En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes —aunque no me interesa lo que fueran, porque Dios no juzga por las apariencias—, esos tales no me impusieron nada nuevo. Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el evangelio a los no judíos, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los judíos.[a] El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos[b] me facultó también a mí como apóstol de los no judíos. En efecto, Santiago, Cefas[c] y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los no judíos y ellos a los judíos. 10 Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, y eso es precisamente lo que he venido haciendo con esmero.

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Footnotes

  1. 2:7 el evangelio … judíos. Lit. el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión.
  2. 2:8 los judíos. Lit. la circuncisión; también en v. 9.
  3. 2:9 Nombre arameo de Pedro; también en vv. 11 y 14.

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