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El castigo de Sión

El Señor, en su furor,
hundió a Sión en profunda oscuridad.
Derribó del cielo la hermosura de Israel;
la hizo caer por tierra;
en el día de su furor
no se acordó del estrado de sus pies.

El Señor destruyó, y no perdonó;
destruyó, en su furor,
todas las tiendas de Jacob;
derribó las fortalezas de la capital de Judá;
humilló al rey y a sus príncipes.

En el ardor de su ira,
puso fin al poderío de Israel;
le retiró su apoyo cuando se enfrentó al enemigo;
se encendió en Jacob un fuego que todo lo devoró.

Cual enemigo, cual adversario,
el Señor tensó su arco;
afirmó su diestra y destruyó todo lo bello;
¡en las calles de la hermosa Sión
cundió su enojo como fuego!

El Señor se volvió nuestro enemigo
y destruyó a Israel;
destruyó todos sus palacios,
derribó sus fortalezas,
y aumentó la tristeza y el lamento de Judá.

Como quien deshace la enramada de un huerto,
dejó en ruinas la sede principal de sus festividades;
en Sión, el Señor echó al olvido
las fiestas y los días de reposo;
en el ardor de su ira
desechó al rey y al sacerdote.

El Señor rechazó su altar,
menospreció su santuario;
dejó caer en manos del enemigo
los muros de sus palacios;
en el templo del Señor éstos vociferan
como si fuera un día de fiesta.

El Señor decidió destruir las murallas
de la bella ciudad de Sión;
con el nivel en la mano,
no desistió de su plan de destrucción;
entre lamentos, el muro y el antemuro
fueron juntamente destruidos.

Las puertas se vinieron abajo
cuando el Señor destruyó sus cerrojos;
esparcidos entre los paganos
se hallan su rey y sus príncipes;
ya no hay ley, ni los profetas reciben visiones del Señor.

10 En la bella Sión, los ancianos se sientan en el suelo;
en silencio y vestidos de luto
se echan polvo sobre la cabeza.
En Jerusalén, las doncellas
inclinan humilladas la cabeza.

11 Mis ojos se inundan en lágrimas,
mis entrañas se conmueven;
mi ánimo rueda por los suelos
al ver destruida a mi amada ciudad,
¡al ver que los niños de pecho
desfallecen por sus calles!

12 A sus madres les preguntan por el trigo y por el vino;
se desploman por las calles, como heridos de muerte,
y en el regazo de sus madres lanzan el último suspiro.

13 ¿Qué te puedo decir, bella Jerusalén?
¿A quién puedo compararte?
¿Comparada con quién podría yo consolarte,
virginal ciudad de Sión?
¡Grande como el mar es tu desgracia!
¿Quién podrá sanarte?

14 Tus profetas te hablaron de visiones falsas e ilusorias;
tu cautiverio pudo haberse impedido,
pero no te señalaron tu pecado;
más bien, te engañaron con visiones sin sentido.

15 Al verte, todos los viandantes aplaudían;
silbaban y movían con sorna la cabeza,
y decían de la ciudad de Jerusalén:
«¿Y ésta es la ciudad de hermosura perfecta,
la que alegraba a toda la tierra?»

16 Todos tus enemigos abrieron la boca contra ti;
rechinando los dientes, decían con sorna:
«¡Acabemos con ella!
¡Éste es el día esperado!
¡Nos ha tocado verlo y vivirlo!»

17 El Señor ha llevado a cabo
lo que había decidido hacer.
Ha cumplido lo que hace mucho tiempo
había decidido hacer.
Destruyó, y no perdonó;
hizo que el enemigo se burlara de ti.
¡El Señor enalteció el poder de tus adversarios!

18 Tus habitantes demandaban la ayuda del Señor.
¡Que tus lágrimas, bella Sión,
corran día y noche como arroyo!
¡No reprimas el llanto de tus ojos!

19 Por la noche, al comenzar las guardias,
¡levántate y grita!
¡Vierte tu corazón, como un torrente,
en la presencia del Señor!
¡Levanta hacia él las manos
y ruega por la vida de tus pequeños,
que desfallecen de hambre
en las esquinas de las calles!

20 Ponte a pensar, Señor:
¿A quién has tratado así?
¿Acaso han de comerse las madres
a sus hijos, fruto de sus entrañas?
¿Acaso dentro de tu santuario
han de asesinar a sacerdotes y profetas?

21 En las calles, por los suelos,
yacen cuerpos de niños y viejos;
mis doncellas y mis jóvenes
han muerto a filo de espada.
¡En el día de tu furor
mataste y degollaste sin misericordia!

22 De todas partes convocaste al terror,
como si convocaras a una fiesta.
En el día de tu furor,
nadie, Señor, pudo escapar con vida.
A los hijos que tuve y mantuve,
el enemigo los aniquiló.

