de arriba abajo. Su residencia personal estaba en un atrio aparte y tenía un modelo parecido. A la hija del faraón, con la cual se había casado, Salomón le construyó un palacio semejante.

Desde los cimientos hasta las cornisas, y desde la parte exterior hasta el gran atrio, todo se hizo con bloques de piedra de buena calidad, cortados a la medida y aserrados por ambos lados. 10 Para echar los cimientos se usaron piedras grandes y de buena calidad; unas medían diez codos y otras ocho.[y] 11 Para la parte superior se usaron también piedras de buena calidad, cortadas a la medida, y vigas de cedro. 12 El muro que rodeaba el gran atrio tenía tres hileras de piedra tallada por cada hilera de vigas de cedro, lo mismo que el atrio interior y el vestíbulo del templo del Señor.

Mobiliario del templo(F)(G)

13 El rey Salomón mandó traer de Tiro a Hiram, 14 que era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí y de un nativo de Tiro, artesano en bronce. Hiram tenía sabiduría, inteligencia y capacidad para trabajar en toda clase de trabajo en bronce, así que se presentó ante el rey Salomón y realizó todo el trabajo que se le asignó.

15 Hiram fundió dos columnas de bronce, cada una de dieciocho codos de alto y doce codos de circunferencia.[z] 16 Las columnas que hizo remataban en dos capiteles de bronce fundido que medían cinco codos de alto.[aa] 17 Una red de cadenas trenzadas adornaba los capiteles en la parte superior de las columnas y en cada capitel había siete trenzas. 18 El capitel de cada columna[ab] lo cubrió con dos hileras de granadas[ac] entrelazadas con las cadenas. 19 Estos capiteles en que remataban las columnas del vestíbulo tenían forma de azucenas y medían cuatro codos.[ad] 20 La parte más alta y ancha de los capiteles de ambas columnas estaba rodeada por doscientas granadas, dispuestas en hileras junto a la red de cadenas. 21 Cuando Hiram levantó las columnas en el vestíbulo de la nave central, llamó Jaquín a la columna de la derecha y Boaz a la de la izquierda.[ae] 22 El trabajo de las columnas quedó terminado cuando se colocaron en la parte superior las figuras en forma de azucenas.

23 Hizo también una fuente[af] circular de metal fundido que medía diez codos de diámetro y cinco codos de alto. Su circunferencia, medida a cordel, era de treinta codos.[ag] 24 Debajo del borde hizo dos hileras de figuras de calabazas, diez por cada codo, las cuales estaban fundidas en una sola pieza con la fuente.

25 La fuente descansaba sobre doce bueyes que tenían sus cuartos traseros hacia adentro. Tres bueyes miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este. 26 El grosor de la fuente era de un palmo[ah] y su borde, en forma de copa, se asemejaba a un capullo de azucena. Tenía una capacidad de dos mil batos.[ai]

27 También hizo diez bases de bronce, cada una de las cuales medía cuatro codos de largo, cuatro codos de ancho y tres codos de alto.[aj] 28 Estaban revestidas con paneles entre los bordes. 29 En los paneles había figuras de leones, bueyes y querubines, mientras que en los bordes, por encima y por debajo de los leones y los bueyes, había guirnaldas repujadas. 30 Cada base tenía cuatro ruedas de bronce con ejes también de bronce y tenía un recipiente que se apoyaba sobre cuatro soportes fundidos que tenían guirnaldas en cada lado. 31 La boca del recipiente era circular y sobresalía un codo;[ak] con su pedestal medía un codo y medio.[al] Alrededor de la boca había entalladuras, pero los paneles de la base eran cuadrados, no redondos. 32 Las cuatro ruedas estaban debajo de los paneles y los ejes de las ruedas estaban unidos a la base. Cada rueda medía un codo y medio de diámetro 33 y estaba hecha de metal fundido, como las ruedas de los carros, con sus ejes, aros, rayos y cubos.

Footnotes

  1. 1:5 caballos. Alt. conductores de los carros.
  2. 2:6 no … en paz. Lit. no dejes que sus canas bajen en paz al Seol.
  3. 2:9 aunque … sangrienta. Lit. haz que sus canas bajen con sangre al Seol.
  4. 3:6 honestidad. Lit. con un corazón recto. En la Biblia, corazón se usa para designar el asiento de las emociones, pensamientos y voluntad, es decir, el proceso de toma de decisiones del ser humano.
  5. 4:11 Nafot Dor. Alt. las alturas de Dor.
  6. 4:19 tierra de Judá. Lit. tierra.
  7. 4:22 Es decir, aprox. 5 t.
  8. 4:22 Es decir, aprox. 10 t.
  9. 4:26 caballos. Alt. conductores de carros.
  10. 4:26 cuatro mil (mss. de LXX; véase también 2Cr 9:25); cuarenta mil (TM).
  11. 5:11 Es decir, aprox. 3,200 t.
  12. 5:11 veinte mil batos. Es decir, aprox. 440 000 l, siguiendo el texto de la LXX; véase también 2Cr 2:10. El texto hebreo dice veinte coros.
  13. 5:18 Guebal. Es decir, Byblos.
  14. 6:2 Es decir, aprox. 27 m de largo, 9 m de ancho y 14 m de alto.
  15. 6:3 Es decir, aprox. 9 m.
  16. 6:3 Es decir, aprox. 4.5 m; también en vv. 23-26.
  17. 6:6 Es decir, aprox. 2.3 m; también en vv. 10 y 24.
  18. 6:6 Es decir, aprox. 2.7 m.
  19. 6:6 Es decir, aprox. 3.2 m.
  20. 6:8 inferior (LXX y Targum); intermedio (TM).
  21. 6:17 Es decir, aprox. 18 m.
  22. 7:2 Es decir, aprox. 45 m de largo por 23 de ancho por 14 de alto.
  23. 7:3 cámaras … sobre las cámaras. Alt. vigas, quince en cada hilera; y sobre las vigas.
  24. 7:6 Es decir, aprox. 23 m de largo y 14 de ancho.
  25. 7:10 Es decir, aprox. 4.5 y 3.6 m; también en v. 23.
  26. 7:15 Es decir, aprox. 8 m de alto y 5 m de circunferencia.
  27. 7:16 Es decir, aprox. 2.3 m de alto; también en v. 23.
  28. 7:18 de cada columna (muchos mss. hebreos, LXX y Siríaca); de las granadas (TM).
  29. 7:18 con dos hileras de granadas (dos mss. hebreos y LXX); hizo las columnas y dos hileras (TM).
  30. 7:19 Es decir, aprox. 1.8 m; también en v. 38.
  31. 7:21 Jaquín (que probablemente significa él establece) estaba al sur, y Boaz (probablemente en él hay fuerza) estaba al norte.
  32. 7:23 una fuente. Lit. el mar; así en el resto de este pasaje.
  33. 7:23 Es decir, aprox. 14 m.
  34. 7:26 Es decir, aprox. 7.5 cm.
  35. 7:26 Es decir, aprox. 44 000 l.
  36. 7:27 Es decir, aprox. 1.8 m de largo, 1.8 m de ancho y 1.4 m de alto.
  37. 7:31 Es decir, aprox. 45 cm.
  38. 7:31 Es decir, aprox. 68 cm; también en v. 32.

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