¹⁰ Con toda perversidad engañará a los que se pierden por haberse negado a amar la verdad y así ser salvos. ¹¹ Por eso Dios permite que, por el poder del engaño, crean en la mentira. ¹² Así serán condenados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se deleitaron en el mal.

³ En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos.^[a] Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios.

¹² Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.

¹² y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio,