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Los ancianos y todos los del pueblo respondieron:

―No le haga caso ni ceda a sus exigencias.

Así que Acab les respondió a los mensajeros de Ben Adad:

―Decidle a mi señor y rey: “Yo, tu siervo, haré todo lo que me pediste la primera vez, pero no puedo satisfacer esta nueva exigencia”.

Ellos regresaron a Ben Adad con esa respuesta. 10 Entonces Ben Adad le envió otro mensaje a Acab: «Que los dioses me castiguen sin piedad si queda en Samaria el polvo suficiente para que mis hombres se lleven un puñado».

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