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Oración de Azarías

24 Sadrac, Mesac y Abed-negó caminaban en medio de las llamas cantando himnos y alabando a Dios, el Señor. 25 Entonces Azarías, en medio del fuego, empezó a orar y dijo:

26 «Bendito eres, Señor, Dios de nuestros antepasados. Tú mereces alabanza, tu nombre es glorioso por siempre. 27 Tú has sido justo en todo lo que has hecho con nosotros. En todo lo que haces eres sincero; tu proceder es recto; tú siempre juzgas según la verdad. 28 Tú juzgaste según la verdad, al enviar todos estos castigos sobre nosotros y sobre Jerusalén, la ciudad santa de nuestros antepasados. En castigo verdaderamente justo por nuestros pecados nos has enviado todo esto. 29 Pecando y faltando a nuestra ley nos hemos apartado de ti. En todo hemos pecado. No hemos obedecido tus mandamientos; 30 no los hemos cumplido ni practicado, como tú nos habías mandado que hiciéramos para que fuéramos felices. 31 Así, todos los males que nos has enviado, todo lo que has hecho con nosotros, es un castigo verdaderamente justo. 32 Nos entregaste a enemigos malvados, a gente sin Dios y sin ley, a un rey perverso, el peor de toda la tierra. 33 Ahora ni siquiera podemos abrir la boca. Los que te sirven y adoran están cubiertos de deshonra y vergüenza. 34 Por tu mismo honor, no nos abandones del todo, no deshagas tu alianza con nosotros, 35 no retires de nosotros tu misericordia. Hazlo por Abraham tu amigo, por Isaac tu siervo y por Israel consagrado a ti. 36 Tú les prometiste que harías su descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como los granos de arena en la playa del mar. 37 Pero, Señor, hemos venido a ser más pequeños que cualquier otra nación; por nuestros pecados estamos humillados en toda la tierra. 38 Actualmente no tenemos ni rey ni profeta ni jefe, ni holocausto ni sacrificio ni ofrenda, ni incienso ni lugar donde ofrecerte los primeros frutos y encontrar tu misericordia. 39-40 Pero este sacrificio que te ofrecemos hoy, con corazón afligido y espíritu humillado, acéptalo tú como si fuera un holocausto de carneros y novillos, y de miles y miles de corderos gordos, para que te podamos seguir íntegramente, porque los que confían en ti no quedarán en ridículo. 41 Ahora queremos seguirte de todo corazón, te reverenciamos, queremos agradarte; no nos hagas quedar en ridículo. 42 Trátanos según tu bondad y tu gran misericordia. 43 ¡Líbranos, Señor, por tu maravilloso poder; muestra qué glorioso es tu nombre! 44 Haz que queden avergonzados y humillados los que maltratan a tus siervos. ¡Arrebátales el poder, y destruye su fuerza! 45 Y reconozcan que tú eres el Señor, el único Dios, glorioso en toda la tierra.»

46 Los hombres al servicio del rey que habían echado a los jóvenes al horno, no dejaban de alimentar el fuego con petróleo, brea, trapos y ramas. 47 Y las llamas, que se elevaban hasta más de veintidós metros por encima del horno, 48 salieron y quemaron a los caldeos que estaban alrededor del horno. 49 Pero el ángel del Señor bajó al horno para estar con Azarías y sus compañeros, y echó fuera del horno las llamas de fuego, 50 haciendo que el horno quedara por dentro como si soplara un viento fresco. El fuego no los tocó en absoluto ni les causó ningún daño ni molestia.

Canto de los tres jóvenes

51 Entonces los tres, dentro del horno, empezaron a cantar a una voz un himno de alabanza a Dios. Decían:

52 «Bendito eres, Señor, Dios de nuestros antepasados,
digno de honor y de toda alabanza por siempre.
Bendito tu nombre santo y glorioso,
digno de todo honor y de toda alabanza por siempre.
53 Bendito eres en tu santo y glorioso templo,
digno de todo honor y de toda gloria por siempre.
54 Bendito eres tú, que te sientas en trono de rey,
digno de todo honor y de toda alabanza por siempre.
55 Bendito eres tú, que estás sentado sobre querubines
y con tu mirada penetras los abismos,
digno de honor y de toda alabanza por siempre.
56 Bendito eres en la bóveda del cielo,
digno de alabanza y de gloria por siempre.

57 »Bendigan al Señor, todas sus obras,
canten en su honor eternamente.
58 Bendíganlo, ángeles del Señor,
canten en su honor eternamente.
59 Bendice, cielo, al Señor,
canta en su honor eternamente.
60 Bendice al Señor, agua que estás encima del cielo,
canta en su honor eternamente.
61 Bendigan al Señor, todos sus astros,
canten en su honor eternamente.
62 Bendigan al Señor, sol y luna,
canten en su honor eternamente.
63 Bendigan al Señor, estrellas del cielo,
canten en su honor eternamente.
64 Bendigan al Señor, todas las lluvias y el rocío,
canten en su honor eternamente.
65 Bendigan al Señor, todos los vientos,
canten en su honor eternamente.
66 Bendigan al Señor, fuego y calor,
canten en su honor eternamente.
67 Bendigan al Señor, frío y calor,
canten en su honor eternamente.
68 Bendigan al Señor, rocío y escarcha,
canten en su honor eternamente.
69 Bendigan al Señor, hielo y frío,
canten en su honor eternamente.
70 Bendigan al Señor, heladas y nieve,
canten en su honor eternamente.
71 Bendigan al Señor, días y noches,
canten en su honor eternamente.
72 Bendigan al Señor, luz y oscuridad,
canten en su honor eternamente.
73 Bendigan al Señor, relámpagos y nubes,
canten en su honor eternamente.

74 »Bendice, tierra, al Señor,
canta en su honor eternamente.
75 Bendigan al Señor, montañas y colinas,
canten en su honor eternamente.
76 Bendigan al Señor, todas las cosas que crecen en la tierra,
canten en su honor eternamente.
77 Bendigan, manantiales, al Señor,
canten en su honor eternamente.
78 Bendigan al Señor, mares y ríos,
canten en su honor eternamente.
79 Bendigan al Señor, ballenas y demás animales del agua,
canten en su honor eternamente.
80 Bendigan al Señor, todas las aves del cielo,
canten en su honor eternamente.
81 Bendigan al Señor, todos los animales domésticos y salvajes,
canten en su honor eternamente.

82 »Bendigan al Señor, seres humanos,
canten en su honor eternamente.
83 Bendice, Israel, al Señor,
canta en su honor eternamente.
84 Sacerdotes del Señor, bendíganlo,
canten en su honor eternamente.
85 Siervos del Señor, bendíganlo,
canten en su honor eternamente.
86 Bendigan al Señor, hombres de espíritu recto,
canten en su honor eternamente.
87 Bendigan al Señor, santos y humildes de corazón,
canten en su honor eternamente.
88 Bendigamos al Señor, Ananías, Azarías y Misael,
cantemos en su honor eternamente,
porque él nos libró del sepulcro,
nos salvó de la muerte,
nos libró del fuego del horno encendido,
nos libró de las llamas.
89 Den gracias al Señor, porque él es bueno,
porque su amor es eterno.
90 Alábenlo todos los que adoran al Señor, el Dios de los dioses,
canten en su honor, denle gracias,
porque su amor es eterno.»