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Yo planté(A), Apolos(B) regó, pero Dios ha dado el crecimiento(C). Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento. Ahora bien, el que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada uno recibirá su propia recompensa[a] conforme a su propio trabajo(D). Porque nosotros somos colaboradores(E) en la labor de Dios, y ustedes son el campo de cultivo(F) de Dios, el edificio de Dios(G).

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Footnotes

  1. 1 Corintios 3:8 O su propio salario.