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Visión del libro

Y me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

Y luego que me habló, entró el espíritu en mí y me asentó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.

Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres han pecado contra mí hasta este mismo día;

y los hijos tienen la cara dura y el corazón empedernido; yo te envío a ellos, y les dirás: Así dice el Señor Jehová.

Acaso ellos escuchen; pero si no escuchan, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que ha habido profeta entre ellos.

Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.

Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.

Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como esa casa rebelde; abre la boca, y come lo que te doy.

Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.

10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él lamentaciones, endechas y ayes.

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