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Éste es el mensaje que el Señor reveló al profeta Habacuc.

Señor, ¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda
sin que tú me escuches?
¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia
sin que vengas a librarnos?
¿Por qué me haces ver
tanta angustia y maldad?
Estoy rodeado de violencia y destrucción;
por todas partes hay pleitos y luchas.
No se aplica la ley,
se pisotea el derecho,
el malo persigue al bueno
y se tuerce la justicia.
«Miren ustedes a las naciones que los rodean;
mírenlas y llénense de espanto.
Estoy a punto de hacer cosas tales
que ustedes no las creerían, si alguien se las contara.
Voy a poner en pie de guerra a los caldeos,
que son gente cruel, que siempre están dispuestos
a recorrer el mundo de lado a lado
para adueñarse de tierras que no les pertenecen.
Son espantosos y terribles,
y no reconocen más ley que la suya.
Sus caballos son más veloces que los leopardos,
más salvajes que los lobos del desierto.
Sus jinetes galopan en gran número
y se lanzan al ataque desde lejos,
como el águila se lanza sobre su presa.
Todo lo destruyen a su paso;
en su avance van sembrando el terror,
y son más los prisioneros que hacen
que las arenas que hay en el mar.
10 Se burlan de los reyes
y de la gente importante.
Se ríen de las fortalezas,
pues levantan rampas ante ellas
y las toman por asalto.
11 Pasan como un huracán;
no reconocen más dios que su propia fuerza.»
12 Señor, ¿acaso no existes tú eternamente,
mi Dios santo e inmortal?
Señor y protector mío,
tú has dado fuerza a los caldeos
para que ellos ejecuten tu justicia.
13 Tú eres demasiado puro para consentir el mal,
para contemplar con agrado la iniquidad;
¿cómo, pues, contemplas callado a los criminales,
y guardas silencio mientras el malvado
destruye a los que son mejores que él?
14 ¿Por qué tratas a los hombres
como a peces del mar,
como a animales sin gobierno?
15 Los caldeos se apoderan de otras naciones
como el pescador se apodera del pescado:
lo atrapa con anzuelos y con redes,
y luego, al verlo todo junto, se llena de alegría.
16 Por eso el pescador adora sus redes y anzuelos,
y ofrece sacrificios y quema incienso en su honor,
pues gracias a ellos tiene comida buena y abundante.
17 Así, ¿seguirán los caldeos pescándonos con sus redes?
¿Seguirán matando sin compasión a la gente?

Estaré atento y vigilante,
como lo está el centinela en su puesto,
para ver qué me dice el Señor
y qué respuesta da a mis quejas.

El Señor me contestó:
«Escribe en tablas de barro lo que te voy a mostrar,
de modo que pueda leerse de corrido.
Aún no ha llegado el momento
de que esta visión se cumpla;
pero no dejará de cumplirse.
Tú espera, aunque parezca tardar,
pues llegará en el momento preciso.
Escribe que los malvados son orgullosos,
pero los justos vivirán por su fidelidad a Dios.»
Los hombres orgullosos desean el poder;
lo buscan sin descanso y siempre quieren más,
aun cuando el poder es traicionero.
Abren su boca, como el sepulcro;
son insaciables, como la muerte,
y por eso se lanzan a conquistar
nación tras nación.
Pero todas las naciones conquistadas
se burlarán del que las conquistó, cantándole:
«¡Ay de ti, que te haces rico
con lo que no te pertenece!
¿Hasta cuándo seguirás amontonando
las riquezas que tomaste prestadas?»

Cuando menos lo esperes, llegarán tus acreedores,
despertarán los que te atormentan
y te dejarán desnudo.
Las naciones se unirán en contra tuya
y te saquearán como tú las saqueaste a ellas.
Te harán pagar todos tus crímenes,
las violencias que cometiste en el país
contra las ciudades y sus habitantes.

