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Abisag sirve a David

Cuando el rey David era viejo y avanzado en días, lo cubrían de ropas, pero no se calentaba. Le dijeron, por tanto, sus siervos: «Busquen para mi señor, el rey, una joven virgen que lo atienda y lo abrigue, que duerma a su lado y así mi señor, el rey, entrará en calor.»

Buscaron, pues, una joven hermosa por toda la tierra de Israel; encontraron a Abisag, la sunamita, y la llevaron al rey. La joven era hermosa; ella abrigaba al rey y lo servía, pero el rey nunca la conoció.

Adonías usurpa el trono

Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: «Yo reinaré.» Se hizo de carros, de gente de a caballo y de cincuenta hombres que corrieran delante de él. En todos sus días su padre nunca lo había reprendido diciéndole: «¿Por qué haces esto?» Además, era de muy hermoso parecer, y había nacido después de Absalón. Adonías se había puesto de acuerdo con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales lo ayudaban. Pero el sacerdote Sadoc, Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David no seguían a Adonías.

Mató Adonías un día ovejas, vacas y animales cebados junto a la peña de Zohelet, que está cerca de la fuente de Rogel, y convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá, siervos del rey. 10 Pero no convidó al profeta Natán ni a Benaía ni a los grandes, ni a su hermano Salomón. 11 Entonces Natán dijo a Betsabé, madre de Salomón:

—¿No has oído que Adonías hijo de Haguit se ha proclamado rey sin saberlo David, nuestro señor? 12 Ven pues, ahora, y oye mi consejo, para que conserves tu vida y la de tu hijo Salomón. 13 Ve, preséntate ante el rey David y dile: “Rey y señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: ‘Salomón, tu hijo, reinará después de mí, y él se sentará en mi trono’? ¿Por qué, pues, reina Adonías?” 14 Mientras estés allí hablando con el rey, yo entraré detrás de ti y reafirmaré tus palabras.

15 Entonces Betsabé entró en la habitación del rey. El rey estaba muy viejo y Abisag, la sunamita, lo servía. 16 Betsabé se inclinó e hizo una reverencia al rey. El rey dijo:

—¿Qué te pasa?

17 Ella le respondió:

—Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová, tu Dios, diciendo: “Salomón, tu hijo, reinará después de mí y se sentará en mi trono.” 18 Pero ahora reina Adonías, sin que tú, mi señor y rey, todavía lo sepas. 19 Ha matado bueyes, animales cebados y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, general del ejército; pero no ha convidado a Salomón, tu siervo. 20 Entre tanto, rey y señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les anuncies quién se ha de sentar en el trono después de mi señor, el rey. 21 De otra manera sucederá que cuando mi señor, el rey, duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos considerados culpables.

22 Mientras ella aún hablaba con el rey, llegó el profeta Natán. 23 Le avisaron al rey diciendo: «Aquí está el profeta Natán.» Cuando él entró donde estaba el rey, se postró delante del rey rostro en tierra, 24 y dijo:

—Rey y señor mío, ¿has dicho tú: “Adonías reinará después de mí y se sentará en mi trono”? 25 Porque hoy descendió a sacrificar bueyes, animales cebados y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército, y también al sacerdote Abiatar: están comiendo y bebiendo delante de él, y gritan: “¡Viva el rey Adonías!” 26 Pero ni a mí, tu siervo, ni al sacerdote Sadoc ni a Benaía hijo de Joiada ni a Salomón, tu siervo, ha convidado. 27 ¿Es que esto ha sido ordenado por mi señor, el rey, sin haber dado a conocer a tus siervos quién se había de sentar en el trono de mi señor, el rey, después de él?

David proclama rey a Salomón

28 El rey David respondió diciendo: «Llamadme a Betsabé.» Entró ella a la presencia del rey y se quedó en pie delante de él. 29 Entonces el rey hizo este juramento:

—¡Vive Jehová!, que ha redimido mi alma de toda angustia, 30 que como yo te he jurado por Jehová, Dios de Israel, diciendo: “Tu hijo Salomón reinará después de mí y se sentará sobre mi trono en lugar mío”, así lo haré hoy.

31 Betsabé se inclinó ante el rey, con su rostro en tierra, y haciendo una reverencia al rey, dijo:

—Viva mi señor, el rey David, para siempre.

32 Y el rey David dijo:

—Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaía hijo de Joiada.

Ellos entraron a la presencia del rey, 33 y él les dijo:

—Tomad con vosotros los siervos de vuestro señor, montad a mi hijo Salomón en mi mula y llevadlo a Gihón. 34 Allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel; vosotros tocaréis la trompeta y gritaréis: “¡Viva el rey Salomón!” 35 Después iréis detrás de él, y vendrá a sentarse sobre mi trono y reinará en mi lugar, porque lo he escogido para que sea príncipe de Israel y de Judá.

36 Entonces Benaía hijo de Joiada respondió al rey:

—Amén. Así lo diga Jehová, Dios de mi señor, el rey. 37 De la manera que Jehová ha estado con mi señor, el rey, así esté con Salomón, y haga mayor su trono que el trono de mi señor, el rey David.

38 Descendieron el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, los cereteos y los peleteos, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Gihón. 39 Tomó el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del Tabernáculo y ungió a Salomón; tocaron la trompeta y gritó todo el pueblo: “¡Viva el rey Salomón!” 40 Después subió todo el pueblo detrás de él; cantaba la gente con flautas y manifestaba tan gran alegría, que parecía que la tierra se hundía bajo sus gritos.

41 Lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. También oyó Joab el sonido de la trompeta, y dijo: «¿Por qué se alborota la ciudad con tanto estruendo?»

42 Mientras él aún hablaba, llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar, al cual dijo Adonías:

—Entra, porque tú eres hombre valiente y traerás buenas noticias.

43 Jonatán respondió a Adonías:

—Ciertamente nuestro señor, el rey David, ha hecho rey a Salomón; 44 el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán, a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los peleteos, los cuales lo montaron en la mula del rey. 45 El sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en Gihón; de allí han subido alegremente y la ciudad está llena de estruendo. Éste es el alboroto que habéis oído. 46 Más aún, Salomón se ha sentado en el trono del reino, 47 y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor, el rey David, diciendo: “Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo.” Y el rey adoró en la cama, 48 y ha dicho además así: “Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, y lo vean mis ojos.”

