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Alianza de Dios con David(A)

17 Cuando David estuvo ya instalado en su palacio, le dijo a Natán, el profeta:

—Mira, yo habito en un palacio de cedro, mientras que el arca de la alianza del Señor está bajo simples cortinas.

Y Natán le contestó:

—Pues haz todo lo que te has propuesto, porque cuentas con el apoyo de Dios.

Pero aquella misma noche, Dios se dirigió a Natán y le dijo: «Ve y habla con David, mi siervo, y comunícale que yo, el Señor, he dicho: “No serás tú quien me construya un templo para que habite en él. Desde el día en que saqué a Israel, hasta el presente, nunca he habitado en templos, sino que he estado viviendo de una tienda de campaña en otra y de un lugar en otro. En todo el tiempo que anduve con ellos, jamás le pedí a ninguno de sus caudillos, a quienes puse para que gobernaran a mi pueblo, que me construyera un templo de madera de cedro.” Por lo tanto, dile a mi siervo David que yo, el Señor todopoderoso, le digo: “Yo te saqué del redil, y te quité de andar tras el rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel; te he acompañado por dondequiera que has ido, he acabado con todos los enemigos que se te enfrentaron, y te he dado fama, como la que tienen los hombres importantes de este mundo. Además he preparado un lugar para mi pueblo Israel, y allí los he instalado para que vivan en un sitio propio, donde nadie los moleste ni los malhechores los opriman como al principio, 10 cuando puse caudillos que gobernaran a mi pueblo Israel. Yo humillaré a todos tus enemigos. Y te hago saber que te daré descendientes, 11 y que cuando tu vida llegue a su fin y mueras, yo estableceré a uno de tus descendientes y lo confirmaré en el reino. 12 Él me construirá un templo, y yo afirmaré su trono para siempre. 13 Yo le seré un padre, y él me será un hijo. No le retiraré mi bondad como lo hice con tu predecesor, 14 sino que lo confirmaré para siempre en mi casa y en mi reino. Y su trono quedará establecido para siempre.”»

15 Natán le contó todo esto a David, exactamente como lo había visto y oído. 16 Entonces el rey David entró para hablar delante del Señor, y dijo: «Señor y Dios, ¿quién soy yo y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí? 17 ¡Y tan poca cosa te ha parecido esto, Señor y Dios, que hasta has hablado del porvenir de la dinastía de tu siervo y me has mirado como a un hombre de posición elevada! 18 ¿Qué más te puedo decir del honor que has hecho a tu siervo, si tú conoces a este siervo tuyo? 19 Señor, todas estas maravillas las has hecho en atención a tu siervo, según lo quisiste y para darlas a conocer. 20 Señor, no hay nadie como tú, ni existe otro dios aparte de ti, según todo lo que nosotros mismos hemos oído. 21 En cuanto a Israel, tu pueblo, ¡no hay otro como él, pues es nación única en la tierra! Tú, oh Dios, lo libertaste para que fuera tu pueblo, y te hiciste famoso haciendo cosas grandes y maravillosas. Tú arrojaste de delante de tu pueblo, al que rescataste de Egipto, a las demás naciones, 22 porque tú has tomado a Israel como tu pueblo para siempre, y tú, Señor, serás su Dios.

23 »Así pues, Señor, confirma para siempre la promesa que has hecho a tu siervo y a su dinastía, y cumple lo que has dicho. 24 ¡Que tu promesa se realice fielmente y que tu nombre sea siempre engrandecido, y se diga que el Señor todopoderoso es el Dios de Israel, que él es realmente Dios para Israel! ¡Que la dinastía de tu siervo David se mantenga firme con tu protección! 25 Tú, Dios mío, me has hecho saber que vas a establecer mi dinastía; por eso yo, aunque soy tu siervo, voy a hacerte una súplica. 26 Tú, Señor, eres Dios y has prometido a tu siervo tanta bondad; 27 y ahora te dignaste bendecir a la dinastía de tu siervo para que permanezca para siempre bajo tu protección. Tú, Señor, la has bendecido y será bendita para siempre.»

Campañas militares de David(B)

18 Después de esto, David venció a los filisteos, sometiéndolos y arrebatándoles de las manos la ciudad de Gat y sus aldeas. También derrotó a los moabitas, y así ellos fueron sometidos a David y tuvieron que pagarle tributo.

David venció también a Hadad-ézer, rey de Sobá, que está en dirección de Hamat, cuando éste iba a imponer su dominio sobre la región del río Éufrates. De ellos, David capturó mil carros de combate e hizo prisioneros a siete mil soldados de caballería y a veinte mil de infantería; y además les rompió las patas a todos los caballos de los carros de combate, con la excepción de los caballos necesarios para cien carros.

Llegaron luego los sirios de Damasco para prestar ayuda a Hadad-ézer, el rey de Sobá, pero David venció a los sirios, matando a veintidós mil de ellos. Luego puso David guarniciones en Siria de Damasco, y los sirios quedaron sometidos a él y sujetos al pago de tributos. Así pues, el Señor le daba la victoria a David por dondequiera que iba.

Después David se apoderó de los escudos de oro que usaban los oficiales de Hadad-ézer, y los llevó a Jerusalén. También se apoderó de una gran cantidad de bronce de Tibhat y de Cun, ciudades que pertenecían a Hadad-ézer. Con ese bronce hizo después Salomón la enorme pila para el agua, las columnas y los utensilios de bronce para el templo.

