De esta forma, a muchos de ellos los hirieron y a otros los mataron, y a todos los demás los pusieron en fuga; y al profanador Lisímaco lo mataron junto al tesoro del templo.
Así lograron herir a muchos y matar a otros, y a los demás los hicieron huir. A Lisímaco, que le había faltado el respeto al templo, lo mataron a un lado del tesoro del templo.