49 Entonces se estremecieron todos los convidados que estaban con Adonías, se levantaron y cada uno se fue por su camino. 50 Pero Adonías tuvo miedo de Salomón, se levantó y fue a asirse de los cuernos del altar. 51 Luego avisaron a Salomón:

—Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del altar diciendo: “Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo.”

52 Y Salomón dijo:

—Si él es hombre de bien, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; pero si se halla mal en él, morirá.

53 El rey Salomón mandó que lo trajeran del altar; vino él y se inclinó ante el rey Salomón. Salomón le dijo:

—Vete a tu casa.

David da instrucciones a Salomón

Cuando llegaron los días en que David había de morir, le ordenó a Salomón, su hijo: «Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate y sé hombre. Guarda los preceptos de Jehová, tu Dios, andando en sus caminos y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas; para que confirme Jehová la promesa que me hizo diciendo: “Si tus hijos guardan mi camino andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás te faltará un descendiente en el trono de Israel.”

»Ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, cómo los mató, vengando en tiempo de paz la sangre derramada en la guerra, y manchando con sangre de guerra el cinturón que ceñía su cintura y los zapatos que calzaban sus pies. Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría: no dejarás descender en paz sus canas al seol. Pero con los hijos de Barzilai, el galaadita, tendrás misericordia; que sean de los convidados a tu mesa, pues ellos me trataron de esa manera cuando iba huyendo de Absalón, tu hermano. También tienes contigo a Simei hijo de Gera hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Pero él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo: “No te mataré a espada.” Pero ahora no lo absolverás, pues eres un hombre sabio y sabes cómo debes tratarlo para que sus canas desciendan con sangre al seol.»

Muerte de David(A)

10 David durmió con sus padres y fue sepultado en su ciudad. 11 Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años: siete años reinó en Hebrón y treinta y tres años en Jerusalén. 12 Salomón se sentó en el trono de David, su padre, y su reino fue muy estable.

Salomón afirma su reino

13 Entonces Adonías hijo de Haguit fue a ver a Betsabé, madre de Salomón, y ella le dijo:

—¿Vienes en son de paz?

—Sí, de paz —respondió él; 14 y en seguida añadió—: Tengo algo que decirte.

—Habla —dijo ella.

15 Él dijo:

—Tú sabes que el reino era mío y que todo Israel había puesto en mí sus ojos para que yo reinara; pero el reino fue traspasado y se le concedió a mi hermano, pues por voluntad de Jehová le pertenecía. 16 Ahora te hago una petición; no me la niegues.

—Habla —le dijo ella.

17 Él entonces dijo:

—Te ruego que hables al rey Salomón (porque él no te lo negará), para que me dé Abisag, la sunamita, por mujer.

18 —Bien; hablaré por ti al rey —respondió Betsabé.

19 Betsabé fue a ver al rey Salomón para hablarle por Adonías. El rey se levantó a recibirla y se inclinó ante ella; volvió a sentarse en su trono e hizo traer una silla para su madre, que se sentó a su diestra. 20 Entonces ella dijo:

—Una pequeña petición pretendo de ti; no me la niegues.

—Pide, madre mía, que yo no te la negaré —respondió el rey.

21 Y ella dijo:

—Que se le dé Abisag, la sunamita, por esposa a tu hermano Adonías.

22 —¿Por qué pides a Abisag, la sunamita, para Adonías? Demanda también el reino para él, pues él es mi hermano mayor y ya tiene también de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab hijo de Sarvia —le respondió Salomón a su madre.

23 Y el rey Salomón juró por Jehová: «Traiga Dios sobre mí el peor de los castigos, que contra su vida ha hablado Adonías estas palabras. 24 Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David, mi padre, quien me ha dado una casa conforme me lo había prometido, que Adonías morirá hoy.»

25 Entonces el rey Salomón envió a Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él y lo mató. 26 Y el rey dijo al sacerdote Abiatar: «Vete a Anatot, a tus heredades, pues eres digno de muerte; pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el Arca de Jehová, el Señor, delante de David, mi padre, y además has compartido todas sus aflicciones.» 27 Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliera la palabra que Jehová pronunció en Silo sobre la casa de Elí.

28 Llegó la noticia a Joab, y como también se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón, huyó Joab al tabernáculo de Jehová y se asió de los cuernos del altar. 29 Se le avisó a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, con esta orden: «Ve y arremete contra él.» 30 Entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo:

—El rey ha dicho que salgas.

—No, sino que aquí moriré —respondió él.

Benaía volvió con esta respuesta al rey, y le dijo:

—Así me respondió Joab.

31 El rey le dijo:

—Haz como él ha dicho: mátalo y entiérralo, y aparta de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente. 32 Jehová hará caer su sangre sobre su cabeza, porque él ha dado muerte a dos hombres más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiera nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá. 33 Así pues, la sangre de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; pero sobre David y sobre su descendencia, sobre su casa y sobre su trono, habrá paz perpetua de parte de Jehová.

34 Entonces Benaía hijo de Joiada subió, arremetió contra él y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto. 35 El rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada al frente del ejército, y a Sadoc el rey lo puso como sacerdote en lugar de Abiatar. 36 Después mandó a llamar el rey a Simei, y le dijo:

—Edifícate una casa en Jerusalén y habita ahí, no salgas de allí a ninguna parte; 37 porque ten por cierto que el día que salgas y pases el torrente Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre caerá sobre tu cabeza.

38 Simei dijo al rey:

—Tu palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo.

Y habitó Simei en Jerusalén muchos días. 39 Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simei huyeron junto a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Alguien dio aviso a Simei diciendo: «Tus siervos están en Gat.» 40 Entonces Simei se levantó, ensilló su asno y fue adonde estaba Aquis, en Gat, para buscar a sus siervos. Fue, pues, Simei, y trajo sus siervos de Gat. 41 Luego le dijeron a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y regresado. 42 Entonces el rey mandó a buscar a Simei, y le dijo: «¿No te hice jurar yo por Jehová, y te advertí diciendo: “El día que salgas y vayas acá o allá, ten por cierto que morirás”? Y tú me dijiste: “Tu palabra es buena, yo la obedezco.” 43 ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento de Jehová, y el mandamiento que yo te impuse?»

