Salmos 58
La Palabra (Hispanoamérica)
Salmo 58 (57)
Hay un Dios que imparte justicia
58 Al maestro del coro. Según “No destruyas”. Poema de David.
2 Jueces, ¿en verdad proclaman la justicia
y juzgan a las personas con rectitud?
3 No; en su interior ustedes traman el mal
y propagan la violencia en esta tierra.
4 Los malvados desde que nacen están perdidos,
los falsos desde su nacimiento se extravían.
5 Es su veneno como el veneno de la serpiente,
son como víbora sorda que tapa sus oídos
6 para no oír la voz de los encantadores,
ni la del hechicero experto en hechizos.
7 Oh Dios, rompe los dientes de su boca,
destroza, Señor, las fauces de estos leones.
8 Que se evaporen como agua que se diluye,
que disparen flechas que no puedan clavarse;
9 que sean cual babosa que al andar se deshace,
como aborto de mujer que no pudo ver el sol;
10 que antes que sus ollas noten el fuego
vivo y crepitante, lo apague un vendaval.
11 Se alegrará el justo cuando vea la venganza
y bañará sus pies en la sangre del malvado.
12 Y todos dirán: “El justo tiene su premio,
hay un Dios que imparte justicia en la tierra”.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España