Add parallel Print Page Options

El Señor es nuestro refugio

91 El que vive bajo la sombra protectora
del Altísimo y Todopoderoso,
dice al Señor: «Tú eres mi refugio,
mi castillo, ¡mi Dios, en quien confío!»

Sólo él puede librarte
de trampas ocultas y plagas mortales,
pues te cubrirá con sus alas,
y bajo ellas estarás seguro.
¡Su fidelidad te protegerá como un escudo!
No tengas miedo a los peligros nocturnos,
ni a las flechas lanzadas de día,
ni a las plagas que llegan con la oscuridad,
ni a las que destruyen a pleno sol;
pues mil caerán muertos a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
pero a ti nada te pasará.
Solamente lo habrás de presenciar:
verás a los malvados recibir su merecido.

Ya que has hecho del Señor tu refugio,
del Altísimo tu lugar de protección,
10 no te sobrevendrá ningún mal
ni la enfermedad llegará a tu casa;
11 pues él mandará que sus ángeles
te cuiden por dondequiera que vayas.
12 Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con piedra alguna.
13 Podrás andar entre leones,
entre monstruos y serpientes.

14 «Yo lo pondré a salvo,
fuera del alcance de todos,
porque él me ama y me conoce.
15 Cuando me llame, le contestaré;
¡yo mismo estaré con él!
Lo libraré de la angustia
y lo colmaré de honores;
16 lo haré disfrutar de una larga vida:
¡lo haré gozar de mi salvación!»

Morando bajo la sombra del Omnipotente

91 El que habita al abrigo del Altísimo
morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: «Esperanza mía y castillo mío;
mi Dios, en quien confiaré.»
Él te librará del lazo del cazador,
de la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá
y debajo de sus alas estarás seguro;
escudo y protección es su verdad.
No temerás al terror nocturno
ni a la saeta que vuele de día,
ni a la pestilencia que ande en la oscuridad,
ni a mortandad que en medio del día destruya.

Caerán a tu lado mil
y diez mil a tu diestra;
mas a ti no llegarán.
Ciertamente con tus ojos mirarás
y verás la recompensa de los impíos.

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
al Altísimo por tu habitación,
10 no te sobrevendrá mal
ni plaga tocará tu morada,
11 pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán
para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y la víbora pisarás;
herirás al cachorro del león y al dragón.

14 «Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará y yo le responderé;
con él estaré yo en la angustia;
lo libraré y lo glorificaré.
16 Lo saciaré de larga vida
y le mostraré mi salvación.»

Oración pidiendo ayuda

(1) Del maestro de coro. Salmo de David.

13 (2) Señor,
¿hasta cuándo me olvidarás?
¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo te esconderás de mí?
(3) ¿Hasta cuándo mi alma y mi corazón
habrán de sufrir y estar tristes todo el día?
¿Hasta cuándo habré de estar sometido al enemigo?
(4) Señor, Dios mío,
¡mírame, respóndeme, llena mis ojos de luz!
¡Que no caiga yo en el sueño de la muerte!
(5) ¡Que no diga mi enemigo: «Lo he vencido»!
¡Que no se alegre si yo fracaso!

(6a) Yo confío en tu amor;
mi corazón se alegra porque tú me salvas.
(6b) ¡Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho!

Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción

Al músico principal. Salmo de David

13 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?
¿Hasta cuándo tendré conflictos en mi alma,
con angustias en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

Mira, respóndeme, Jehová, Dios mío;
alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte,
para que no diga mi enemigo: «Lo vencí.»
Mis enemigos se alegrarán si yo resbalo.

Mas yo en tu misericordia he confiado;
mi corazón se alegrará en tu salvación.
Cantaré a Jehová
porque me ha hecho bien.