Dios ha ordenado que se aplanen los altos montes y las colinas eternas, que las cañadas se rellenen y la tierra quede plana, para que Israel pase por ellos tranquilamente, guiado por la gloria de Dios.
Dios mismo ha dado la orden de aplanar montañas y colinas, y de rellenar todos los valles, hasta que la tierra quede pareja. Así tus habitantes, guiados por Dios mismo, no encontrarán ningún tropiezo.