¡Ay de ti, que has llenado tu casa
con el producto de tus robos,
para ponerte a salvo de todo peligro!
10 De ese modo has cubierto tu casa de vergüenza,
y has causado tu propia destrucción
al destruir a numerosas naciones.
11 Aun las piedras de los muros
y la madera de las vigas
gritarán en contra tuya.

12 ¡Ay de ti, que construyes tus ciudades
sobre la base del crimen y la injusticia!
13 El Señor todopoderoso
va a hacer inútil tu trabajo y tu fatiga,
pues todas tus obras serán destruidas por el fuego.
14 Y el conocimiento de la gloria del Señor
llenará entonces toda la tierra,
como las aguas llenan el mar.

15 ¡Ay de ti, que emborrachas a tus vecinos
dándoles vino mezclado con drogas,
para humillarlos contemplando su desnudez!
16 En lugar de honor, te cubrirás de vergüenza,
porque el Señor va a darte a beber una copa
que te hará mostrar tu incircuncisión
y convertirá en humillación tu gloria.
17 Las violencias que le hiciste al monte Líbano
se volverán en contra tuya,
y te espantarás por la matanza de sus animales.
Esto te vendrá a causa de tus crímenes
y de las violencias que cometiste en el país
contra las ciudades y sus habitantes.

18 ¿De qué sirve una escultura
en cuanto ha sido terminada?
¿De qué sirve una imagen
que sólo lleva a la mentira?
Los ídolos no pueden hablar;
¿cómo, pues, podrá confiar en ellos
el hombre que los fabrica?

19 ¡Ay de ti, que a un ídolo de madera
le dices que despierte,
y a una piedra muda, que se ponga de pie!
¿Podrán ellos comunicar mensaje alguno?
¡No, porque no tienen vida propia,
aunque estén recubiertos de oro y plata!
20 Pero el Señor está en su santo templo:
¡guarde silencio delante de él toda la tierra!

Ésta es una oración del profeta Habacuc.

Lo que oigo acerca de ti, Señor,
y de todo lo que has hecho,
me llena de profunda reverencia.
Realiza ahora, en nuestra vida,
tus grandes acciones de otros tiempos,
para que nosotros también las conozcamos.
Muéstranos así tu compasión
aun en medio de tu enojo.

Dios viene de la región de Temán;
del monte Parán viene el Dios Santo.
Su gloria se extiende por todo el cielo,
y el mundo entero se llena de su alabanza.
Viene envuelto en brillante resplandor,
y de sus manos brotan rayos de luz
que muestran el poder que en él se esconde.
Delante de él llegan plagas terribles,
y detrás la fiebre abrasadora.
La tierra tiembla cuando él se detiene;
se estremecen las naciones cuando las mira;
las viejas montañas se derrumban
y se deshacen los montes antiguos;
pero los caminos de Dios son eternos.

Yo he visto a la gente de Cusán
hundida en la desgracia,
a los habitantes de Madián
encogidos por el miedo.
¿Te has enojado, Señor, contra los ríos?
¿Se ha encendido tu furor contra los mares?
¿Cabalgas por eso en tus caballos
y montas así en tu carro victorioso?

Tienes el arco preparado
y dispuestas todas tus flechas.
Con los ríos has abierto surcos en la tierra.
10 Las montañas tiemblan al verte;
cae del cielo la lluvia torrencial,
y el mar profundo da su rugido
mientras se alzan sus olas inmensas.
11 El sol y la luna no salen de su escondite
ante el vivo resplandor de tus flechas
y la luz relampagueante de tu lanza.
12 En tu enojo recorres toda la tierra;
en tu furor pisoteas las naciones.
13 Tú has salido en ayuda de tu pueblo
y del rey que tú mismo escogiste.
Has destruido el techo de la casa del malvado,
y has descubierto hasta la roca sus cimientos.
14 Mataste a su jefe con sus propias flechas,
cuando sus jinetes, como una tempestad,
se lanzaron arrogantes
a dispersar a los indefensos,
para destruirlos en secreto.

