Revised Common Lectionary (Complementary)
El ungido del Señor
Salmo de David.
110 Palabra del Señor a mi señor:
«Siéntate a mi derecha,
hasta que yo ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies.»(A)
2 Desde Sión el Señor extenderá tu cetro real,
para que domines a todos tus enemigos.
3 En el día de tu victoria
tu ejército se te entregará por completo,
sobre los montes santos.
Al despertar la aurora,
tu juventud se fortalecerá con el rocío.
4 El Señor lo ha prometido,
y no va a cambiar de parecer:
«Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec.»(B)
5 El Señor está a tu derecha.
En el día de su ira, derrotará reyes,
6 dictará sentencia entre las naciones,
y causará una gran mortandad
al doblegar a los poderosos de otras naciones.
7 En el camino, beberás agua de un arroyo,
y con eso recobrarás las fuerzas.
7 Luego el Señor dijo:
«He visto muy bien la aflicción de mi pueblo que está en Egipto. He oído su clamor por causa de sus explotadores. He sabido de sus angustias, 8 y he descendido para librarlos de manos de los egipcios y sacarlos de esa tierra, hacia una tierra buena y amplia, una tierra que fluye leche y miel, donde habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los jivitas y los jebuseos. 9 El clamor de los hijos de Israel ha llegado a mi presencia, y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Por lo tanto, ven ahora, que voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.»
11 Pero Moisés le respondió a Dios:
«¿Y quién soy yo para ir ante el faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?»
12 Y Dios le respondió:
«Ve, pues yo estaré contigo. Y esto te servirá de señal, de que yo te he enviado: Cuando tú hayas sacado de Egipto al pueblo, ustedes servirán a Dios sobre este monte.»
13 Moisés le dijo a Dios:
«Pero resulta que, si yo voy y les digo a los hijos de Israel: “El Dios de sus padres(A) me ha enviado a ustedes”, qué voy a responderles si me preguntan: “¿Y cuál es su nombre?”»
14 Dios le respondió a Moisés:
«YO SOY EL QUE SOY.»(B)
Y añadió:
«A los hijos de Israel tú les dirás: “YO SOY me ha enviado a ustedes.”»
15 También le dijo Dios a Moisés:
«A los hijos de Israel les dirás: “El Señor me ha enviado a ustedes.[a] Él es el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Éste es mi nombre eterno. Con este nombre se me recordará por todos los siglos.
39 Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abrahán.» Jesús les dijo: «Si fueran hijos de Abrahán, harían las obras de Abrahán. 40 Pero ahora intentan matarme; a mí, que les he dicho la verdad, la cual he escuchado de Dios. Esto no lo hizo Abrahán. 41 Ustedes hacen las obras de su padre.» Entonces le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de un acto de inmoralidad. Tenemos un padre, que es Dios.» 42 Y Jesús les dijo: «Si su padre fuera Dios, ciertamente me amarían; porque yo he salido y he venido de Dios. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entienden mi lenguaje? Pues porque no pueden escuchar mi palabra. 44 Ustedes son de su padre el diablo, y quieren cumplir con los deseos de su padre, quien desde el principio ha sido un homicida. No se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo que le es propio; porque es mentiroso y padre de la mentira. 45 Pero a mí, que digo la verdad, no me creen. 46 ¿Quién de ustedes puede acusarme de haber pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué no me creen? 47 El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; pero ustedes no las escuchan, porque no son de Dios.»
La preexistencia de Cristo
48 Los judíos le respondieron: «¿Acaso no tenemos razón al decir que tú eres samaritano, y que tienes un demonio?» 49 Respondió Jesús: «Demonio no tengo. Yo lo que hago es honrar a mi Padre, pero ustedes me deshonran. 50 Y yo no busco mi gloria. Pero hay uno que la busca, y que juzga. 51 De cierto, de cierto les digo que, el que obedece mi palabra, nunca verá la muerte.» 52 Entonces los judíos le dijeron: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, lo mismo que los profetas; ¿y tú dices: “El que guarda mi palabra, nunca verá la muerte”? 53 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abrahán, el cual murió? ¡Y también los profetas murieron! ¿Quién te crees tú?» 54 Jesús respondió: «Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; pero el que me glorifica es mi Padre, el que ustedes dicen que es su Dios. 55 Ustedes no lo conocen, pero yo sí lo conozco. Y si yo dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes. Pero lo conozco, y obedezco su palabra. 56 Abrahán, el padre de ustedes, se alegró al saber que vería mi día. Y lo vio, y se alegró.» 57 Los judíos le dijeron: «Ni siquiera tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» 58 Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Antes de que Abrahán fuera, yo soy.» 59 Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo.
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas