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24 Después de esto, su esposa Isabel quedó encinta, y durante cinco meses no salió de su casa, pensando: 25 «El Señor me ha hecho esto ahora, para que la gente ya no me desprecie.»

Un ángel anuncia el nacimiento de Jesús

26 A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, 27 donde vivía una joven llamada María; era virgen, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. 28 El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo:

—¡Salve, llena de gracia! El Señor está contigo.

29 María se sorprendió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo:

—María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. 31 Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el Señor lo hará Rey, como a su antepasado David, 33 para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin.

34 María preguntó al ángel:

—¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?

35 El ángel le contestó:

—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. 36 También tu parienta Isabel va a tener un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía tener hijos, está encinta desde hace seis meses.

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24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25 «Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.»

Anuncio del nacimiento de Jesús

26 Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Entrando el ángel a donde ella estaba, dijo:

—¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.

29 Pero ella, cuando lo vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta. 30 Entonces el ángel le dijo:

—María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. 32 Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin.

34 Entonces María preguntó al ángel:

—¿Cómo será esto?, pues no conozco varón.

35 Respondiendo el ángel, le dijo:

—El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí también tu parienta Elisabet, la que llamaban estéril, ha concebido hijo en su vejez y éste es el sexto mes para ella,

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