15 Con tus caballos recorres el mar,
la gran extensión de las aguas profundas.

16 Al oír todo esto tuve miedo.
Mis labios se pusieron a temblar,
mis piernas dejaron de sostenerme
y todo mi cuerpo perdió sus fuerzas.
Aun así, esperaré tranquilo
el día en que Dios ponga en angustia
al ejército de nuestros opresores.

17-18 Entonces me llenaré de alegría
a causa del Señor mi salvador.
Le alabaré aunque no florezcan las higueras
ni den fruto los viñedos y los olivares;
aunque los campos no den su cosecha;
aunque se acaben los rebaños de ovejas
y no haya reses en los establos.
19 Porque el Señor me da fuerzas;
da a mis piernas la ligereza del ciervo
y me lleva a alturas donde estaré a salvo.

Habacuc se queja de injusticia

La profecía que vio el profeta Habacuc. ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.

Los caldeos castigarán a Judá

Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.(A) Porque he aquí, yo levanto a los caldeos,(B) nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad. Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se apresuran a devorar. Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena. 10 Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomará. 11 Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.

Protesta de Habacuc

12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. 13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él, 14 y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne? 15 Sacará a todos con anzuelo, los recogerá con su red, y los juntará en sus mallas; por lo cual se alegrará y se regocijará. 16 Por esto hará sacrificios a su red, y ofrecerá sahumerios a sus mallas; porque con ellas engordó su porción, y engrasó su comida. 17 ¿Vaciará por eso su red, y no tendrá piedad de aniquilar naciones continuamente?

Jehová responde a Habacuc

Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.(C) He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.(D) Y también, el que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos.

Ayes contra los injustos

¿No han de levantar todos estos refrán sobre él, y sarcasmos contra él? Dirán: ¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Hasta cuándo había de acumular sobre sí prenda tras prenda? ¿No se levantarán de repente tus deudores, y se despertarán los que te harán temblar, y serás despojo para ellos? Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán, a causa de la sangre de los hombres, y de los robos de la tierra, de las ciudades y de todos los que habitan en ellas.

¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal! 10 Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida. 11 Porque la piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.

12 ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad! 13 ¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano. 14 Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.(E)

15 ¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas para mirar su desnudez! 16 Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también, y serás descubierto; el cáliz de la mano derecha de Jehová vendrá hasta ti, y vómito de afrenta sobre tu gloria. 17 Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te quebrantará, a causa de la sangre de los hombres, y del robo de la tierra, de las ciudades y de todos los que en ellas habitaban.

18 ¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo?, ¿la estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? 19 ¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él.

20 Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra.

Oración de Habacuc

Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot.

Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.

Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,

En medio de los tiempos hazla conocer;

En la ira acuérdate de la misericordia.

Dios vendrá de Temán,

Y el Santo desde el monte de Parán. Selah

Su gloria cubrió los cielos,

Y la tierra se llenó de su alabanza.

Y el resplandor fue como la luz;

Rayos brillantes salían de su mano,

Y allí estaba escondido su poder.

Delante de su rostro iba mortandad,

Y a sus pies salían carbones encendidos.

Se levantó, y midió la tierra;

Miró, e hizo temblar las gentes;

Los montes antiguos fueron desmenuzados,

Los collados antiguos se humillaron.

Sus caminos son eternos.

He visto las tiendas de Cusán en aflicción;

Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.

¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos?

¿Contra los ríos te airaste?

¿Fue tu ira contra el mar

Cuando montaste en tus caballos,

Y en tus carros de victoria?

Se descubrió enteramente tu arco;

Los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah

Hendiste la tierra con ríos.

10 Te vieron y tuvieron temor los montes;

Pasó la inundación de las aguas;

El abismo dio su voz,

A lo alto alzó sus manos.

11 El sol y la luna se pararon en su lugar;

A la luz de tus saetas anduvieron,

Y al resplandor de tu fulgente lanza.

