Los judíos, pues, aceptaron esto y establecieron esta costumbre para ellos y sus descendientes y para todos los que se convirtieran al judaísmo: celebrar sin falta estos días como una conmemoración, de generación en generación, en todas las ciudades, familias y regiones.
[26-27] Por eso a estos días se les conoce como fiesta de Purim, que es el plural de la palabra «pur», y significa «suerte». Los judíos se comprometieron a celebrar esa fiesta, debido a todo lo que estaba escrito en la carta de Mardoqueo, y también por todo lo que les había ocurrido y habían tenido que enfrentar. Ordenaron que todos los años, sin falta, tanto ellos como sus hijos y sus nietos debían celebrar estos dos días de fiesta, de acuerdo con lo que estaba escrito. También debían celebrar la fiesta todos sus familiares que nacieran en el futuro, y todos los que se unieran a ellos.