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34 Afortunado el que me escucha,
    el que se presenta a mi puerta diariamente,
    esperando a la entrada de mi habitación.
35 Porque el que me encuentra, encuentra la vida,
    y se gana la buena voluntad del SEÑOR.
36 Pero el que me rechaza, se hace daño a sí mismo.
    El que me odia, ama la muerte».

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34 Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

35 Porque el que me halle, hallará la vida,

Y alcanzará el favor de Jehová.

36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;

Todos los que me aborrecen aman la muerte.

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