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Las langostas invaden como un ejército

¡Toquen las trompetas en Jerusalén[a]!
    ¡Den la alarma en mi monte santo!
Que todos tiemblen de miedo
    porque está cerca el día del Señor.
Es un día de oscuridad y penumbra,
    un día de nubes densas y sombras profundas.
De repente, como el amanecer se extiende sobre las montañas,
    aparece un ejército grande y poderoso.
Nunca antes se había visto algo semejante,
    ni volverá a verse jamás.

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Footnotes

  1. 2:1 En hebreo Sion, también en 2:15, 23.

Un llamado al arrepentimiento

12 Por eso dice el Señor:
    «Vuélvanse a mí ahora, mientras haya tiempo;
entréguenme su corazón.
    Acérquense con ayuno, llanto y luto.
13 No se desgarren la ropa en su dolor
    sino desgarren sus corazones».
Regresen al Señor su Dios,
    porque él es misericordioso y compasivo,
lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
    Está deseoso de desistir y no de castigar.
14 ¿Quién sabe? Quizá les suspenda el castigo
    y les envíe una bendición en vez de esta maldición.
Quizá puedan ofrendar grano y vino
    al Señor su Dios, como lo hacían antes.

15 ¡Toquen el cuerno de carnero en Jerusalén!
    Proclamen un tiempo de ayuno;
convoquen al pueblo
    a una reunión solemne.
16 Reúnan a toda la gente:
    ancianos, niños y aun los bebés.
Llamen al novio de su habitación
    y a la novia de su cuarto de espera.
17 Que los sacerdotes, quienes sirven en la presencia del Señor,
    se levanten y lloren entre la entrada del templo y el altar.
Que oren: «¡Perdona a tu pueblo, Señor!
    No permitas que tu preciada posesión se convierta en objeto de burla.
No dejes que lleguen a ser la burla de los extranjeros incrédulos que dicen:
    “¿Los ha abandonado el Dios de Israel?”».

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