12 Con ira hollaste la tierra,

Con furor trillaste las naciones.

13 Saliste para socorrer a tu pueblo,

Para socorrer a tu ungido.

Traspasaste la cabeza de la casa del impío,

Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah

14 Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros,

Que como tempestad acometieron para dispersarme,

Cuyo regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente.

15 Caminaste en el mar con tus caballos,

Sobre la mole de las grandes aguas.

16 Oí, y se conmovieron mis entrañas;

A la voz temblaron mis labios;

Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí;

Si bien estaré quieto en el día de la angustia,

Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.

17 Aunque la higuera no florezca,

Ni en las vides haya frutos,

Aunque falte el producto del olivo,

Y los labrados no den mantenimiento,

Y las ovejas sean quitadas de la majada,

Y no haya vacas en los corrales;

18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,

Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

19 Jehová el Señor es mi fortaleza,

El cual hace mis pies como de ciervas,(F)

Y en mis alturas me hace andar.

Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.

Esta es la profecía que el profeta Habacuc recibió en visión.

La primera queja de Habacuc

¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda
    sin que tú me escuches?
¿Hasta cuándo he de clamar «¡violencia!»,
    sin que tú nos salves?
¿Por qué me haces presenciar tanta iniquidad?
    ¿Por qué toleras la maldad?
Veo ante mis ojos destrucción y violencia;
    surgen riñas y abundan las contiendas.
Por lo tanto, se debilita la Ley
    y no prevalece la justicia.
El malvado acosa al justo
    y se pervierte la justicia.

La respuesta del Señor

«¡Miren a las naciones!
    ¡Contémplenlas y quédense asombrados!
Estoy por hacer en estos días una obra,
    que si se la contara, no la creerían.
Estoy incitando a los babilonios,[a]
    ese pueblo despiadado e impetuoso,
que recorre toda la tierra
    para apoderarse de territorios ajenos.
Son un pueblo temible y espantoso,
    que impone su propia justicia
    y promueve su propia honra.
Sus caballos son más veloces que leopardos,
    más feroces que lobos nocturnos.
Su caballería se lanza a todo galope;
    sus jinetes vienen de muy lejos.
    Vuelan como águilas que se lanzan dispuestas a devorar.
Todos vienen para hacer violencia;
    avanzan sus hordas[b] como el viento del desierto,
    hacen prisioneros como quien recoge arena.
10 Ridiculizan a los reyes,
    se burlan de los gobernantes;
se ríen de toda ciudad amurallada,
    pues construyen rampas y la toman.
11 Son un viento que a su paso arrasa todo;
    su pecado es hacer de su fuerza un dios».

La segunda queja de Habacuc

12 ¿No eres tú, Señor, desde la eternidad?
    ¡Tú, mi Dios, mi santo, no morirás![c]
Tú, Señor, los has puesto para hacer justicia;
    tú, mi Roca, los has puesto para ejecutar tu castigo.
13 Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal;
    no te es posible contemplar la opresión.
¿Por qué entonces toleras a los traidores?
    ¿Por qué guardas silencio
    mientras los malvados se tragan a los más justos que ellos?
14 Has hecho a los hombres como peces del mar,
    como reptiles que no tienen jefe.
15 El malvado los saca a todos con anzuelo,
    los arrastra con sus redes,
los recoge entre sus mallas,
    y así se alegra y regocija.
16 Por lo tanto, ofrece sacrificios a sus redes
    y quema incienso a sus mallas,
pues gracias a sus redes su porción es sabrosa
    y su comida es suculenta.
17 ¿Continuará vaciando sus redes
    y matando sin piedad a las naciones?

Me mantendré en mi guardia,
    me ubicaré sobre la muralla;
estaré pendiente de lo que me diga,
    de su respuesta a mi queja.

La respuesta del Señor

Y el Señor me respondió:

«Escribe la visión
    y grábala claramente en las tablillas,
    para que se lea de corrido.[d]
Pues la visión se realizará en el tiempo señalado;
    marcha hacia su cumplimiento
    y no dejará de cumplirse.
Aunque parezca tardar, espérala;
    porque sin falta vendrá.