44 Dijo además el rey a Simei: «Tú conoces todo el mal, el cual tu corazón bien sabe que cometiste contra mi padre David. Jehová, pues, ha hecho recaer el mal sobre tu cabeza. 45 En cambio, el rey Salomón será bendito, y el trono de David permanecerá firme perpetuamente delante de Jehová.»

46 Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, el cual salió, lo hirió y lo mató.

Y el reino fue confirmado en manos de Salomón.

Salomón se casa con la hija del faraón

Salomón estableció parentesco con el faraón, rey de Egipto, pues tomó la hija del faraón y la trajo a la ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, la casa de Jehová y los muros en torno a Jerusalén. Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos, porque en aquellos tiempos no había aún casa edificada al nombre de Jehová.

Salomón pide sabiduría(B)

Pero Salomón amó a Jehová, y anduvo en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. Iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.

En Gabaón se le apareció en sueños Jehová a Salomón una noche. Y le dijo Dios:

—Pide lo que quieras que yo te dé.

Salomón le respondió:

—Tú has tenido gran misericordia con tu siervo David, mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia y rectitud de corazón para contigo. Tú le has reservado esta tu gran misericordia, al darle un hijo que se sentara en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová, Dios mío, tú me has hecho rey a mí, tu siervo, en lugar de David, mi padre. Yo soy joven y no sé cómo entrar ni salir. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar por su multitud incalculable. Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda para juzgar a tu pueblo y discernir entre lo bueno y lo malo, pues ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande?

10 Al Señor le agradó que Salomón pidiera esto. 11 Y le dijo Dios:

—Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, 12 voy a obrar conforme a tus palabras: Te he dado un corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. 13 También te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 14 Y si andas en mis caminos, guardando mis preceptos y mis mandamientos, como anduvo tu padre David, yo alargaré tus días.

15 Cuando Salomón despertó, comprendió que era sueño. Luego fue a Jerusalén y se presentó delante del Arca del pacto de Jehová, sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz. También ofreció un banquete a todos sus siervos.

Sabiduría y prosperidad de Salomón

16 En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras y se presentaron ante él. 17 Una de ellas dijo:

—¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. 18 Aconteció que al tercer día de dar yo a luz, ésta dio a luz también, y habitábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en la casa, fuera de nosotras dos. 19 Una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. 20 Ella se levantó a medianoche y quitó a mi hijo de mi lado, mientras yo, tu sierva, estaba durmiendo; lo puso a su lado y colocó al lado mío a su hijo muerto. 21 Cuando me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, encontré que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.

22 Entonces la otra mujer dijo:

—No; mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto.

—No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive —volvió a decir la otra.

Así discutían delante del rey. 23 El rey entonces dijo: «Ésta afirma: “Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto”; la otra dice: “No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive.”» 24 Y añadió el rey:

—Traedme una espada.

Y trajeron al rey una espada. 25 En seguida el rey dijo:

—Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.

26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo:

—¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis.

—Ni a mí ni a ti; ¡partidlo! —dijo la otra.

27 Entonces el rey respondió:

—Entregad a aquélla el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.

28 Todo Israel oyó aquel juicio que había pronunciado el rey, y temieron al rey, pues vieron que Dios le había dado sabiduría para juzgar.

Reinó, pues, el rey Salomón sobre todo Israel. Éstos fueron los jefes que tuvo: Azarías, hijo del sacerdote Sadoc; Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, secretarios; Josafat hijo de Ahilud, canciller; Benaía hijo de Joiada, jefe del ejército; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes; Azarías hijo de Natán, jefe de los gobernadores; Zabud hijo de Natán, ministro principal y amigo del rey; Ahisar, mayordomo; y Adoniram hijo de Abda, encargado del tributo.

Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo un mes por año. Éstos son sus nombres: el hijo de Hur, en los montes de Efraín; el hijo de Decar, en Macaz, en Saalbim, en Bet-semes, en Elón y en Bet-hanán; 10 el hijo de Hesed, en Arubot; éste tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer; 11 el hijo de Abinadab, en todos los territorios de Dor; éste tenía por mujer a Tafat, hija de Salomón; 12 Baana hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, en toda Bet-seán, que está cerca de Saretán, más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola y hasta el otro lado de Jocmeam; 13 el hijo de Geber, en Ramot de Galaad; éste tenía también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob, que estaba en Basán: sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce; 14 Ahinadab hijo de Iddo, en Mahanaim; 15 Ahimaas, en Neftalí; éste tomó también por mujer a Basemat, hija de Salomón. 16 Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot; 17 Josafat hijo de Parúa, en Isacar; 18 Simei hijo de Ela, en Benjamín; 19 Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la tierra de Sehón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán; éste era el único gobernador en aquella tierra.

20 Judá e Israel eran tan numerosos como la arena que está junto al mar, y todos comían, bebían y se alegraban. 21 Y Salomón dominaba sobre todos los reinos desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos y el límite con Egipto, que le traían presentes y sirvieron a Salomón todos los días que vivió. 22 La provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de harina, 23 diez bueyes cebados, veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin contar los ciervos, gacelas, corzos y aves engordadas. 24 Porque él dominaba en toda la región al oeste del Éufrates, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al oeste del Éufrates, y gozó de paz en todas sus fronteras.

25 Judá e Israel vivieron seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón. 26 Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes. 27 Estos gobernadores mantenían al rey Salomón y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno un mes, y hacían que nada faltara. 28 Hacían también traer cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga, al lugar donde él estaba, cada uno conforme al turno que tenía.

29 Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y tan dilatado corazón como la arena que está a la orilla del mar. 30 Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales y que toda la sabiduría de los egipcios. 31 Fue más sabio que todos los demás hombres, más que Etán, el ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol. Y fue conocido entre todas las naciones de los alrededores. 32 Compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. 33 También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces. 34 Para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de parte de todos los reyes de los países adonde había llegado la fama de su sabiduría.

