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Aquior en poder de los israelitas

Después de un rato, los que estaban alrededor de los jefes y gobernadores dejaron de gritar. Entonces el comandante Holofernes, delante de los moabitas y los extranjeros presentes, le dijo a Aquior:

«¿Quién te has creído que eres? ¿Cómo te atreves a darme consejos? Tú y tu ejército se han vendido a los israelitas, y ahora me sales con que no debemos luchar contra ellos porque su Dios los protegerá. ¿Acaso crees que hay otro dios aparte del rey Nabucodonosor? ¡Él es nuestro dios! Su poder hará desaparecer de la tierra a esos israelitas, y su dios no los podrá salvar.

»Nosotros servimos a Nabucodonosor, y destruiremos a los israelitas como si fueran un solo hombre. Ellos no podrán hacerles frente a nuestros poderosos soldados de caballería. ¡Acabaremos con todos ellos! ¡La sangre de su gente correrá por las montañas, y los valles quedarán cubiertos de cadáveres! No podrán vencernos. ¡Ninguno de ellos quedará con vida! ¡Así lo ha dicho el rey Nabucodonosor, y sus órdenes se cumplirán! Él es el dueño de toda la tierra.

»Y tú, Aquior, no me volverás a ver hasta que haya castigado a ese pueblo que escapó de Egipto. Tus propias palabras te condenan. ¡No eres más que un soldado amonita que se vende al que mejor le paga! 6-8 Cuando yo regrese de la batalla, recibirás el castigo que te mereces. Mis soldados y mis ayudantes te clavarán sus lanzas, y te partirán con sus espadas. Por ahora te dejaré con vida, pero mis ayudantes te llevarán a la montaña y te dejarán en una de esas ciudades. Allí sufrirás la muerte junto con los israelitas.

»Todo cuanto te he dicho, se cumplirá. Y si de veras crees que ese pueblo es invencible, no tienes por qué poner esa cara de preocupación».

10 Tan pronto terminó de hablar, Holofernes ordenó a sus guardias que apresaran al jefe Aquior, y que lo entregaran a los israelitas que vivían en la ciudad de Betulia. 11 Los guardias lo tomaron prisionero y lo sacaron del campamento. Caminaron por el valle y luego subieron a la montaña, hasta llegar a las fuentes de agua que hay en la parte baja de Betulia. 12 Cuando los hombres de Betulia vieron a los soldados de Holofernes, tomaron sus armas y subieron a la parte más alta de la montaña. Los soldados hábiles en el uso de la honda comenzaron a arrojarles piedras para no dejarlos subir. 13 Entonces los hombres de Holofernes bajaron de la montaña, y allí dejaron atado a Aquior. Luego regresaron a donde estaba su comandante.

14 Al ver esto, los israelitas bajaron de su ciudad y llegaron hasta donde estaba Aquior. Luego de desatarlo, lo llevaron a Betulia y lo presentaron ante los jefes de la ciudad. 15 En ese tiempo los jefes eran Ozías hijo de Miqueas, de la tribu de Simeón, Cabris hijo de Otoniel, y Carmis hijo de Malquiel. 16 Ellos reunieron a todos los ancianos, y a las mujeres y a los jóvenes de la ciudad, y pusieron a Aquior en medio de ellos. Ozías le pidió a Aquior que explicara lo que había pasado, 17 y éste contó lo que había dicho delante de los oficiales del ejército asirio. También les informó de los planes del comandante Holofernes, y que éste había lanzado amenazas contra los israelitas.

18 Cuando los presentes oyeron esto, todos se arrodillaron hasta tocar el suelo con la frente, para adorar a Dios. Todos gritaban: 19 «¡Dios del cielo, mira el orgullo de nuestros enemigos! ¡Sólo buscan el poder! ¡Ten compasión de tu humilde pueblo! ¡Atiéndenos, pues somos tuyos!»

20 Después de esto calmaron a Aquior, y con mucho entusiasmo lo felicitaron. 21 Cuando terminó la reunión, Ozías invitó a Aquior a su casa, donde dio una gran fiesta para los líderes de la ciudad. Y pasaron toda esa noche rogándole al Dios de Israel que los ayudara.