Cuando Toi, rey de Hamat, se enteró de que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ézer, rey de Sobá, 10 envió a su hijo Adoram con toda clase de objetos de oro, de plata y de bronce, para que saludara y felicitara al rey David por haber luchado con Hadad-ézer y haberlo vencido, pues Toi también había estado en guerra con él. 11 David dedicó todos estos objetos al Señor, junto con el oro y la plata que les había quitado a todas las naciones, a Edom, a Moab, a los amonitas, a los filisteos y a los amalecitas.

12 Además Abisai, hijo de Seruiá, derrotó a dieciocho mil edomitas en el Valle de la Sal. 13 Luego puso David guarniciones en Edom, y todos los edomitas quedaron sometidos a él; y el Señor le daba la victoria por dondequiera que iba.

Oficiales de David(C)

14 David reinó sobre todo Israel, actuando con justicia y rectitud para con todo su pueblo. 15 El jefe del ejército era Joab, hijo de Seruiá; y Josafat, hijo de Ahilud, era el secretario del rey. 16 Sadoc, hijo de Ahitub, y Ahimélec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes; Savsá era el cronista, 17 y Benaías, hijo de Joiadá, estaba al mando de la guardia de quereteos y peleteos. Los hijos de David eran sus principales ayudantes.

David derrota a los sirios y amonitas(D)

19 Después de algún tiempo murió Nahas, el rey de los amonitas, y en su lugar reinó su hijo. Entonces David pensó que debía tratar a Hanún, el hijo de Nahas, con bondad, porque su padre lo había tratado a él con bondad, y mandó algunos embajadores para que le dieran a Hanún el pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los oficiales de David llegaron al país amonita, los jefes amonitas le dijeron a Hanún: «¿Y cree Su Majestad que David ha enviado esos hombres a dar el pésame, tan sólo para honrar al padre de Su Majestad? ¡Seguramente han venido para inspeccionar, examinar y espiar el país!»

Entonces Hanún ordenó que apresaran a los oficiales de David, y que los afeitaran y les rasgaran la ropa por la mitad hasta las asentaderas. Después los despidió. Cuando fueron a decir a David lo que les había pasado a aquellos hombres, mandó que fueran a recibirlos, porque estarían sumamente avergonzados, y que les ordenaran quedarse en Jericó hasta que les creciera la barba, y que entonces regresaran.

Los amonitas comprendieron que se habían hecho odiosos a David, por lo que Hanún y los amonitas enviaron treinta y tres toneladas de plata para tomar a sueldo carros de combate y tropas de caballería en Mesopotamia, Siria, Maacá y Sobá, y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros de combate, así como al rey de Maacá con su ejército. Éstos llegaron e instalaron su campamento frente a Medebá. Además los amonitas salieron de sus ciudades y se reunieron para entrar en el combate. Pero David lo supo, y mandó a Joab con todos los soldados del ejército. Los amonitas avanzaron y se prepararon para la batalla a la entrada misma de la ciudad. Los reyes que habían venido se quedaron en el campo. 10 Cuando Joab vio que iba a ser atacado por el frente y por la retaguardia, escogió los mejores soldados israelitas y se preparó para atacar a los sirios. 11 Luego, para hacer frente a los amonitas, puso el resto de la tropa bajo el mando de su hermano Abisai, 12 y le dijo: «Si los sirios pueden más que yo, tú vendrás a ayudarme, y si los amonitas pueden más que tú, yo te ayudaré. 13 Ten ánimo, y luchemos con valor por nuestra nación y por las ciudades de nuestro Dios. ¡Y que el Señor haga lo que le parezca mejor!»

14 Joab avanzó con sus tropas para atacar a los sirios, pero éstos huyeron ante él. 15 Y cuando los amonitas vieron que los sirios huían, ellos también huyeron de Abisai, hermano de Joab, y se metieron en la ciudad. Entonces Joab regresó a Jerusalén.

16 Cuando los sirios se dieron cuenta de que Israel los había vencido, enviaron mensajeros para hacer venir a los sirios que estaban al otro lado del río Éufrates. Al frente de ellos estaba Sofac, jefe del ejército de Hadad-ézer. 17 Pero le contaron esto a David, quien, movilizando en seguida a todo Israel, atravesó el río Jordán, avanzó y tomó posiciones contra ellos. David formó sus tropas para enfrentarse con los sirios, y éstos lucharon con él, 18 pero finalmente huyeron de los israelitas, pues las bajas que les causó David fueron de cuarenta mil soldados de infantería y siete mil de los carros de combate; además, David mató a Sofac, el jefe del ejército sirio. 19 Al ver los aliados de Hadad-ézer que los israelitas los habían derrotado, hicieron la paz con David y quedaron sometidos a él. A partir de entonces, los sirios no quisieron volver a ayudar a los amonitas.

Pacto de Dios con David

(2 S. 7.1-29)

17 Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas. Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.

En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo: Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite. Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo. Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles: Por qué no me edificáis una casa de cedro? Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra. Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes, 10 y desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa. 11 Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. 12 Él me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. 13 Yo le seré por padre, y él me será por hijo;(A) y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; 14 sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre. 15 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

16 Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar? 17 Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios. 18 ¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo. 19 Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas. 20 Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos. 21 ¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto? 22 Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios. 23 Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho. 24 Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti. 25 Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti. 26 Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien; 27 y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.

David extiende sus dominios

(2 S. 8.1-14)

18 Después de estas cosas aconteció que David derrotó a los filisteos, y los humilló, y tomó a Gat y sus villas de mano de los filisteos.

También derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole presentes.

