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Al llegar David al escenario, le quitó la corona de oro al rey de los amonitas, y se la puso sobre su cabeza. Esa corona pesaba treinta y tres kilos, y tenía piedras preciosas. David, además, se llevó muchas riquezas de la ciudad. A la gente de la ciudad la llevó a trabajar con sierras, picos de hierro y hachas, como era su costumbre con todos los pueblos que conquistaba. Luego David regresó a Jerusalén con todo el pueblo.

Guerra contra los filisteos

La siguiente guerra fue contra los filisteos, en Guézer. Fue allí donde Sibecay el jusatita mató a Sipay, que era uno de los descendientes de los gigantes. Esto hizo que los filisteos se rindieran.

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