Pacto de Salomón con Hiram(C)

Hiram, rey de Tiro, envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre había amado a David. Entonces Salomón envió a decir a Hiram: «Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre de Jehová, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que Jehová puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. Ahora Jehová, mi Dios, me ha dado paz por todas partes, pues no hay adversarios ni males que temer. Yo, por tanto, he determinado ahora edificar una casa al nombre de Jehová, mi Dios, según lo que Jehová dijo a mi padre David: “Tu hijo, a quien yo pondré en el trono en lugar tuyo, él edificará una casa a mi nombre.” Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; mis siervos estarán con los tuyos y yo te daré por tus siervos el salario que tú digas, porque sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios.»

Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: «Bendito sea hoy Jehová, que dio un hijo sabio a David como gobernante de este pueblo tan grande.»

Hiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me mandaste a decir: haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés. Mis siervos la llevarán desde el Líbano al mar, la enviaré en balsas por mar hasta el lugar que tú me señales. Allí se desatará y tú la tomarás. Y tú cumplirás mi deseo al dar de comer a mi familia.»

10 Dio, pues, Hiram a Salomón toda la madera de cedro y la madera de ciprés que quiso, 11 mientras Salomón le daba a Hiram veinte mil coros de trigo y veinte coros de aceite puro para el sustento de su familia. Esto entregaba Salomón a Hiram cada año. 12 Jehová, pues, dio a Salomón sabiduría como le había prometido. Entre Hiram y Salomón hubo paz, e hicieron un pacto entre ambos.

13 El rey Salomón decretó una leva en todo Israel, la cual ascendió a treinta mil hombres, 14 que enviaba al Líbano por turnos cada mes, de diez mil en diez mil; un mes estaban en el Líbano y dos meses en sus casas. Adoniram estaba encargado de aquella leva. 15 Tenía también Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el monte, 16 sin contar los principales oficiales de Salomón que dirigían la obra; eran tres mil trescientos los que tenían a su cargo el pueblo que hacía la obra. 17 El rey mandó que trajeran piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la Casa, y piedras labradas. 18 Los albañiles de Salomón, los de Hiram y los hombres de Gebal cortaron y prepararon la madera y la cantería para labrar la Casa.

Salomón edifica el Templo(D)

En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová. La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo, veinte de ancho y treinta codos de alto. El pórtico delante del Templo tenía veinte codos de largo a lo ancho de la Casa, y el ancho delante de la Casa era de diez codos. Hizo a la Casa ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera. Edificó también aposentos junto al muro de la Casa y a su alrededor, adosados a las paredes de la Casa alrededor del Templo y del Lugar santísimo, y construyó habitaciones laterales alrededor. El aposento de abajo tenía cinco codos de ancho, el de en medio, seis codos de ancho, y el tercero siete codos de ancho, pues había reducido por fuera las medidas del Templo, para no empotrar las vigas en las paredes de la Casa. Cuando se edificó la Casa, la construyeron con piedras que traían ya talladas, de tal manera que no se oyeron en la Casa ni martillos ni hachas, ni ningún otro instrumento de hierro, cuando la edificaban. La puerta del aposento intermedio estaba al lado derecho de la Casa. Se subía por una escalera de caracol al aposento intermedio, y de allí al tercero.

Construyó, pues, la Casa, la terminó y la recubrió con artesonados de cedro. 10 Edificó asimismo una galería de cinco codos de altura alrededor de toda la Casa, la cual se apoyaba en la Casa con maderas de cedro. 11 Entonces dijo Jehová a Salomón: 12 «En cuanto a esta casa que edificas, si caminas en mis preceptos, cumples mis decretos y guardas todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra, la que dije a David, tu padre: 13 Habitaré en medio de los hijos de Israel y no abandonaré a mi pueblo Israel.»

14 Así, pues, Salomón construyó la Casa y la terminó. 15 Recubrió las paredes de la Casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera por dentro, desde el suelo de la Casa hasta las vigas de la techumbre. Recubrió también el pavimento con madera de ciprés. 16 Asimismo hizo al final de la Casa un edificio de veinte codos, y lo recubrió de tablas de cedro desde el suelo hasta lo más alto; así hizo en la Casa un aposento para que fuera el Lugar santísimo. 17 La Casa, esto es, el Templo de enfrente, tenía cuarenta codos. 18 La Casa estaba recubierta de cedro por dentro y tenía entalladuras de calabazas silvestres y de botones de flores. Todo era cedro; ninguna piedra se veía. 19 Salomón preparó el Lugar santísimo por dentro en medio de la Casa, para poner allí el Arca del pacto de Jehová. 20 El Lugar santísimo estaba en la parte de adentro, y tenía veinte codos de largo, veinte de ancho, y veinte de alto. Lo recubrió de oro purísimo. Asimismo recubrió de oro el altar de cedro. 21 De manera que Salomón recubrió de oro puro la Casa por dentro, cerró la entrada del santuario con cadenas de oro y lo recubrió de oro. 22 Recubrió, pues, de oro toda la Casa de arriba abajo, y asimismo recubrió de oro todo el altar que estaba frente al Lugar santísimo.

23 Hizo también en el Lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos de altura. 24 Un ala del querubín tenía cinco codos y la otra ala del querubín otros cinco codos; así que había diez codos desde la punta de un ala hasta la punta de la otra. 25 Asimismo el otro querubín tenía diez codos, pues ambos querubines tenían el mismo tamaño y la misma forma. 26 La altura de uno era de diez codos, y lo mismo la del otro. 27 Puso estos querubines dentro de la Casa en el Lugar santísimo, los cuales tenían sus alas extendidas, de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro tocaba la otra pared, mientras las otras dos alas se tocaban la una a la otra en medio de la Casa. 28 Luego recubrió de oro los querubines, 29 y esculpió todas las paredes alrededor de la Casa con diversas figuras de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera. 30 También recubrió de oro el piso de la Casa, por dentro y por fuera. 31 A la entrada del santuario hizo puertas de madera de olivo. El umbral y los postes tenían cinco esquinas. 32 Las dos puertas eran de madera de olivo. En ellas talló figuras de querubines, de palmeras y de botones de flores, y las recubrió de oro. Recubrió también de oro los querubines y las palmeras. 33 Igualmente hizo para la puerta del Templo marcos cuadrados de madera de olivo. 34 Las dos puertas eran de madera de ciprés, y las dos hojas de ambas puertas giraban. 35 Talló en ellas querubines, palmeras y botones de flores, y las recubrió de oro ajustado a las talladuras. 36 Edificó el atrio interior de tres hileras de piedras labradas, y de una hilera de vigas de cedro.

