Sus ornamentos sagrados eran de oro, de tela morada y de púrpura, bordados artísticamente; el pectoral para el juicio, el efod y el cinturón, con hilo rojo, hechos por un tejedor;
Le puso una corona de oro, que decía «Dedicado a Dios», y puso también en sus ropas los nombres de las tribus de Israel, grabados en doce piedras preciosas. ¡Nunca nadie se vistió como Aarón, con tanta elegancia y belleza!