»El insolente no tiene el alma recta,
    pero el justo vivirá por su fe.
Además, el vino es traicionero;
    por eso el soberbio no permanecerá.
Pues ensancha su garganta como el sepulcro,[e]
    y es insaciable como la muerte.
Reúne en torno suyo a todas las naciones
    y toma cautivos a todos los pueblos.
Y estos lo harán objeto de burla
    en sus sátiras y adivinanzas.
¡Ay del que se hace rico con lo ajeno
    y acumula prendas empeñadas!
    ¿Hasta cuándo seguirá con esta práctica?
¿No se levantarán de repente tus acreedores?
    ¿No se despertarán para hacerte temblar?
    Entonces te convertirás en su víctima.
Son tantas las naciones que has saqueado
    que los pueblos que se salven te saquearán a ti;
porque es mucha la sangre que has derramado
    y mucha tu violencia contra estas tierras,
    contra esta ciudad y sus habitantes.

»¡Ay del que llena su casa de ganancias injustas
    en un intento por salvar su nido
    y escapar de las garras del infortunio!
10 Son tus maquinaciones la vergüenza de tu casa:
    exterminaste a muchas naciones,
    pero causaste tu propia desgracia.
11 Por eso hasta las piedras del muro claman
    y resuenan las vigas del enmaderado.

12 »¡Ay del que construye una ciudad con sangre
    y establece un poblado con maldad!
13 ¿Acaso no ha determinado el Señor de los Ejércitos
    que el trabajo de los pueblos sea solo leña para el fuego
    y las naciones se fatiguen por nada?
14 Porque se llenará la tierra con el conocimiento de la gloria del Señor
    así como las aguas cubren los mares.

15 »¡Ay de ti, que emborrachas a tu prójimo,
    que derramas tu veneno hasta embriagarlo[f]
    para contemplar su cuerpo desnudo!
16 Con esto te has cubierto de deshonra y no de gloria.
    ¡Pues bebe tú también y muestra tu desnudez!
¡Que se vuelque sobre ti la copa de la diestra del Señor
    y una desgracia superará tu gloria!
17 ¡Que te alcance la violencia que cometiste contra el Líbano!
    ¡Que te abata la destrucción que hiciste de los animales!
¡Porque es mucha la sangre que has derramado
    y mucha tu violencia contra la tierra,
    contra ciudades y todos sus habitantes!

18 »¿De qué sirve una imagen,
    si quien la esculpe es un artesano?
¿De qué sirve una imagen fundida,
    si tan solo enseña mentiras?
El artesano que hace ídolos que no pueden hablar
    solo está confiando en su propio artificio.
19 ¡Ay del que dice al madero: “Despierta”,
    y a la piedra muda: “Levántate”!
Aunque están recubiertos de oro y plata,
    nada pueden enseñarle,
    pues carecen de aliento de vida.

20 »En cambio, el Señor está en su santo templo.
    ¡Guarde toda la tierra silencio en su presencia!».

La oración de Habacuc

Oración del profeta Habacuc. Según sigionot.[g]

Señor, he sabido de tu fama;
    tiemblo delante de tus obras, Señor.
Repítelas en nuestros días,
    dalas a conocer en nuestro tiempo;
    en tu ira, ten presente tu misericordia.

Dios viene desde Temán;
    el Santo, desde el monte de Parán. Selah
Su gloria cubre el cielo
    y su alabanza llena la tierra.
Su resplandor es como el sol;
    rayos brotan de sus manos;
    su poder se esconde en sus manos.
Una plaga mortal lo precede
    y una epidemia sigue sus pasos.
Se detiene y la tierra se estremece;
    lanza una mirada y las naciones tiemblan.
Se desmoronan las antiguas montañas
    y se desploman las viejas colinas,
    pero sus caminos son eternos.
He visto afligidos los campamentos de Cusán,
    y angustiadas las moradas de Madián.