Asimismo derrotó David a Hadad-ezer rey de Soba, en Hamat, yendo este a asegurar su dominio junto al río Éufrates. Y le tomó David mil carros, siete mil de a caballo, y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó. Y viniendo los sirios de Damasco en ayuda de Hadad-ezer rey de Soba, David hirió de ellos veintidós mil hombres. Y puso David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, trayéndole presentes; porque Jehová daba la victoria a David dondequiera que iba. Tomó también David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén. Asimismo de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, tomó David muchísimo bronce, con el que Salomón hizo el mar de bronce, las columnas, y utensilios de bronce.(B)

Y oyendo Toi rey de Hamat que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer rey de Soba, 10 envió a Adoram su hijo al rey David, para saludarle y bendecirle por haber peleado con Hadad-ezer y haberle vencido; porque Toi tenía guerra contra Hadad-ezer. Le envió también toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce; 11 los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y el oro que había tomado de todas las naciones de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.

12 Además de esto, Abisai hijo de Sarvia destrozó en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas.(C) 13 Y puso guarnición en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; porque Jehová daba el triunfo a David dondequiera que iba.

Oficiales de David

(2 S. 8.15-18; 20.23-26)

14 Reinó David sobre todo Israel, y juzgaba con justicia a todo su pueblo. 15 Y Joab hijo de Sarvia era general del ejército, y Josafat hijo de Ahilud, canciller. 16 Sadoc hijo de Ahitob y Abimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Savsa, secretario. 17 Y Benaía hijo de Joiada estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes cerca del rey.

Derrotas de amonitas y sirios

(2 S. 10.1-19)

19 Después de estas cosas aconteció que murió Nahas rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar su hijo. Y dijo David: Manifestaré misericordia con Hanún hijo de Nahas, porque también su padre me mostró misericordia. Así David envió embajadores que lo consolasen de la muerte de su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón a Hanún, para consolarle, los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: ¿A tu parecer honra David a tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para espiar, e inquirir, y reconocer la tierra? Entonces Hanún tomó los siervos de David y los rapó, y les cortó los vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despachó. Se fueron luego, y cuando llegó a David la noticia sobre aquellos varones, él envió a recibirlos, porque estaban muy afrentados. El rey mandó que les dijeran: Estaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.

Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba. Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su ejército, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba. Y se juntaron también los hijos de Amón de sus ciudades, y vinieron a la guerra. Oyéndolo David, envió a Joab con todo el ejército de los hombres valientes. Y los hijos de Amón salieron, y ordenaron la batalla a la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.

10 Y viendo Joab que el ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia, escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su ejército contra los sirios. 11 Puso luego el resto de la gente en mano de Abisai su hermano, y los ordenó en batalla contra los amonitas. 12 Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré. 13 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca. 14 Entonces se acercó Joab y el pueblo que tenía consigo, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron delante de él. 15 Y los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai su hermano, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.

16 Viendo los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del Éufrates, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer. 17 Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y cruzando el Jordán vino a ellos, y ordenó batalla contra ellos. Y cuando David hubo ordenado su tropa contra ellos, pelearon contra él los sirios. 18 Mas el pueblo sirio huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil hombres de los carros, y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac general del ejército. 19 Y viendo los siervos de Hadad-ezer que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David, y fueron sus siervos; y el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los hijos de Amón.

Promesa de Dios a David(A)

17 Una vez instalado en su palacio, David dijo al profeta Natán:

—¡Aquí me tienes, habitando un palacio de cedro, mientras que el arca del pacto del Señor se encuentra bajo una tienda!

—Bien —respondió Natán—. Haga usted lo que su corazón dicte, pues Dios está con usted.

Pero aquella misma noche la palabra de Dios vino a Natán y le dijo:

«Ve y dile a mi siervo David que así dice el Señor: “No serás tú quien me construya una casa para que yo la habite. Desde el día en que liberé a Israel hasta el día de hoy, no he habitado en casa alguna, sino que he ido de campamento en campamento y de tienda en tienda. Todo el tiempo que anduve con Israel, ¿acaso le reclamé a alguno de los jefes[a] a los que ordené pastorear a mi pueblo el no haberme construido una casa de cedro?”.

»Pues bien, dile a mi siervo David que así dice el Señor de los Ejércitos: “Yo te saqué del redil para que, en vez de cuidar ovejas, gobernaras a mi pueblo Israel. Yo he estado contigo por dondequiera que has ido y he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra. También voy a designar un lugar para mi pueblo Israel, y allí los plantaré para que puedan vivir sin sobresaltos. Sus malvados enemigos no volverán a oprimirlos como lo han hecho desde el principio, 10 desde los días en que nombré jefes sobre mi pueblo Israel. Yo derrotaré a todos tus enemigos.

»”Además, te anuncio que yo, el Señor, te edificaré una casa. 11 Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a reunirte con tus antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus descendientes, a uno de tus hijos, y afirmaré su reino. 12 Será él quien construya una casa en mi honor y yo afirmaré su trono para siempre. 13 Yo seré su Padre y él será mi hijo. Jamás le negaré mi amor, como se lo negué a quien reinó antes que tú. 14 Al contrario, para siempre lo estableceré sobre mi casa y mi reino, y su trono quedará establecido para siempre”».

15 Natán comunicó todo esto a David, tal como lo había recibido por revelación.

Oración de David(B)

16 Luego el rey David se presentó ante el Señor y dijo:

«Señor y Dios, ¿quién soy yo y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar tan lejos? 17 Como si esto fuera poco, oh Dios, has hecho promesas a este tu siervo en cuanto al futuro de su casa. ¡Me has tratado como si fuera yo un hombre muy importante, Señor y Dios!

18 »¿Qué más podría decir del honor que has dado a tu siervo, si tú me conoces? 19 Señor, tú has hecho todas estas grandes maravillas, por amor a tu siervo, según tu voluntad, y las has dado a conocer.

