Levítico 10
Reina-Valera 1995
El pecado de Nadab y Abiú
10 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron en ellos fuego, le echaron incienso encima, y ofrecieron delante de Jehová un fuego extraño, que él nunca les había mandado. 2 Entonces salió de la presencia de Jehová un fuego que los quemó, y murieron delante de Jehová.
3 Luego dijo Moisés a Aarón:
«Esto es lo que Jehová afirmó cuando dijo:
“En los que a mí se acercan me santificaré,
y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.”»
Y Aarón calló.
4 Después Moisés llamó a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel, tío de Aarón, y les dijo:
«Acercaos y sacad a vuestros hermanos de delante del santuario, fuera del campamento.»
5 Ellos se acercaron y los sacaron en sus túnicas fuera del campamento, como dijo Moisés.
6 Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar:
«No descubráis vuestras cabezas ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación; pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, sí se lamentarán por el fuego que ha encendido Jehová. 7 No os alejéis de la puerta del Tabernáculo de reunión, porque moriréis, pues el aceite de la unción de Jehová está sobre vosotros.»
Y ellos hicieron conforme al dicho de Moisés.
8 Entonces Jehová habló a Aarón y le dijo: 9 «Ni tú ni tus hijos debéis beber vino ni sidra cuando entréis en el Tabernáculo de reunión, para que no muráis. Estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, 10 para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, 11 y enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dado por medio de Moisés.»
12 Moisés dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los hijos que le habían quedado:
«Tomad la ofrenda que queda de las ofrendas encendidas a Jehová, y comedla sin levadura junto al altar, porque es cosa muy santa. 13 La comeréis, pues, en lugar santo, porque esto es lo reservado a ti y a tus hijos de las ofrendas quemadas a Jehová, pues así me ha sido mandado. 14 Comeréis asimismo en lugar limpio, tú y contigo tus hijos y tus hijas, el pecho mecido y la pierna reservada, porque por derecho son tuyos y de tus hijos, dados de los sacrificios de paz de los hijos de Israel. 15 Con las ofrendas de las grasas que se han de quemar, traerán la pierna que se ha de reservar y el pecho que será mecido como ofrenda mecida delante de Jehová; serán para ti y tus hijos derecho perpetuo, como Jehová lo ha mandado.»
16 Entonces Moisés preguntó por el macho cabrío de la expiación, pero se encontró con que ya había sido quemado. Enojado contra Eleazar e Itamar, los hijos que habían quedado de Aarón, dijo:
17 —¿Por qué no comisteis la expiación en lugar santo? Pues es muy santa, y él os la dio para llevar el pecado de la comunidad, para que sean reconciliados delante de Jehová. 18 Ved que la sangre no fue llevada dentro del santuario, por lo que vosotros debíais comer la ofrenda en el lugar santo, como yo mandé.
19 Aarón respondió a Moisés:
—Mira, hoy han ofrecido su expiación y su holocausto delante de Jehová, pero a mí me han sucedido estas cosas. Si yo hubiera comido hoy del sacrificio de expiación, ¿sería esto grato a Jehová?
20 Cuando Moisés oyó esto, se dio por satisfecho.
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