¿Te enojaste, oh Señor, con los ríos?
    ¿Estuviste airado contra las corrientes?
¿Tan enfurecido estabas contra el mar
    que cabalgaste en tus caballos
    y montaste en tus carros victoriosos?
Descubriste tu arco,
    llenaste de flechas tu aljaba.[h] Selah
Tus ríos dividen la tierra;
10     las montañas te ven y se retuercen.
Pasan los torrentes de agua;
    el abismo ruge y levanta sus olas en lo alto.

11 El sol y la luna se detienen en el cielo
    por el fulgor de tus veloces flechas,
    por el deslumbrante brillo de tu lanza.
12 Indignado, marchas sobre la tierra;
    en tu ira aplastas las naciones.
13 Saliste a liberar a tu pueblo,
    saliste a salvar a tu ungido.
Aplastaste al rey de la perversa dinastía,
    ¡lo desnudaste de pies a cabeza! Selah
14 Con su propia lanza atravesaste la cabeza de sus guerreros
    que enfurecidos querían dispersarnos,
que con placer arrogante se lanzaron
    como quien devora en secreto a un pobre.[i]
15 Pisoteaste el mar con tus corceles
    que agitaban las inmensas aguas.

16 Al oírlo, se estremecieron mis entrañas;
    a su voz, me temblaron los labios;
la debilidad entró en los huesos
    y se me aflojaron las piernas.
Pero yo espero con paciencia el día en que la calamidad
    vendrá sobre la nación que nos invade.
17 Aunque la higuera no florezca
    ni haya frutos en las vides;
aunque falle la cosecha del olivo
    y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el redil no haya ovejas
    ni vaca alguna en los establos;
18 aun así, yo me regocijaré en el Señor.
    ¡Me alegraré en el Dios de mi salvación!

19 El Señor y Dios es mi fuerza;
    da a mis pies la ligereza de una gacela
    y me hace caminar por las alturas.

Al director musical. Sobre instrumentos de cuerda.

Notas al pie

  1. 1:6 Lit. caldeos.
  2. 1:9 hordas. Palabra de difícil traducción.
  3. 1:12 no morirás; según una tradición rabínica; no moriremos (TM).
  4. 2:2 para que se lea de corrido. Alt. para que el lector corra con ella para anunciarla.
  5. 2:5 el sepulcro. Lit. el Seol.
  6. 2:15 hasta embriagarlo. Texto de difícil traducción.
  7. 3:1 sigionot. Probablemente un término literario o musical.
  8. 3:9 llenaste de flechas tu aljaba (mss. de LXX); en TM, texto de difícil traducción.
  9. 3:14 Versículo de difícil traducción.

Yo soy el profeta Habacuc. Dios me encargó dar este mensaje a su pueblo.

Habacuc habla con Dios

Dios mío,
a gritos te pido que me ayudes,
pero tú no me escuchas;
¿cuándo vas a hacerme caso?
Te he rogado que acabes con la violencia,
pero tú no haces nada.
¿Por qué me obligas a ver
tanta violencia e injusticia?

Por todas partes veo
sólo pleitos y peleas;
por todas partes veo
sólo violencia y destrucción.
Nadie obedece tus mandamientos,
nadie es justo con nadie.
Los malvados maltratan a los buenos,
y por todas partes hay injusticia.

Dios respondió:

«Fíjense en las naciones.
Miren lo que sucede entre ellas.
Lo que pronto van a ver
los dejará con la boca abierta.
Si alguien les contara esto,
ustedes no podrían creerlo.

»Voy a hacer que los babilonios
se dispongan a atacarlos.
Son un pueblo muy cruel,
y recorren el mundo
para adueñarse de tierras ajenas.
Para ellos sólo vale su ley
y sólo importa su honor;
¡son un pueblo terrible!

