⁷ Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra^(A), y sopló en su nariz el aliento de vida, y fue el hombre un ser^[a] viviente^(B).

²² De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre^(A), formó^[a] una mujer y la trajo al hombre.

¹⁶ A la mujer dijo:

⁸ Porque el hombre no procede^[a] de la mujer, sino la mujer del hombre^(A). ⁹ En verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre^(B). ¹⁰ Por tanto, la mujer debe tener un símbolo de autoridad sobre la cabeza, por causa de los ángeles.

¹¹ Sin embargo, en el Señor, ni la mujer es independiente del^[b] hombre, ni el hombre independiente de la^[c] mujer. ¹² Porque así como la mujer procede del hombre, también el hombre nace de la mujer; y todas las cosas proceden de Dios^(C). ¹³ Juzguen^(D) ustedes mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¹⁴ ¿No les enseña la misma naturaleza que si el hombre tiene el cabello largo le es deshonra, ¹⁵ pero que si la mujer tiene el cabello largo le es una gloria? Pues a ella el cabello le es dado por velo. ¹⁶ Pero si alguien parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre^(E), ni la tienen las iglesias de Dios^(F).

La Cena del Señor

¹⁷ Pero al darles estas instrucciones, no los alabo^(G), porque no se congregan para lo bueno^[d], sino para lo malo^[e]. ¹⁸ Pues, en primer lugar, oigo que cuando se reúnen como iglesia^[f] hay divisiones^[g](H) entre ustedes, y en parte lo creo. ¹⁹ Porque es necesario que entre ustedes haya bandos^(I), a fin de que se manifiesten entre ustedes los que son aprobados^(J).

²⁰ Por tanto, cuando se reúnen, esto ya no es comer la Cena del Señor. ²¹ Porque al comer, cada uno toma primero su propia cena, y uno pasa hambre y otro se embriaga^(K). ²² ¿Qué? ¿No tienen casas para comer y beber? ¿O desprecian la iglesia de Dios^(L) y avergüenzan a los que nada tienen^(M)? ¿Qué les diré? ¿Los alabaré? En esto no los alabaré^(N).

²³ Porque yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado^[h](O): que ^(P)el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, ²⁴ y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Esto es Mi cuerpo que es^[i] para ustedes; hagan esto en memoria de Mí».

²⁵ De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto^(Q) en Mi sangre^(R); hagan esto cuantas veces la beban en memoria de Mí». ²⁶ Porque todas las veces que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que Él venga^(S).

²⁷ De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor^(T). ²⁸ Por tanto, examínese cada uno^[j] a sí mismo^(U), y entonces coma del pan y beba de la copa. ²⁹ Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. ³⁰ Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre ustedes, y muchos duermen^[k](V). ³¹ Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. ³² Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina^(W) para que no seamos condenados con el mundo^(X).

³³ Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros. ³⁴ Si alguien tiene hambre^(Y), coma en su casa^(Z), para que no se reúnan para juicio. Los demás asuntos los arreglaré^(AA) cuando vaya^(AB).