37 En el cuarto año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Jehová. 38 Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la Casa con todas sus dependencias y todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años.

Otros edificios de Salomón

Después edificó Salomón su propia casa en trece años, y la terminó toda. Asimismo edificó la casa «Bosque del Líbano», de cien codos de longitud, cincuenta codos de anchura y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas. Había una cubierta de tablas de cedro sobre las vigas que se apoyaban en cuarenta y cinco columnas; cada hilera tenía quince columnas. Y había tres hileras de ventanas, una frente a la otra en tres hileras. Todas las puertas y los marcos tenían forma cuadrangular, y unas ventanas estaban frente a las otras en tres hileras. También hizo un pórtico de columnas, que tenía cincuenta codos de largo y treinta codos de ancho. Este pórtico estaba delante de las primeras, con sus columnas y maderos correspondientes. Hizo asimismo el pórtico del trono donde administraría justicia, el pórtico del juicio, y lo recubrió de cedro del suelo al techo.

La casa donde él vivía, en otro atrio dentro del pórtico, era de una obra de estilo semejante a ésta. Edificó también Salomón para la hija del faraón, a la que había hecho su mujer, una casa de hechura semejante a la del pórtico. Todas aquellas obras eran de piedras selectas, cortadas y ajustadas con sierras según las medidas, así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y asimismo por fuera hasta el gran atrio. 10 El cimiento era de piedras seleccionadas, piedras grandes, piedras de diez codos y piedras de ocho codos. 11 De allí hacia arriba era también de piedras costosas, labradas conforme a sus medidas, y madera de cedro. 12 Alrededor del gran atrio había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro, igual que en el atrio interior de la casa de Jehová y el vestíbulo de la Casa.

Salomón emplea a Hiram, de Tiro(E)

13 El rey Salomón mandó a buscar de Tiro a Hiram, 14 hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. Su padre, que trabajaba el bronce, era de Tiro. Hiram estaba lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia para toda labor en bronce. Este, pues, se presentó ante el rey Salomón e hizo todas sus obras. 15 Vació dos columnas de bronce, cada una de dieciocho codos de altura y doce codos de circunferencia. 16 Hizo también dos capiteles de fundición de bronce, para que fueran puestos sobre las cabezas de las columnas. La altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel también de cinco codos. 17 Había trenzas a manera de red y unos cordones a manera de cadenas, para los capiteles que se pondrían sobre las cabezas de las columnas; siete para cada capitel. 18 Hizo también dos hileras de granadas alrededor de la red, para recubrir con ellas los capiteles que estaban en las cabezas de las columnas; de la misma forma hizo en el otro capitel. 19 Los capiteles que estaban sobre las columnas en el pórtico tenían forma de lirios y eran de cuatro codos. 20 Los capiteles de las dos columnas tenían también doscientas granadas en dos hileras alrededor de cada capitel, encima de su globo, el cual estaba rodeado por la red. 21 Erigió estas columnas en el pórtico del Templo. Cuando alzó la columna del lado derecho le puso por nombre Jaquín, y cuando alzó la columna del lado izquierdo la llamó Boaz. 22 Colocó en las cabezas de las columnas un tallado en forma de lirios, y así se acabó la obra de las columnas.

Mobiliario del Templo(F)

23 Hizo fundir asimismo un mar de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo. Tenía cinco codos de altura y a su alrededor un cordón de treinta codos. 24 Rodeaban aquel mar por debajo de su borde, todo alrededor, unas bolas como calabazas, diez por cada codo, que ceñían el mar en dos filas, las cuales habían sido fundidas junto con el mar. 25 Descansaba sobre doce bueyes, tres miraban al norte, tres miraban al occidente, tres miraban al sur, y tres miraban al oriente. Sobre ellos se apoyaba el mar, y estaban sus patas traseras hacia la parte de adentro. 26 El grosor del mar era de un palmo menor, y su borde estaba labrado como el borde de un cáliz o de una flor de lis; en él cabían dos mil batos.

27 Hizo también diez basas de bronce, cada una de las cuales tenía cuatro codos de longitud, cuatro codos de anchura y tres codos la altura. 28 Las basas estaban hechas de esta manera: tenían unos tableros enmarcados entre molduras, 29 y sobre aquellos tableros que estaban entre molduras había figuras de leones, de bueyes y de querubines. Sobre las molduras de la basa, tanto encima como debajo de los leones y de los bueyes, había unas añadiduras de bajo relieve. 30 Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes de bronce, y en sus cuatro esquinas había repisas de fundición que sobresalían de los festones, para venir a quedar debajo de la fuente. 31 La boca de la fuente entraba un codo en el remate que salía hacia arriba de la basa. La boca era redonda, de la misma hechura del remate, que era de codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras con sus tableros, los cuales eran cuadrados, no redondos. 32 Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los ejes de las ruedas nacían en la misma basa. La altura de cada rueda era de un codo y medio. 33 La forma de las ruedas era como la de las ruedas de un carro; sus ejes, sus rayos, sus cubos y sus cinchos, todo era de fundición. 34 Asimismo las cuatro repisas de las cuatro esquinas de cada basa; las repisas eran parte de la misma basa. 35 En lo alto de la basa había una pieza redonda de medio codo de altura, y encima de la basa sus molduras y tableros, los cuales salían de ella misma. 36 Grabó en las tablas de las molduras, y en los tableros, entalladuras de querubines, de leones y de palmeras, proporcionalmente al espacio de cada una, y otros adornos alrededor. 37 De esta forma hizo diez basas, fundidas de una misma manera, de una misma medida y de una misma entalladura.

38 Hizo también diez fuentes de bronce. Cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de cuatro codos. Y colocó una fuente sobre cada una de las diez basas. 39 Puso cinco basas a la mano derecha de la Casa y las otras cinco a la mano izquierda, y el mar al lado derecho de la Casa, hacia el sudeste.

