Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Testimonio de la restauración
Cántico gradual
126 Cuando Jehová hizo volver de la cautividad a Sión,
fuimos como los que sueñan.
2 Entonces nuestra boca se llenó de risa
y nuestra lengua de alabanza.
Entonces decían entre las naciones:
«¡Grandes cosas ha hecho Jehová con estos!»
3 ¡Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros!
¡Estamos alegres!
4 ¡Haz volver nuestra cautividad, Jehová,
como los arroyos del Neguev!
5 Los que sembraron con lágrimas,
con regocijo segarán.
6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla,
pero al volver vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.
Muerte y sepultura de Sara
23 Fueron ciento veintisiete los años de la vida de Sara; tantos fueron los años de la vida de Sara. 2 Sara murió en Quiriat-arba (que es Hebrón), en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara y a llorarla. 3 Luego se levantó Abraham de delante de su muerta y habló a los hijos de Het, diciendo:
4 —Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme en propiedad una sepultura entre vosotros para llevarme a mi muerta y sepultarla.
5 Respondieron los hijos de Het a Abraham, diciendo:
6 —Óyenos, señor nuestro. Tú eres un príncipe de Dios entre nosotros; sepulta a tu muerta en lo mejor de nuestros sepulcros, pues ninguno de nosotros te negará su sepulcro ni te impedirá que entierres a tu muerta.
7 Abraham se levantó, se inclinó ante el pueblo de aquella tierra, los hijos de Het, 8 y habló con ellos, diciendo:
—Si en verdad queréis que yo me lleve y sepulte a mi muerta, oídme e interceded por mí ante Efrón hijo de Zohar, 9 para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al extremo de su heredad; que me la dé por su justo precio y así poseeré una sepultura en medio de vosotros.
10 Como Efrón, el heteo, estaba entre los hijos de Het, respondió a Abraham en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de su ciudad:
11 —No, señor mío, óyeme: te doy la heredad y te doy también la cueva que está en ella. En presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta a tu muerta.
12 Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra 13 y respondió a Efrón en presencia del pueblo del lugar, diciendo:
—Antes, si te place, te ruego que me oigas. Yo pagaré el precio de la heredad; acéptalo y sepultaré en ella a mi muerta.
14 Respondió Efrón a Abraham:
15 —Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata, pero ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, a tu muerta.
16 Entonces Abraham aceptó la oferta de Efrón y, en presencia de los hijos de Het, pesó a Efrón el dinero que éste le había pedido, cuatrocientos siclos de plata de buena ley entre mercaderes. 17 Así, pues, la heredad de Efrón que estaba en Macpela, al oriente de Mamre, la heredad, con la cueva que había en ella y con todos los árboles que había en la heredad y en todos sus contornos, 18 quedó como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad.
19 Después de esto, Abraham sepultó a Sara, su mujer, en la cueva de la heredad de Macpela, al oriente de Mamre (que es Hebrón), en la tierra de Canaán.
3 Por eso, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, 2 y enviamos a Timoteo, nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, 3 a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones, porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. 4 Cuando estábamos con vosotros os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones; y así sucedió, como bien sabéis. 5 Por eso también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, pues temía que os hubiera tentado el tentador y que nuestro trabajo hubiera resultado en vano.
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