Juicio de Dios sobre Sión

¡Cómo nubló, en su ira
el Señor a la hija de Sión(A)!
Ha arrojado del cielo a la tierra(B)
la gloria de Israel(C),
y no se ha acordado del estrado de sus pies(D)
en el día de su ira.
El Señor ha devorado, no ha perdonado(E)
ninguna de las moradas de Jacob.
Ha derribado en su furor
las fortalezas de la hija de Judá(F),
las ha echado por tierra(G);
ha profanado al reino y a sus príncipes(H).
Ha exterminado en el ardor de su ira
todas las fuerzas[a](I) de Israel;
ha echado atrás su diestra
en presencia del enemigo(J);
y se ha encendido en Jacob como llamas de fuego
devorando todo en derredor(K).
Ha entesado su arco(L) como enemigo,
ha afirmado su diestra como adversario
y ha matado todo lo que era agradable a la vista(M);
en la tienda de la hija de Sión
ha derramado su furor como fuego(N).
Se ha vuelto el Señor como enemigo(O):
ha devorado a Israel,
ha devorado todos sus palacios,
ha destruido sus fortalezas
y ha multiplicado en la hija de Judá(P)
el lamento y el duelo(Q).
Y ha tratado con violencia a su tabernáculo[b], como a cabaña de huerto;
ha destruido su lugar de reunión[c](R).
El Señor ha hecho olvidar en Sión
la fiesta solemne y el día de reposo(S),
y ha rechazado en el furor de su ira
al rey y al sacerdote(T).
El Señor ha rechazado su altar,
ha despreciado su santuario;
ha entregado en manos del enemigo(U)
los muros de sus palacios(V).
Gritos se han dado en la casa del Señor(W)
como en día de fiesta solemne.
El Señor determinó[d] destruir
la muralla de la hija de Sión;
ha extendido el cordel,
no ha retraído su mano de destruir[e],
y ha hecho que se lamenten el antemuro y el muro(X);
a una desfallecen(Y).
Se han hundido en la tierra sus puertas(Z),
Él ha destruido y quebrado sus cerrojos.
Su rey y sus príncipes están entre las naciones;
ya no hay ley(AA);
tampoco sus profetas hallan
visión del Señor(AB).
10 En tierra están sentados(AC), en silencio(AD),
los ancianos de la hija de Sión.
Han echado polvo sobre sus cabezas(AE),
se han ceñido de cilicio(AF).
Han inclinado a tierra sus cabezas
las vírgenes de Jerusalén(AG).
11 Mis ojos se consumen por las lágrimas,
hierven mis entrañas(AH);
mi hiel[f] se derrama por tierra(AI),
a causa de la destrucción[g] de la hija de mi pueblo(AJ),
cuando niños y lactantes desfallecen
en las calles de la ciudad(AK).
12 Dicen a sus madres:
¿Dónde hay grano y vino?,
mientras desfallecen como heridos
en las plazas de la ciudad(AL),
mientras exhalan su espíritu
en el regazo de sus madres(AM).
13 ¿Cómo he de amonestarte(AN)?
¿A qué te compararé,
hija de Jerusalén?
¿A qué te igualaré al consolarte,
virgen hija de Sión(AO)?
Porque grande como el mar es tu ruina[h],
¿quién te podrá sanar(AP)?
14 Tus profetas tuvieron para ti
visiones falsas y necias(AQ),
y no manifestaron tu iniquidad(AR)
para que regresaras de[i] tu cautiverio,
sino que vieron para ti oráculos falsos y engañosos[j](AS).
15 Baten palmas contra ti
todos los que pasan por el camino;
silban(AT) y mueven sus cabezas
contra la hija de Jerusalén, diciendo:
¿Es esta la ciudad de la cual decían(AU):
«La perfección de la hermosura(AV),
el gozo de toda la tierra(AW)»?
16 Han abierto contra ti su boca
todos tus enemigos(AX);
silban y rechinan los dientes(AY),
dicen: La hemos devorado(AZ).
Ciertamente este es el día que esperábamos(BA);
lo hemos alcanzado, lo hemos visto.
17 El Señor ha hecho lo que se propuso(BB),
ha cumplido su palabra
que había ordenado desde tiempos[k] antiguos;
ha derribado sin perdonar(BC),
ha hecho que se alegre el enemigo sobre ti(BD),
ha exaltado el poder[l] de tus adversarios(BE).
18 Su corazón clamó al Señor(BF):
Muralla de la hija de Sión(BG),
corran tus lágrimas como un río día y noche,
no te des reposo,
no tengan descanso tus ojos[m](BH).
19 Levántate, da voces en la noche
al comenzar las vigilias(BI);
derrama como agua tu corazón
ante la presencia del Señor(BJ);
alza hacia Él tus manos[n]
por la vida de tus pequeños,
que desfallecen de hambre(BK)
en las esquinas de todas las calles(BL).
20 Mira, oh Señor, y observa:
¿a quién has tratado así(BM)?
¿Habían de comer las mujeres el fruto de sus entrañas(BN),
a los pequeños criados con cariño?
¿Habían de ser muertos en el santuario del Señor
el sacerdote y el profeta(BO)?
21 Yacen por tierra en las calles
jóvenes y viejos;
mis vírgenes y mis mancebos
han caído a espada(BP).
Has matado en el día de tu ira,
has hecho matanza, no has perdonado(BQ).
22 Como en día de fiesta solemne convocaste
mis terrores de todas partes(BR);
y no hubo en el día de la ira del Señor
quien escapara(BS) ni sobreviviera(BT).
A los que crié[o] y mantuve,
mi enemigo los exterminó.

Footnotes

  1. Lamentaciones 2:3 Lit., todo cuerno
  2. Lamentaciones 2:6 Lit., cabaña
  3. Lamentaciones 2:6 O, fiesta solemne
  4. Lamentaciones 2:8 Lit., pensó
  5. Lamentaciones 2:8 Lit., devorar
  6. Lamentaciones 2:11 Lit., hígado
  7. Lamentaciones 2:11 Lit., del quebranto
  8. Lamentaciones 2:13 Lit., quebranto
  9. Lamentaciones 2:14 O, para impedir
  10. Lamentaciones 2:14 Lit., cargas falsas y engañosas
  11. Lamentaciones 2:17 Lit., días
  12. Lamentaciones 2:17 Lit., cuerno
  13. Lamentaciones 2:18 Lit., la niña de tu ojo
  14. Lamentaciones 2:19 Lit., palmas
  15. Lamentaciones 2:22 Lit., crié con cariño