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Oración desde el lecho de dolor

41 Al músico principal. Salmo de David.

¡Bienaventurado el que se preocupa del pobre!
En el día malo lo librará el SEÑOR.
El SEÑOR lo guardará y le dará vida para que sea feliz en la tierra.
No lo entregará a la voluntad
de sus enemigos.
El SEÑOR lo sustentará en
el lecho de dolor.
En su enfermedad, tú transformarás
su postración.
Yo dije: “Oh SEÑOR,
ten misericordia de mí;
sana mi alma
porque contra ti he pecado”.
Mis enemigos hablan mal de mí
y preguntan:
“¿Cuándo se morirá y perecerá
su nombre?”.
Si alguien viene a verme, habla mentira.
Su corazón acumula iniquidad para sí,
y saliendo afuera, lo divulga.
Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen;
contra mí traman el mal.
“Algo abominable se ha derramado sobre él.
El que cayó en la cama
no se volverá a levantar”.
Aun mi amigo íntimo,
en quien yo confiaba y quien comía de mi pan,
ha levantado contra mí el talón.
10 Pero tú, oh SEÑOR,
ten misericordia de mí;
haz que me levante,
y les daré su merecido.
11 En esto conoceré que de mí te has agradado:
en que mi enemigo no cante victoria sobre mí.
12 En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado,
y me haces estar delante de ti para siempre.
13 ¡Bendito sea el SEÑOR Dios de Israel, desde la eternidad hasta la eternidad! Amén y amén.