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Título

Palabra que el Señor dirigió a Oseas, hijo de Beerí, en tiempos de Ozías, Jotán, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y en tiempo de Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel.

La familia del profeta, símbolo de las relaciones entre Dios y el pueblo (1,2—3,5)

La experiencia del profeta

Comienzo de la palabra del Señor por medio de Oseas. El Señor dijo a Oseas:

— Anda, cásate con una prostituta y engendra hijos de prostitución, porque el país se ha prostituido, apartándose del Señor.

Él fue y se casó con Gómer, hija de Dibláin, la cual concibió y le dio a luz un hijo. Entonces el Señor le dijo:

— Ponle de nombre Jezrael porque dentro de poco pediré cuentas a la familia de Jehú por los crímenes de Jezrael y pondré fin al Reino de Israel. En ese día romperé el arco de Israel en el valle de Jezrael.

Concibió de nuevo Gómer y dio a luz una hija. El Señor dijo a Oseas:

— Ponle de nombre Lo-Rujama —es decir, No-Amada—, porque no amaré a Israel en adelante, ni lo soportaré más. Sin embargo a la casa de Judá la amaré y los salvaré por el honor del Señor su Dios. No los salvaré por medio de arco, espada o guerra, ni por medio de caballos o jinetes.

Apenas había destetado a Lo-Rujama cuando concibió y dio a luz otro hijo. El Señor dijo:

— Ponle por nombre Lo-Ammí —No-Mi pueblo— porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo existo para vosotros.