20 »Señor, nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios. 21 ¿Y qué nación se puede comparar con tu pueblo Israel? Es la única nación en la tierra que tú has redimido para hacerla tu propio pueblo y para dar a conocer tu nombre. Hiciste grandes y asombrosas maravillas cuando al paso de tu pueblo, al cual redimiste de Egipto, expulsaste a las naciones y a sus dioses. 22 Adoptaste a Israel para que fuera tu pueblo para siempre y para que tú, Señor, fueras su Dios.

23 »Y ahora, Señor, mantén para siempre la promesa que has hecho a tu siervo y a su casa. Cumple tu palabra 24 para que tu nombre permanezca y sea exaltado por siempre, para que todos digan: “¡El Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, es Dios para Israel!”. Entonces la casa de tu siervo David quedará establecida en tu presencia.

25 »Tú, Dios mío, le has revelado a tu siervo el propósito de establecerle una casa y por eso tu siervo se ha atrevido a hacerte esta súplica. 26 ¡Oh Señor, tú eres Dios y has prometido tanta bondad a tu siervo! 27 Te has dignado bendecir a la familia de tu siervo, de modo que bajo tu protección exista para siempre. Tú, Señor, la has bendecido y por eso quedará bendita para siempre».

Victorias de David(C)

18 Pasado algún tiempo, David derrotó a los filisteos y los subyugó, quitándoles el control de la ciudad de Gat y de sus aldeas.

También derrotó y sometió a los moabitas, los cuales pasaron a ser vasallos tributarios de David.

Además, David derrotó a Hadad Ezer, rey de Sobá, en Jamat, cuando este se dirigía a establecer su dominio sobre la región del río Éufrates. David capturó mil carros, siete mil jinetes y veinte mil soldados de infantería; también rompió las patas de los caballos de tiro, aunque dejó los caballos suficientes para cien carros.

Luego, cuando los arameos de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, David aniquiló a veintidós mil de ellos. También puso guarniciones en Damasco, de modo que los arameos pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas las campañas de David, el Señor le daba la victoria.

En cuanto a los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer, David se apropió de ellos y los trasladó a Jerusalén. Así mismo se apoderó de una gran cantidad de bronce que había en las ciudades de Tébaj[b] y de Cun, poblaciones de Hadad Ezer. Ese fue el bronce que Salomón usó para hacer la fuente, las columnas y todos los utensilios de bronce.

Tou, rey de Jamat, se enteró de que David había derrotado por completo al ejército de Hadad Ezer, rey de Sobá. 10 Como Tou también era enemigo de Hadad Ezer, envió a su hijo Hadorán a desearle bienestar al rey David y a felicitarlo por haber derrotado a Hadad Ezer en batalla. Y Tou envió toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce, 11 los cuales el rey David consagró al Señor, tal como lo había hecho con la plata y el oro que había tomado de todas estas naciones: Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.

12 Por su parte, Abisay, hijo de Sarvia, derrotó a los edomitas en el valle de la Sal, donde aniquiló a dieciocho mil edomitas. 13 También puso guarniciones en Edom, de modo que los edomitas pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas sus campañas el Señor le daba la victoria.

Oficiales de David(D)

14 David reinó sobre todo Israel, gobernando al pueblo entero con justicia y rectitud.

15 Joab, hijo de Sarvia, era general del ejército;

Josafat, hijo de Ajilud, era el secretario;

16 Sadoc, hijo de Ajitob, y Ajimélec,[c] hijo de Abiatar, eran sacerdotes;

Savsa era el cronista.

17 Benaías, hijo de Joyadá, estaba al mando de los soldados quereteos y peleteos,

y los hijos de David ocupaban los principales puestos junto al rey.

Guerra contra los amonitas(E)

19 Pasado algún tiempo, murió Najás, rey de los amonitas, y su hijo lo sucedió en el trono. Entonces David pensó: «Debo ser leal con Janún, hijo de Najás, pues su padre lo fue conmigo». Así que envió a unos mensajeros para darle el pésame por la muerte de su padre.

Cuando los mensajeros de David llegaron al país de los amonitas para darle el pésame a Janún, los comandantes de ese pueblo le aconsejaron: «¿Y acaso cree usted que David ha enviado a estos mensajeros solo para darle el pésame y porque quiere honrar a su padre? ¿No será más bien que han venido a espiar y explorar el país para luego destruirlo?». Entonces Janún mandó que apresaran a los mensajeros de David y que les afeitaran media barba y cortaran su ropa por la mitad, dejándolos desnudos de la cintura hacia abajo. Y así los despidió.

Los hombres de David se sentían muy avergonzados. Cuando David se enteró de lo que les había pasado, mandó que los recibieran y les dieran este mensaje de su parte: «Quédense en Jericó y no regresen hasta que les crezca la barba».

Al darse cuenta Janún y los amonitas de que habían ofendido a David, enviaron mil talentos[d] de plata para contratar carros y jinetes en Aram Najarayin,[e] en Aram de Macá y en Sobá. Contrataron treinta y dos mil carros y al rey de Macá con su ejército, que acampó frente a Medeba. Por su parte, los amonitas salieron de sus ciudades y se dispusieron para el combate.

Cuando David lo supo, despachó a Joab con todos los soldados del ejército. Los amonitas avanzaron hasta la entrada de su ciudad, pero los reyes que habían venido a reforzarlos se quedaron aparte, en campo abierto.

10 Joab se vio amenazado por el frente y por la retaguardia, así que escogió a las mejores tropas israelitas para pelear contra los arameos. 11 El resto de las tropas las puso al mando de su hermano Abisay, para que enfrentaran a los amonitas. 12 A Abisay le ordenó: «Si los arameos pueden más que yo, tú vendrás a rescatarme; y si los amonitas pueden más que tú, yo te rescataré. 13 ¡Ánimo! Luchemos con valor por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios. ¡Y que el Señor haga lo que bien le parezca!».