40 Asimismo hizo Hiram fuentes, tenazas y cuencos. Así terminó toda la obra que hizo a Salomón para la casa de Jehová: 41 dos columnas y los capiteles redondos que estaban en lo alto de las dos columnas; dos redes que recubrían los dos capiteles redondos que estaban sobre la cabeza de las columnas; 42 cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para recubrir los dos capiteles redondos que estaban sobre las cabezas de las columnas; 43 las diez basas y las diez fuentes sobre las basas; 44 un mar, con doce bueyes debajo del mar; 45 calderos, paletas y cuencos.

Todos estos utensilios que Hiram hizo al rey Salomón para la casa de Jehová eran de bronce bruñido. 46 Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán. 47 Y no preguntó Salomón sobre el peso del bronce de todos los utensilios por la gran cantidad de ellos.

48 Entonces hizo Salomón todos los enseres que pertenecían a la casa de Jehová: un altar de oro y una mesa también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición; 49 cinco candelabros de oro purísimo a la mano derecha, y otros cinco a la izquierda, frente al Lugar santísimo, con las flores, las lámparas y tenazas de oro. 50 Asimismo los cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas e incensarios, de oro purísimo; también eran de oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del Lugar santísimo, y los de las puertas del Templo.

51 Así se terminó toda la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová. Salomón llevó lo que su padre David había dedicado, la plata, el oro y los otros utensilios, y lo depositó todo en las tesorerías de la casa de Jehová.

Salomón traslada el Arca al Templo(G)

Entonces Salomón reunió ante sí, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el Arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sión. Se reunieron con el rey Salomón todos los hombres de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, el día de la fiesta solemne. Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes levantaron el Arca, y trasladaron el Arca de Jehová, junto con el Tabernáculo de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el Tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. El rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido junto a él, estaban delante del Arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por su cantidad no se podían contar ni calcular. Después, llevaron los sacerdotes el Arca del pacto de Jehová a su lugar, en el santuario de la Casa, al Lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines, pues los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del Arca, y así cubrían los querubines el Arca y sus varas por encima. Sacaron las varas de manera que sus extremos se podían ver desde el Lugar santo, que está delante del Lugar santísimo, pero no se podían ver desde más afuera; y así han quedado hasta hoy. En el Arca no había cosa alguna, sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo un pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.

10 Al salir los sacerdotes del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. 11 Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar a causa de la nube, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

Dedicación del Templo(H)

12 Entonces dijo Salomón:

«Jehová ha dicho que habitaría en la oscuridad;
13 pero yo te he edificado una casa por morada,
un sitio en el que tú habites para siempre.»

14 Luego volvió el rey su rostro y bendijo a toda la congregación de Israel, mientras toda la congregación de Israel estaba de pie. 15 Y dijo: «Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que prometió a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo: 16 “Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no he escogido ciudad entre todas las tribus de Israel donde edificar una casa en la cual estuviera mi nombre, aunque escogí a David para que presidiera sobre mi pueblo Israel.” 17 Mi padre David tuvo en su corazón edificar una casa al nombre de Jehová, Dios de Israel. 18 Pero Jehová dijo a David, mi padre: “En cuanto a haber tenido en tu corazón edificar una casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo. 19 Pero tú no edificarás la Casa, sino un hijo nacido de tus entrañas: él edificará una casa a mi nombre.”

20 »Jehová ha cumplido la promesa que hizo: yo me he levantado en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la Casa al nombre de Jehová, Dios de Israel. 21 He dispuesto en ella lugar para el Arca, en la cual está el pacto que Jehová hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.»

22 Después se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, 23 dijo: «Jehová, Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, tú que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón, 24 que has cumplido a tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste. Lo prometiste con tu boca y hoy mismo lo has cumplido con tu mano. 25 Ahora, pues, Jehová, Dios de Israel, cumple a tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste, diciendo: “Nunca faltará delante de mí un descendiente tuyo que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden mi camino y anden delante de mí como has andado tú delante de mí.” 26 Ahora, pues, Jehová, Dios de Israel, cúmplase la promesa que hiciste a tu siervo David, mi padre.

27 »Pero ¿es verdad que Dios habitará sobre la tierra? Si los cielos, y los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta Casa que yo he edificado? 28 Con todo, Jehová, Dios mío, tú atenderás a la oración de tu siervo y a su plegaria, escuchando el clamor y la oración que tu siervo hace hoy en tu presencia, 29 que tus ojos estén abiertos de noche y de día sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: “Mi nombre estará allí.” Escucha la oración que tu siervo te dirija en este lugar. 30 Oye, pues, la oración de tu siervo y de tu pueblo Israel. Cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos. Escucha y perdona.

31 »Si alguno peca contra su prójimo, le toman juramento haciéndole jurar y llega el juramento ante tu altar en esta casa, 32 tú oirás desde el cielo y actuarás; juzgarás a tus siervos, condenando al impío, haciendo recaer su proceder sobre su cabeza y justificando al justo para darle conforme a su justicia.

33 »Si tu pueblo Israel es derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se vuelve a ti y confiesa tu nombre, si oran, te ruegan y suplican en esta casa, 34 tú oirás en los cielos, perdonarás el pecado de tu pueblo Israel y lo volverás a la tierra que diste a sus padres.

35 »Si el cielo se cierra y no llueve por haber ellos pecado contra ti, y te ruegan en este lugar y confiesan tu nombre; si se vuelven del pecado cuando los aflijas, 36 tú oirás en los cielos, perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, le enseñarás el buen camino por el que deberán andar y enviarás lluvias sobre tu tierra, que diste a tu pueblo como heredad.

37 »Si en la tierra hay hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón, si sus enemigos los sitian en la tierra donde habiten; en todo azote o enfermedad, 38 cualquiera sea la oración o súplica que haga cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sienta el azote en su corazón y extienda sus manos hacia esta casa, 39 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, perdonarás y actuarás; darás a cada uno, cuyo corazón tú conoces, conforme a sus caminos (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres), 40 para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.

41 »Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel y viene de lejanas tierras a causa de tu nombre 42 (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y llega a orar a esta casa, 43 tú le oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero haya clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.

