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26 Pero Jeroboam pensó en su corazón: «Ahora, la casa de David recuperará el reino 27 si este pueblo sube a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén, porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam, rey de Judá, me matarán a mí y se volverán a Roboam, rey de Judá.»

28 Después de tomar consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: «Ya habéis subido bastante a Jerusalén. Aquí están tus dioses, Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.» 29 Entonces puso uno en Bet-el y el otro en Dan. 30 Esto fue causa de pecado, porque el pueblo iba a adorar delante de uno de ellos hasta Dan.

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