Lo único que teme es que los hombres lo vean, y no se da cuenta de que los ojos del Señor son mil veces más brillantes que el sol, ven todo lo que los hombres hacen y penetran hasta lo más escondido.
Lo que este hombre teme es que lo vean los demás, sin pensar que Dios puede ver todo lo que pasa en este mundo; sus ojos penetran lo más profundo y alumbran más que el sol.