Unas veces las llamas disminuían, para no destruir a los animales enviados contra los impíos, y para que éstos comprendieran, al ver tal fenómeno, que la justicia de Dios los perseguía.
A veces el fuego disminuía, para no destruir a los animales que enviaste contra los malos. Eso les sirvió de lección a los malvados para que se dieran cuenta que la justicia de Dios los perseguía.