14 Enseguida Joab y sus tropas avanzaron contra los arameos y estos huyeron de él. 15 Al ver que los arameos se daban a la fuga, también los amonitas huyeron de Abisay y se refugiaron en la ciudad. Entonces Joab regresó a Jerusalén.

16 Los arameos, al verse derrotados por Israel, enviaron mensajeros para pedir ayuda a los arameos que estaban al otro lado del río Éufrates. Sofac, comandante del ejército de Hadad Ezer, tomó el mando.

17 Cuando David se enteró de esto, reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y tomó posición de batalla contra los arameos. Estos lo atacaron, 18 pero tuvieron que huir ante los israelitas. David mató a siete mil soldados que guiaban los carros de guerra y a cuarenta mil de infantería. También mató a Sofac, comandante del ejército arameo.

19 Al ver que los arameos habían sido derrotados por los israelitas, todos los vasallos de Hadad Ezer hicieron la paz con David y se sometieron a él.

A partir de entonces, los arameos se negaron a ir en auxilio de los amonitas.

Notas al pie

  1. 17:6 jefes. Véase Jue 2:16.
  2. 18:8 Tébaj. Lit. Tibjat (variante de este nombre).
  3. 18:16 Ajimélec (mss. hebreos, Vulgata y Siríaca; véase 2S 8:17); Abimélec (TM).
  4. 19:6 Es decir, aprox. 34 t.
  5. 19:6 Aram Najarayin. Es decir, el noroeste de Mesopotamia.

Dios hace un pacto con David (2 S 7.1-29)

17 David ya vivía tranquilo en su palacio, cuando le dijo al profeta Natán:

—No está bien que yo viva en un palacio de maderas finas, mientras el cofre del pacto de Dios todavía está en una carpa.

Natán le contestó:

—Haz lo que creas conveniente, pues Dios te apoya en todo.

Sin embargo, Dios le habló a Natán esa misma noche, y le dijo:

«Ve y dile de mi parte a David lo siguiente: “David, no serás tú quien me construya una casa. 5-6 Dime cuándo les pedí a los jefes de Israel que me hicieran una casa de maderas finas. ¡Si desde que los saqué a ustedes de Egipto, siempre he vivido en una carpa!

”Yo soy el Dios todopoderoso. Yo soy quien te puso al frente de mi pueblo cuando eras un simple pastor de ovejas. Yo soy quien siempre te ha cuidado, y te ha ayudado a derrotar a tus enemigos. Y soy también quien te hará muy famoso en este mundo.

9-14 ”También a mi pueblo Israel le he dado un lugar donde pueda vivir en paz. Nadie volverá a molestarlos ni a hacerles daño, como cuando los gobernaban los jueces.

”Yo haré que de tus descendientes salgan los reyes de Israel, y humillaré a tus enemigos. Después de tu muerte, yo haré que uno de tus hijos llegue a ser rey de mi pueblo. A él sí le permitiré que me construya una casa, y haré que su reino dure para siempre. Yo seré para él como un padre, y él será para mí como un hijo. Y nunca dejaré de amarlo, ni lo abandonaré como abandoné a Saúl”».

15 Entonces Natán fue y le dio el mensaje a David.

David le da gracias a Dios

16 El rey David fue a la carpa donde estaba el cofre del pacto, se sentó delante de Dios, y le dijo:

«Mi Dios, ¿cómo puedes darme todo esto si mi familia y yo valemos tan poco? 17 ¿Y cómo es posible que prometas darme aún más, y que siempre bendecirás a mis descendientes? Me tratas como si fuera yo alguien muy importante. 18 ¿Qué más te puedo decir Dios mío, por haberme honrado así, si tú me conoces muy bien?

19 »Tú me dejas conocer tus grandes planes, porque así lo has querido. 20 ¡Qué grande eres, Dios mío! ¡Todo lo que de ti sabemos es verdad! ¡No hay ningún otro Dios como tú, 21 ni existe tampoco otra nación como tu pueblo Israel! ¿A qué otra nación la libraste de la esclavitud? ¿A qué otra nación la hiciste tan famosa?

»Tú hiciste muchos milagros en favor nuestro, y arrojaste lejos de nosotros a las naciones y a sus dioses. 22 Así nosotros hemos llegado a ser tu pueblo, y tú eres nuestro Dios; y esto será así por siempre.

23 »Mi Dios, yo te pido que le cumplas a mis descendientes estas promesas que nos acabas de hacer. 24 Haz que ellos se mantengan en tu servicio, para que tu nombre sea siempre reconocido. Y que todo el mundo diga: “El Dios de Israel es el Dios todopoderoso”.

25 »Dios mío, yo me atrevo a pedirte esto porque tú has dicho que mis descendientes serán siempre los reyes de tu pueblo.

26 »Tú eres Dios, y has prometido hacerme bien. 27 Por eso te ruego que bendigas a mis descendientes para que siempre te sirvan, porque a quien tú bendigas le irá bien».

David vence a sus enemigos (2 S 8.1-14)

18 Poco tiempo después, David atacó a los filisteos. Les quitó la ciudad de Gat con sus poblados, y los tuvo bajo su poder. También derrotó a los moabitas, quienes tuvieron que reconocer a David como su rey, y pagarle impuestos.

Cuando Hadad-ézer, rey de Sobá, iba hacia Hamat para extender su dominio en la región del río Éufrates, David lo derrotó. Como resultado de la batalla David tomó presos a siete mil jinetes y a veinte mil soldados de a pie. Se quedó con mil carros de combate. A la mayoría de los caballos les rompió las patas, y sólo dejó sanos a cien.

