Salomón murió de mucha edad, dejando como sucesor un hijo rico en necedad y pobre de juicio: Roboam, que con su mal consejo llevó al pueblo al desenfreno.
Salomón vivió muchos años, y cuando llegó el día de su muerte reinó en su lugar su hijo Roboam. Pero él no tenía inteligencia, y por su falta de sabiduría el pueblo se volvió muy rebelde.