Add parallel Print Page Options

Nothing Can Separate Us from God’s Love

31 What shall we say about such wonderful things as these? If God is for us, who can ever be against us? 32 Since he did not spare even his own Son but gave him up for us all, won’t he also give us everything else? 33 Who dares accuse us whom God has chosen for his own? No one—for God himself has given us right standing with himself. 34 Who then will condemn us? No one—for Christ Jesus died for us and was raised to life for us, and he is sitting in the place of honor at God’s right hand, pleading for us.

35 Can anything ever separate us from Christ’s love? Does it mean he no longer loves us if we have trouble or calamity, or are persecuted, or hungry, or destitute, or in danger, or threatened with death? 36 (As the Scriptures say, “For your sake we are killed every day; we are being slaughtered like sheep.”[a]) 37 No, despite all these things, overwhelming victory is ours through Christ, who loved us.

38 And I am convinced that nothing can ever separate us from God’s love. Neither death nor life, neither angels nor demons,[b] neither our fears for today nor our worries about tomorrow—not even the powers of hell can separate us from God’s love. 39 No power in the sky above or in the earth below—indeed, nothing in all creation will ever be able to separate us from the love of God that is revealed in Christ Jesus our Lord.

Read full chapter

Footnotes

  1. 8:36 Ps 44:22.
  2. 8:38 Greek nor rulers.

Nada puede separarnos del amor de Dios

31 ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? 32 Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? 33 ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con él. 34 Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros.

35 ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? 36 (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»[a]). 37 Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.

38 Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios,[b] ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. 39 Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Read full chapter

Footnotes

  1. 8:36 Sal 44:22.
  2. 8:38 En griego ni gobernantes.