44 »Si tu pueblo sale a la batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oran a Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, 45 tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia.

46 »Si pecan contra ti (porque no hay hombre que no peque), y tú, airado contra ellos, los entregas al enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, 47 y ellos recapacitan en la tierra adonde los hayan llevado cautivos, si se convierten y te suplican en la tierra de los que los cautivaron, y dicen: “Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad”; 48 si se convierten a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de los enemigos que los hayan llevado cautivos, y te suplican con el rostro hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre, 49 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia. 50 Perdonarás a tu pueblo, que ha pecado contra ti, todas las rebeliones que hayan cometido contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hayan llevado cautivos, 51 porque ellos son tu pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.

52 »Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invoquen, 53 pues tú los apartaste para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés, tu siervo, cuando tú, Señor Jehová, sacaste a nuestros padres de Egipto.»

54 Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de delante del altar de Jehová, donde se había arrodillado, con sus manos extendidas al cielo. 55 Y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta: 56 «¡Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho! Ni una sola palabra de todas las promesas que expresó por medio de su siervo Moisés ha faltado.

57 »Esté con nosotros Jehová, nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. 58 Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos y guardemos sus mandamientos, los estatutos y decretos que mandó cumplir a nuestros padres. 59 Que estas palabras con que he orado delante de Jehová estén cerca de Jehová, nuestro Dios, de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada cosa a su tiempo, 60 a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro. 61 Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová, nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.»

62 Entonces el rey, y todo Israel con él, ofrecieron sacrificios delante de Jehová. 63 Salomón ofreció a Jehová, como sacrificios de paz, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas.

Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová. 64 Aquel mismo día el rey santificó el centro del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, porque ofreció allí los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño y no cabían en él los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de paz.

65 En aquel tiempo Salomón, y con él todo Israel, una gran muchedumbre que acudió desde la entrada de Hamat hasta el río de Egipto, hizo fiesta delante de Jehová, nuestro Dios, durante siete días, y aun otros siete días, esto es, durante catorce días. 66 Al octavo día despidió al pueblo, y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus casas alegres y gozosos de corazón, por todo el bien que Jehová había hecho a David, su siervo, y a su pueblo Israel.

Pacto de Dios con Salomón(I)

Cuando Salomón acabó la obra de la casa de Jehová, la casa real y todo lo que quiso hacer, Jehová se le apareció a Salomón por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón, y le dijo: «He oído tu oración y el ruego que has hecho en mi presencia. He santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. Y si tú andas delante de mí como anduvo David, tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como le prometí a tu padre David, cuando dije: “Nunca faltará un descendiente tuyo en el trono de Israel.” Pero si obstinadamente os apartáis de mí vosotros y vuestros hijos y no guardáis los mandamientos y estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis, yo eliminaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado. Y esta casa que he santificado a mi nombre, la echaré de delante de mí, e Israel será motivo de burla y escarnio entre todos los pueblos. Cualquiera que pase por esta casa, antes sublime, se asombrará y se burlará. Y se preguntará: “¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?” Y le dirán: “Por cuanto abandonaron a Jehová, su Dios, que había sacado a sus padres de la tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.”»

Actividades diversas de Salomón(J)

10 Aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real, 11 para las cuales Hiram, rey de Tiro, le había traído madera de cedro y de ciprés y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea. 12 Hiram salió de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron. 13 Entonces dijo: «¿Qué ciudades son éstas que me has dado, hermano?» Y las llamó «Tierra de Cabul», nombre que tiene hasta hoy. 14 Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.

15 Ésta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová y su propia casa, Milo y el muro de Jerusalén, Hazor, Meguido y Gezer: 16 El faraón, rey de Egipto, había subido y tomado a Gezer; después la quemó, dio muerte a los cananeos que habitaban en la ciudad y la dio en dote a su hija, la mujer de Salomón. 17 Restauró, pues, Salomón a Gezer y a Bet-horón de abajo, 18 a Baalat y a Tadmor en tierra del desierto; 19 asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, las ciudades de los carros, las ciudades de la gente de a caballo y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su señorío. 20 A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de los hijos de Israel, 21 y a sus descendientes, los que quedaron en la tierra después de ellos y que los hijos de Israel no pudieron acabar, Salomón los sometió a trabajos forzados, hasta hoy. 22 Pero a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, sus criados, sus príncipes, sus capitanes, los comandantes de sus carros, o su gente de a caballo. 23 Los que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta hombres, quienes dirigían a la gente que trabajaba en aquella obra.

24 Cuando subió la hija del faraón de la ciudad de David a la casa que Salomón le había edificado, entonces él edificó Milo.

25 Salomón ofrecía tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la Casa estuvo terminada.

26 Hizo también el rey Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo, en la tierra de Edom. 27 Hiram envió en ellas a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón, 28 los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.

La reina de Sabá visita a Salomón(K)

10 Cuando la reina de Sabá oyó de la fama que Salomón había alcanzado para honra de Jehová, vino a probarlo con preguntas difíciles. Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, oro en gran abundancia y piedras preciosas. Al presentarse ante Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía. Salomón le contestó todas sus preguntas; nada hubo que el rey no le contestara. Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, así como la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas y los holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó tan asombrada que dijo al rey: «¡Es verdad lo que oí en mi tierra de tus cosas y tu sabiduría! Yo no lo creía hasta que he venido y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad: tu sabiduría y tus bienes superan la fama que yo había oído. ¡Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti y oyen tu sabiduría! ¡Y bendito sea Jehová, tu Dios, que te vio con agrado y te ha colocado en el trono de Israel!, pues Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto como rey para que hagas derecho y justicia.»

10 Luego dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, mucha especiería y piedras preciosas. Nunca llegó tal cantidad de especias como la que dio la reina de Sabá al rey Salomón.

11 La flota de Hiram, la que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo y piedras preciosas. 12 De la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas y también salterios para los cantores. Nunca había llegado, ni se ha visto hasta hoy, semejante madera de sándalo.

13 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y todo lo que pidió, además de lo que personalmente le regaló. Después ella se despidió y regresó a su tierra con sus criados.