Los arameos que vivían en Damasco vinieron a ayudar al rey Hadad-ézer, pero David mató a veintidós mil de ellos. 6-8 Luego puso guardias entre los arameos que vivían en Damasco, y también ellos tuvieron que reconocer a David como rey y empezar a pagarle impuestos.

David tomó los escudos de oro que traían los oficiales de Hadad-ézer y los llevó a Jerusalén. También se llevó muchísimo bronce de Tibhat y Cun, ciudades que gobernaba Hadad-ézer. Con ese bronce Salomón hizo la fuente, las columnas y todos los utensilios de bronce para el templo.

Así fue como Dios le dio a David victoria tras victoria.

9-10 Hadad-ézer había peleado muchas veces contra Toi, rey de Hamat. Por eso, cuando Toi supo que David había derrotado al ejército de Hadad-ézer, envió a su hijo Adoram a saludar y felicitar al rey David por su triunfo.

Adoram le llevó al rey David regalos de oro, plata y bronce. 11 David le entregó todo esto a Dios, junto con el oro y la plata de las naciones que había conquistado: Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.

12 Abisai, jefe de los treinta mejores soldados de David, mató a dieciocho mil edomitas en el Valle de la Sal. 13 Luego puso guardias en toda la tierra de Edom, y así los edomitas reconocieron a David como rey.

Dios seguía dándole victorias a David, 14 y como rey de los israelitas, David siempre fue bueno y justo con ellos.

Los asistentes de David (2 S 8.16-18; 20.23-26)

15 Los principales asistentes de David fueron los siguientes:

Joab hijo de Seruiá, que era jefe del ejército;

Josafat hijo de Ahilud, que era secretario del reino.

16 Sadoc hijo de Ahitub, y Abimélec hijo de Abiatar, que eran sacerdotes;

Savsá, que era su secretario personal;

17 Benaías hijo de Joiadá, jefe del grupo filisteo al servicio del rey.

Los hijos de David eran los oficiales más importantes del reino.

David vence a los sirios y a los amonitas (2 S 10.1-19)

19 Poco tiempo después, murió Nahas, el rey de los amonitas, y en su lugar reinó su hijo Hanún. Y David dijo: «Voy a tratar a Hanún con la misma bondad con que me trató Nahas, su padre».

Enseguida envió David mensajeros a Hanún para que lo consolaran por la muerte de su padre. Pero cuando los mensajeros llegaron a la tierra de los amonitas, los jefes de los amonitas le dijeron a Hanún:

«¿De veras cree Su Majestad que David envió a sus mensajeros para consolarlo? ¡Claro que no! ¡Los envió como espías, para luego conquistar nuestra ciudad!»

Entonces Hanún mandó que apresaran a los mensajeros de David, y que los avergonzaran cortándoles la barba, y que los mandaran de regreso a su tierra desnudos de la cintura para abajo.

Los mensajeros regresaron muy avergonzados, y cuando David lo supo, les mando a decir: «Quédense en Jericó, y no regresen hasta que les crezca la barba».

Cuando Hanún y los amonitas supieron que David se había enojado mucho, les pagaron treinta y tres mil kilos de plata a los sirios de las ciudades de Mesopotamia, de Maacá y de Sobá, para que enviaran carros de combate y jinetes que se unieran a ellos y pelearan contra David.

7-9 Los sirios enviaron treinta y dos mil carros de combate, junto con el rey Maacá y su ejército, que acampó frente a Medebá. También vinieron otros reyes sirios, que se quedaron en el campo listos para la batalla.

Los amonitas, por su parte, salieron de sus ciudades listos para entrar en batalla a la entrada de la ciudad.

David se dio cuenta de esto, y envió a la batalla a Joab, junto con todo su ejército y sus mejores soldados. 10 Y cuando Joab vio que los sirios iban a atacarlo por un lado y los amonitas por el otro, eligió a los mejores soldados israelitas y atacó a los arameos. 11 El resto de su ejército lo dejó a las órdenes de su hermano Abisai, para que peleara contra los amonitas, 12 y le dijo:

«Si ves que los arameos me están ganando, irás a ayudarme. Si, por el contrario, veo que los amonitas te están ganando, yo te ayudaré. 13 ¡Tú esfuérzate y ten valor! Luchemos por nuestra gente y por las ciudades que Dios nos ha dado, ¡y que Dios haga lo que le parezca mejor!»

14 Joab y sus hombres pelearon contra los sirios, y los hicieron huir. 15 Cuando los amonitas vieron que los sirios estaban huyendo, también ellos huyeron de Abisai y corrieron a refugiarse en su ciudad. Entonces Joab dejó de combatirlos y regresó a Jerusalén.

16 Sin embargo, al ver los sirios que los israelitas los habían derrotado, les pidieron ayuda a los sirios que estaban del otro lado del Éufrates. Y cuando éstos llegaron, se pusieron bajo las órdenes de Sofac, jefe del ejército de Hadad-ézer.

17 Cuando David supo esto, reunió a todo el ejército de Israel, cruzó el río Jordán y llegó a donde estaban los sirios. David puso a su ejército frente a los sirios en posición de ataque, y empezó la batalla. 18 David mató a siete mil soldados que guiaban los carros de combate, y a cuarenta mil soldados de a pie. También mató a Sofac, jefe del ejército. Entonces los sirios huyeron de los israelitas.

19 Cuando todos los que se habían unido a Hadad-ézer vieron que David los había derrotado, hicieron la paz con David y quedaron a su servicio. Desde entonces los sirios no volvieron a ayudar a los amonitas.

