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Grandeza de la pequeña Belén

Yo, Miqueas, anuncio:

«Jerusalén, Jerusalén,
prepárate para la guerra.
Por medio de tus enemigos
Dios castigará duramente
al rey de Israel.

»Pero tú, Belén Efrata,
entre los pueblos de Judá
eres un pueblo pequeño,
pero llegarás a ser muy importante.
En ti nacerá un rey
de familia muy antigua,
que gobernará sobre Judá.

»Dios nos va a abandonar
hasta que nazca ese rey.
Luego de su nacimiento
los que hayan quedado con vida
se reunirán con los demás israelitas.
Entonces Dios le dará a ese rey
toda su fuerza y poder
para dirigir a su pueblo
y hacerlo vivir en paz.
Ese rey extenderá su dominio
hasta el último rincón de la tierra.

5-6 »Cuando vengan los asirios
para invadir nuestro país
y quieran ocupar nuestros palacios,
ese rey nos librará de ellos
y nos hará vivir en paz.
Ordenará que los ataquen
siete jefes y ocho capitanes.
¡Así conquistaremos por la fuerza
el país de Asiria, territorio de Nimrod!

Judá entre las naciones

7-8 »Los que quedemos con vida
seremos entre las naciones,
como la lluvia que Dios envía:
cae del cielo y riega la hierba
sin la intervención humana.
Seremos también como los leones:
cuando están entre un rebaño,
atrapan a las ovejas y las destrozan,
y no las dejan escapar.
¡Tú, mi Dios, atacarás a tus enemigos
y los destruirás por completo!»

Destrucción total

10 Dios dijo a su pueblo:

«Cuando llegue ese día,
mataré a todos tus caballos
y destruiré tus carros de guerra.
11 Destruiré también tus ciudades
y derribaré todas tus torres.
12 Pondré fin a tus hechicerías
y acabaré con todos tus adivinos.
13 Destruiré tus ídolos y tus imágenes,
y no volverás a adorar
a dioses que tú mismo hiciste.
14 ¡Yo destruiré tus ciudades
y las imágenes de tu diosa Astarté!
15 ¡Yo me vengaré con gran furia
de las naciones que no me obedecieron!»