Luego Ester habló nuevamente con el rey y, echándose a sus pies, le suplicó que anulara la malvada orden de Amam y todo lo que había hecho contra los judíos.
[3] Ester se arrodilló ante el rey y le rogó, una vez más, que hiciera algo para impedir que se llevara a cabo el plan de Amán en contra de los judíos.