Promesa de Dios a David

17 (A)Sucedió que cuando David ya moraba en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí, yo habito en una casa de cedro, pero el arca del pacto del Señor está debajo de una tienda[a]. Entonces Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo. Y sucedió que esa misma noche la palabra de Dios vino a Natán, diciendo: Ve y di a mi siervo David: «Así dice el Señor: “Tú no me edificarás casa para que yo habite en ella(B). No[b] he morado en una casa desde el día en que hice subir a Israel hasta hoy, sino que he ido[c] de tienda en tienda y de morada en morada(C). En todos los lugares donde he andado con todo Israel, ¿he hablado alguna palabra con alguno de los jueces de Israel, a quienes mandé apacentar a mi pueblo, diciendo: ‘Por qué no me habéis edificado una casa de cedro(D)’?”». Ahora pues, así dirás a mi siervo David: «Así dice el Señor de los ejércitos: “Yo te tomé del pastizal, de seguir las ovejas, para que fueras príncipe sobre mi pueblo Israel. He estado contigo por dondequiera que has ido y he exterminado[d] a todos tus enemigos de delante de ti, y haré de ti un nombre como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Asignaré también un lugar para mi pueblo Israel, y lo plantaré allí para que habite en su propio lugar y no sea removido más; tampoco los malvados[e] los oprimirán más como antes, 10 como desde los días que ordené que hubiera jueces sobre mi pueblo Israel; y someteré a todos tus enemigos. Además te hago saber que el Señor te edificará una casa. 11 Y sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas a estar con tus padres, levantaré a uno de tus descendientes[f] después de ti, que será de tus hijos; y estableceré su reino. 12 El me edificará una casa, y yo estableceré su trono para siempre. 13 Yo seré padre para él y él será hijo para mí(E); y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que estaba antes de ti(F). 14 Sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono será establecido para siempre”». 15 Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

Oración de David

16 Entonces el rey David entró y se sentó delante del Señor, y dijo: ¿Quién soy yo, oh Señor Dios, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí(G)? 17 Y aun esto fue poco ante tus ojos, oh Dios, pues también has hablado de la casa de tu siervo concerniente a un futuro lejano, y me has considerado conforme a la medida de un hombre excelso, oh Señor Dios. 18 ¿Qué más te puede decir David en cuanto al honor concedido a tu siervo? Porque tú conoces a tu siervo. 19 Oh Señor, por amor a tu siervo y según tu corazón, tú has hecho esta gran cosa para manifestar todas estas grandezas(H). 20 Oh Señor, no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. 21 ¿Y qué otra nación en la tierra es como tu pueblo Israel, al cual Dios vino a redimir como pueblo para sí, a fin de darte un nombre por medio de cosas grandes y terribles, al echar naciones de delante de tu pueblo, al que rescataste de Egipto? 22 Pues hiciste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre(I), y tú, Señor, has venido a ser su Dios. 23 Y ahora, Señor, que la palabra que tú has hablado acerca de tu siervo y acerca de su casa sea afirmada para siempre, y haz según has hablado. 24 Y sea confirmado y engrandecido tu nombre para siempre, al decirse: «El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, es Dios para Israel; y que la casa de tu siervo David sea establecida delante de ti». 25 Porque tú, Dios mío, has revelado a[g] tu siervo que le edificarás una casa; por tanto tu siervo ha hallado ánimo para orar delante de ti. 26 Ahora pues, Señor, tú eres Dios, y has prometido[h] bien a tu siervo. 27 Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, a fin de que permanezca[i] para siempre delante de ti; porque tú, Señor, la has bendecido, y es bendecida para siempre.

Victorias de David

18 (J)Después de esto, sucedió que David derrotó[j] a los filisteos y los sometió, y tomó Gat y sus aldeas de mano de los filisteos. Y derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole tributo. David derrotó también a Hadad-ezer, rey de Soba, cerca de Hamat, cuando este iba a establecer su dominio[k] en el río Eufrates. David le tomó mil carros y siete mil hombres de a caballo y veinte mil soldados de a pie; David desjarretó todos los caballos de los carros, pero dejó suficientes de ellos para cien carros.

Cuando vinieron los arameos de Damasco[l] en ayuda de Hadad-ezer, rey de Soba(K), David mató[m] a veintidós mil hombres de los arameos. Entonces David puso guarniciones en Aram de Damasco[n]; y los arameos fueron siervos de David, trayéndole tributo. Y el Señor ayudaba a David dondequiera que iba. Tomó David los escudos de oro que llevaban[o] los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén. Asimismo tomó David una gran cantidad de bronce de Tibhat[p] y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, con el cual Salomón hizo el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce(L).

Y cuando Tou, rey de Hamat, oyó que David había derrotado[q] a todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba, 10 envió a su hijo Adoram[r] al rey David para saludarlo[s] y bendecirlo, porque había peleado contra Hadad-ezer y lo había derrotado[t], pues Hadad-ezer había estado en guerra[u] con Tou[v]. Y Adoram trajo toda clase de objetos de oro, de plata y de bronce, 11 que el rey David dedicó también al Señor, junto con la plata y el oro que había tomado de todas estas[w] naciones: de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.

12 Además Abisai, hijo de Sarvia, derrotó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal. 13 Puso guarniciones en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David. Y el Señor daba la victoria a David dondequiera que iba.

Oficiales de David

14 David reinó sobre todo Israel, y administraba[x] justicia y derecho a todo su pueblo. 15 Joab(M), hijo de Sarvia, era jefe del[y] ejército; y Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 16 y Sadoc, hijo de Ahitob, y Abimelec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes, y Savsá era escriba; 17 y Benaía, hijo de Joiada, era jefe de[z] los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los primeros junto al rey.

