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IV.— HISTORIA DEL REINO DE JUDÁ (10—36)

La división del reino (10—13)

Roboán y la división del reino (1 Re 12,1-19)

10 Roboán fue a Siquén, adonde había acudido todo Israel para proclamarlo rey. Cuando se enteró Jeroboán, hijo de Nabat, que se había refugiado en Egipto huyendo del rey Salomón, regresó de Egipto, pues lo habían mandado llamar, y Jeroboán llegó con toda la asamblea de Israel para decir a Roboán:

— Tu padre nos impuso un yugo insoportable. Si tú aligeras ahora la dura servidumbre y el yugo insoportable que tu padre nos impuso, nosotros te serviremos.

Él les respondió:

— Vuelvan a verme dentro de tres días.

La gente se marchó y el rey Roboán pidió consejo a los ancianos que habían asistido a su padre Salomón mientras vivió:

— ¿Qué me aconsejan responder a esta gente?

Ellos le dijeron:

— Si te portas bien con esta gente, si los complaces y les respondes con buenas palabras, ellos te servirán de por vida.

Pero Roboán desoyó el consejo que le dieron los ancianos y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio. Él les preguntó:

— ¿Qué me aconsejan ustedes responder a esta gente que me ha pedido que les suavice el yugo que les impuso mi padre?

10 Los jóvenes que se habían criado con él le respondieron:

— Esa gente te ha dicho: “Tu padre nos impuso un yugo insoportable, aligéranoslo tú”. Respóndeles así: “Mi dedo meñique es más gordo que la cintura de mi padre: 11 si mi padre los cargó con un yugo insoportable, yo aumentaré su carga; si mi padre los castigaba con azotes, yo lo haré a latigazos”.

12 Al tercer día, Jeroboán y todo el pueblo fueron a ver a Roboán, tal y como el rey les había dicho. 13 Pero el rey les respondió con dureza: desoyó el consejo de los ancianos, 14 y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes:

— Mi padre les impuso un yugo insoportable, pero yo aumentaré su carga. Mi padre los castigó con azotes, pero yo lo haré a latigazos.

15 Y el rey no quiso escuchar al pueblo; así lo había decidido Dios para cumplir de esta manera la promesa que el Señor había hecho a Jeroboán, hijo de Nabat, por medio de Ajías de Siló.

16 Cuando todos los israelitas vieron que el rey no les hacía caso, le replicaron diciendo:

— ¡No tenemos nada que ver con David, ni repartimos herencia con el hijo de Jesé! ¡A tus tiendas, Israel! Y que ahora David se preocupe de su casa.

Y los israelitas marcharon a sus casas.

17 Roboán siguió reinando sobre los israelitas que residían en las ciudades de Judá. 18 El rey Roboán envió a Adonirán, jefe de los trabajos forzados, pero los israelitas lo apedrearon hasta matarlo, y entonces el rey Roboán tuvo que apresurarse a subir en su carro para huir a Jerusalén. 19 Así fue como Israel se rebeló contra la dinastía de David hasta el día de hoy.

Rebelión de Israel

(1 R. 12.1-24)

10 Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey. Y cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón, volvió de Egipto. Y enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos. Y él les dijo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el pueblo se fue.

Entonces el rey Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo? Y ellos le contestaron diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y les agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán siempre. Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio. Y les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros? 10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminuye nuestra carga. Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que los lomos de mi padre. 11 Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones.

12 Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey les había mandado diciendo: Volved a mí de aquí a tres días. 13 Y el rey les respondió ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los ancianos, 14 y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo con escorpiones. 15 Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.

16 Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas!(A) ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas. 17 Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18 Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam, y subiendo en su carro huyó a Jerusalén. 19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.