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El amado

Aquí estoy en mi huerto, amada mía, novia mía. Reúno la mirra con las especias mías y como mi panal con la miel. Bebo mi vino con mi leche.

El coro

¡Oh, amado y amada, coman y beban! ¡Sí, beban hasta saciarse!

Cuarto canto

La amada

Cierta noche, mientras dormía, se me despertó en sueños el corazón. Oí la voz de mi amado; ¡llamaba a la puerta de mi recámara! «Ábreme, amada mía; amor mío, mi linda paloma», decía, «pues mi cabeza está empapada de rocío; la humedad de la noche corre por mi cabello».

Pero yo le dije: «Ya me desvestí. ¿Me visto otra vez? Ya me lavé los pies; ¿me los vuelvo a ensuciar?».

Mi amado trataba de abrir el cerrojo de la puerta, y mi corazón se estremeció. Salté para abrirle; mis manos destilaban perfume y mis dedos preciosa mirra cuando empujé el cerrojo. Le abrí a mi amado, pero ya no estaba. El corazón se me detuvo. Lo busqué y no pude hallarlo en ninguna parte. Lo llamé, pero no hubo respuesta. Los centinelas me encontraron mientras rondaban la ciudad, me golpearon y me hirieron. Los vigilantes de la torre me arrancaron el velo. Les ruego, mujeres de Jerusalén, que si encuentran a mi amado, le digan que me muero de amor.

El coro

Dinos, bella entre las mujeres, ¿en qué aventaja tu amado a otros hombres, para que así nos ruegues?

La amada

10 Mi amado es bronceado y hermoso, el mejor entre diez mil. 11 Su cabeza es oro finísimo, y tiene el cabello negro y ondulado. 12 Sus ojos son perfectos; parecen palomas que se bañan en un estanque de leche. 13 Sus mejillas son como lecho de dulce bálsamo, como cultivos de aromáticas hierbas. Perfumados lirios son sus labios, como mirra es su aliento. 14 Barras de oro incrustadas de topacio son sus brazos; su cuerpo es marfil reluciente incrustado de zafiro. 15 Sus piernas, como columnas de mármol asentadas en bases de oro finísimo, fuerte como cedro del Líbano; él es sin par. 16 Su boca es dulcísima, él es todo un amor. Así, oh mujeres de Jerusalén, es mi amado, ¡así es mi amor!

Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía;

He recogido mi mirra y mis aromas;

He comido mi panal y mi miel,

Mi vino y mi leche he bebido.

Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.

El tormento de la separación

Yo dormía, pero mi corazón velaba.

Es la voz de mi amado que llama:

Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía,

Porque mi cabeza está llena de rocío,

Mis cabellos de las gotas de la noche.

Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir?

He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?

Mi amado metió su mano por la ventanilla,

Y mi corazón se conmovió dentro de mí.

Yo me levanté para abrir a mi amado,

Y mis manos gotearon mirra,

Y mis dedos mirra, que corría

Sobre la manecilla del cerrojo.

Abrí yo a mi amado;

Pero mi amado se había ido, había ya pasado;

Y tras su hablar salió mi alma.

Lo busqué, y no lo hallé;

Lo llamé, y no me respondió.

Me hallaron los guardas que rondan la ciudad;

Me golpearon, me hirieron;

Me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado,

Que le hagáis saber que estoy enferma de amor.

La esposa alaba al esposo

¿Qué es tu amado más que otro amado,

Oh la más hermosa de todas las mujeres?

¿Qué es tu amado más que otro amado,

Que así nos conjuras?

10 Mi amado es blanco y rubio,

Señalado entre diez mil.

11 Su cabeza como oro finísimo;

Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.

12 Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,

Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.

13 Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores;

Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.

14 Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos;

Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.

15 Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino;

Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.

16 Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable.

Tal es mi amado, tal es mi amigo,

Oh doncellas de Jerusalén.