Derrota de los amonitas y de los arameos

19 (N)Sucedió después de esto que murió Nahas, rey de los hijos de Amón, y su hijo reinó en su lugar. Y David dijo: Seré bondadoso con Hanún, hijo de Nahas, porque su padre fue bondadoso conmigo. Envió, pues, David mensajeros para consolarlo por la muerte de su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas a ver a Hanún para consolarlo, los príncipes de los amonitas dijeron a Hanún: ¿Crees tú que David está[aa] honrando a tu padre porque te ha enviado consoladores? ¿No han venido a ti sus siervos para reconocer, para destruir y para espiar la tierra? Entonces Hanún tomó a los siervos de David y los rapó, les cortó los vestidos por la mitad hasta las caderas, y los despidió. Y algunos fueron y le avisaron a David acerca de los hombres. Y él envió gente a su encuentro, porque los hombres estaban muy humillados. Y el rey dijo: Quedaos en[ab] Jericó hasta que os crezca la barba, y después volved.

Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos[ac] de plata para tomar a sueldo carros y hombres de a caballo de Mesopotamia, de Aram-maaca y de Soba(O). Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su pueblo, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba(P). También los hijos de Amón se reunieron desde sus ciudades y vinieron a la batalla. Cuando David se enteró, envió a Joab y a todo el ejército de los valientes. Y los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.

10 Viendo Joab que se le presentaba batalla[ad] por el frente y por la retaguardia, escogió de entre los mejores hombres de Israel y los puso en orden de batalla contra los arameos. 11 Al resto del pueblo lo colocó al mando de su hermano Abisai; y se pusieron en orden de batalla contra los hijos de Amón. 12 Y dijo: Si los arameos son demasiado fuertes para mí, entonces tú me ayudarás, y si los hijos de Amón son demasiado fuertes para ti, entonces yo te ayudaré. 13 Esfuérzate, y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo y por amor a las ciudades de nuestro Dios; y que el Señor haga lo que le parezca bien[ae]. 14 Entonces se acercó Joab con el pueblo que estaba con él para enfrentarse en combate con los arameos, y estos huyeron delante de él. 15 Cuando los hijos de Amón vieron que los arameos huían, ellos también huyeron delante de su hermano Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.

16 Al ver los arameos que habían sido derrotados por[af] Israel, enviaron mensajeros, y trajeron a los arameos que estaban al otro lado del Río[ag], con Sofac, comandante del ejército de Hadad-ezer, al frente de ellos. 17 Cuando se dio aviso a David, este reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y llegó frente a ellos y se puso en orden de batalla contra ellos. Y cuando David se puso en orden de batalla para enfrentarse a los arameos, estos pelearon contra él. 18 Pero los arameos huyeron delante de Israel, y David mató de los arameos a siete mil[ah] hombres de los carros y cuarenta mil hombres de a pie, también dio muerte a Sofac, comandante del ejército. 19 Cuando los siervos de Hadad-ezer vieron que habían sido derrotados por[ai] Israel, hicieron la paz con David y le sirvieron. Y los arameos no quisieron ayudar más a los hijos de Amón.

Notas al pie

  1. 1 Crónicas 17:1 Lit., cortinas
  2. 1 Crónicas 17:5 Lit., Porque no
  3. 1 Crónicas 17:5 Lit., estado
  4. 1 Crónicas 17:8 Lit., cortado
  5. 1 Crónicas 17:9 Lit., hijos de iniquidad
  6. 1 Crónicas 17:11 Lit., tu simiente
  7. 1 Crónicas 17:25 Lit., has destapado el oído de
  8. 1 Crónicas 17:26 Lit., hablado
  9. 1 Crónicas 17:27 Lit., esté
  10. 1 Crónicas 18:1 Lit., hirió, y así en el resto del cap.
  11. 1 Crónicas 18:3 Lit., mano
  12. 1 Crónicas 18:5 Heb., Darmeseq
  13. 1 Crónicas 18:5 Lit., hirió
  14. 1 Crónicas 18:6 Heb., Darmeseq
  15. 1 Crónicas 18:7 Lit., estaban sobre
  16. 1 Crónicas 18:8 En 2 Sam. 8:8, Beta
  17. 1 Crónicas 18:9 Lit., herido
  18. 1 Crónicas 18:10 En 2 Sam. 8:10, Joram
  19. 1 Crónicas 18:10 Lit., preguntarle por su bienestar
  20. 1 Crónicas 18:10 Lit., herido
  21. 1 Crónicas 18:10 Lit., era un hombre de guerras
  22. 1 Crónicas 18:10 En 2 Sam. 8:10, Toi
  23. 1 Crónicas 18:11 Lit., las
  24. 1 Crónicas 18:14 Lit., hacía
  25. 1 Crónicas 18:15 Lit., estaba sobre el
  26. 1 Crónicas 18:17 Lit., estaba sobre
  27. 1 Crónicas 19:3 Lit., ¿En tus ojos está David
  28. 1 Crónicas 19:5 Lit., Volveos a
  29. 1 Crónicas 19:6 Un talento equivale aprox. a 34 kg.
  30. 1 Crónicas 19:10 Lit., los frentes de la batalla estaban contra él
  31. 1 Crónicas 19:13 Lit., lo bueno en sus ojos
  32. 1 Crónicas 19:16 Lit., heridos delante de
  33. 1 Crónicas 19:16 I.e., Eufrates
  34. 1 Crónicas 19:18 En 2 Sam. 10:18 dice: setecientos
  35. 1 Crónicas 19:19 Lit., heridos delante de