Riquezas y fama de Salomón(L)

14 El peso del oro que Salomón recibía de renta cada año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro, 15 sin contar lo que aportaban los mercaderes, la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia y los principales de la tierra. 16 Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido, empleando seiscientos siclos de oro en cada escudo. 17 Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro. Y los puso el rey en la casa «Bosque del Líbano». 18 Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual recubrió de oro purísimo. 19 Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo, con brazos a uno y otro lado del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones. 20 Había también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro. ¡En ningún otro reino se había hecho un trono semejante! 21 Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, así como toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano». No había nada de plata, porque en tiempos de Salomón no era apreciada, 22 ya que el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, junto con la flota de Hiram, y una vez cada tres años la flota de Tarsis venía y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

23 Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. 24 Toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 25 Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.

Salomón comercia con caballos y carros(M)

26 Salomón reunió carros y gente de a caballo; tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los cuales llevó a las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén. 27 Hizo el rey que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras, y que abundaran los cedros como las higueras de la Sefela. 28 Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón, porque los mercaderes del rey los compraban allí. 29 Un carro que se traía de Egipto valía seiscientas piezas de plata, y un caballo ciento cincuenta. Así los adquirían, también por medio de ellos, todos los reyes de los heteos y de Siria.

Apostasía y dificultades de Salomón

11 Pero el rey Salomón amó, además de la hija del faraón, a muchas mujeres extranjeras, de Moab, de Amón, de Edom, de Sidón, y heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: «No os uniréis a ellas, ni ellas se unirán a vosotros, porque ciertamente harán que vuestros corazones se inclinen tras sus dioses». A éstas, pues, se juntó Salomón por amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas, y sus mujeres le desviaron el corazón. Cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres le inclinaron el corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era ya perfecto para con Jehová, su Dios, como el corazón de su padre David. Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, pues no siguió cumplidamente a Jehová como su padre David.

Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. Lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces 10 y le había mandado sobre este asunto que no siguiera a dioses ajenos. Pero él no guardó lo que le mandó Jehová. 11 Entonces Jehová dijo a Salomón: «Por cuanto has obrado así, y no has guardado mi pacto y los estatutos que yo te mandé, te quitaré el reino y lo entregaré a tu siervo. 12 Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David, tu padre; lo quitaré de manos de tu hijo. 13 Pero no te quitaré todo el reino, sino que le daré una tribu a tu hijo, por amor a David, mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido.»

14 Jehová suscitó un adversario a Salomón: Hadad, el edomita, de sangre real, que estaba en Edom. 15 Porque cuando David estaba en Edom, Joab, el general del ejército, al subir a enterrar los muertos, mató a todos los hombres de Edom 16 (porque seis meses se quedó allí Joab, con todos los israelitas, hasta acabar con todo el sexo masculino en Edom). 17 Pero Hadad, que entonces era un muchacho pequeño, huyó junto con algunos edomitas siervos de su padre, y se fue a Egipto. 18 Luego salieron de Madián y llegaron a Parán, donde tomaron consigo algunos hombres de Parán. Llegaron a Egipto, a la presencia del faraón, rey de Egipto, el cual les dio casa, les asignó alimentos, y hasta les dio tierras.

19 Hadad se ganó de tal manera el favor del faraón, que éste le dio por mujer a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tahpenes. 20 La hermana de Tahpenes le dio a luz a su hijo Genubat, a quien destetó Tahpenes en casa del faraón. Así Genubat vivió en casa del faraón entre los hijos del faraón. 21 Al enterarse Hadad en Egipto que David había dormido con sus padres, y que Joab, general del ejército, había muerto, dijo al faraón:

—Déjame ir a mi tierra.

22 El faraón le respondió:

—¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo que procuras irte a tu tierra?

—Nada; con todo, te ruego que me dejes ir —respondió él.

23 Dios levantó también como adversario contra Salomón a Rezón hijo de Eliada, que había huido de su amo Hadad-ezer, rey de Soba; 24 había reunido gente contra él y se había hecho capitán de una banda cuando David deshizo a los de Soba. Después fueron a vivir a Damasco y allí hicieron rey a Rezón, 25 quien fue adversario de Israel todos los días de Salomón. Esto se sumó al mal que representaba Hadad, pues aborrecía a Israel y llegó a reinar sobre Siria.

26 También Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Sereda, siervo de Salomón, cuya madre se llamaba Zerúa, la cual era viuda, alzó su mano contra el rey. 27 La causa por la cual éste alzó su mano contra el rey fue ésta: Salomón, al edificar Milo, cerró la brecha de la ciudad de David, su padre. 28 Este Jeroboam era un hombre valiente y esforzado, y al ver Salomón que el joven era un hombre activo, le encomendó todo el servicio a cargo de la casa de José.

29 Aconteció, pues, en aquel tiempo, que al salir Jeroboam de Jerusalén, lo encontró en el camino el profeta Ahías, el silonita; éste iba cubierto con una capa nueva, y los dos estaban solos en el campo. 30 Ahías tomó la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos, 31 y dijo a Jeroboam: «Toma para ti diez pedazos, porque así dice Jehová, Dios de Israel: “Voy a arrancar el reino de manos de Salomón y te daré a ti diez tribus. 32 Él se quedará con una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido entre todas las tribus de Israel, 33 por cuanto me ha dejado y ha adorado a Astoret, diosa de los sidonios, a Quemos, dios de Moab, y a Moloc, dios de los hijos de Amón, y no ha andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, ni mis estatutos ni mis decretos, como hizo David, su padre. 34 Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendré como rey todos los días de su vida, por amor a David, mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos. 35 Pero quitaré el reino de manos de su hijo y te daré a ti las diez tribus. 36 A su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga una lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo elegí para poner en ella mi nombre. 37 Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que desee tu alma, y serás rey de Israel. 38 Si prestas oído a todas las cosas que te mande, andas en mis caminos y haces lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te edificaré una casa firme, como la edifiqué a David. Te entregaré a Israel 39 y afligiré a la descendencia de David a causa de esto, pero no para siempre.”»

40 Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac, rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón(N)

41 El resto de los hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de los hechos de Salomón? 42 Los días que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años. 43 Durmió Salomón con sus padres y fue sepultado en la ciudad de su padre David. En su lugar reinó su hijo Roboam.