»Sus caballos y sus jinetes
vienen galopando desde muy lejos;
son más veloces que los leopardos
y más feroces que los lobos nocturnos;
se lanzan sobre sus enemigos
como el águila sobre su presa.
A su paso lo destruyen todo;
a su paso siembran el terror,
y los prisioneros que toman
son tantos como la arena del mar.

10 »Se ríen de reyes y gobernantes,
se burlan de sus murallas,
y construyen rampas de arena
para conquistar sus ciudades.
11 Son como un viento violento
que llega, golpea y se va;
pero son culpables de un gran pecado:
no tienen más dios que su fuerza».

12 Yo, Habacuc, digo:

Dios de Israel,
tú eres un Dios santo;
siempre has existido,
y no nos dejarás morir
porque eres nuestro refugio;
sé que usarás a Babilonia
sólo para castigar a tu pueblo.

13 Tú no soportas la maldad,
ni aceptas el pecado.
No te quedes callado
ni permitas que los malvados
maten a quienes somos buenos.

14 Tú nos tratas como si fuéramos
simples peces del mar;
como si fuéramos reptiles,
que no tienen quién los dirija.
15 Por eso los babilonios
nos atrapan fácilmente,
como se atrapan los peces
con el anzuelo o con la red.
¡Eso les encanta!
16 Por eso los babilonios
han hecho de sus armas un dios
y les rinden culto.
Gracias a ellas
se han hecho muy ricos.

17 ¡No permitas que los babilonios
nos sigan matando sin compasión!
Ya te he presentado mi queja,
y ahora voy a estar muy atento;
voy a esperar tu respuesta.

Y Dios me respondió:

«Voy a darte a conocer
lo que está por suceder.
Escríbelo en unas tablas,
para que se lea de corrido.
Tardará un poco en cumplirse,
pero tú no te desesperes;
aún no ha llegado la hora
de que todo esto se cumpla,
pero puedo asegurarte
que se cumplirá sin falta.

»Esos babilonios son muy orgullosos,
pero ustedes, que son humildes,
vivirán porque confían en mí.
Los babilonios son orgullosos,
son traicioneros como el vino;
su hambre de poder los hace
conquistar naciones y pueblos enteros.
Son como la muerte,
que siempre quiere más;
son como la tumba,
que nunca está satisfecha.
Pero un día serán humillados.
Las naciones se burlarán de ellos
y les cantarán esta canción:

        “¡Qué mal te va a ir Babilonia!
        ¡Te hiciste rica con lo ajeno!
        ¿Cuándo vas a dejar de robar?”

»El día que menos lo esperes,
tus víctimas se vengarán de ti;
te harán temblar de miedo
y te quitarán todo lo que tienes.
Tú les robaste a muchas naciones,
pero otras naciones te robarán a ti.
Así pagarás todos tus crímenes,
tu violencia contra nuestro país,
contra nuestras ciudades y sus habitantes.

»¡Qué mal te va a ir Babilonia!
Hiciste ricos a los tuyos
mediante el robo y el engaño.
Creíste que así los librarías
de caer en la desgracia,
10 pero lo único que hiciste
fue ponerlos en vergüenza.
Quisiste acabar con muchos pueblos,
y tú misma te hiciste el daño.
11 ¡Las paredes de tus ciudades
son testigos de tu maldad!

12 »¡Qué mal te va a ir Babilonia!
¡Has construido tus ciudades
mediante el crimen y la violencia!
13 Pero yo soy el Dios de Israel,
y de nada va a servirte
todo lo que has hecho;
yo lo quemaré por completo.
14 Y así como el agua llena los mares,
también la tierra se llenará
de gente que reconocerá mi poder.

15 »¡Qué mal te va a ir Babilonia!
Humillaste a las naciones vecinas
y las dejaste en vergüenza;
16 pero yo te humillaré a ti,
pues no mereces ninguna alabanza;
yo te dejaré en vergüenza;
tu orgullo se volverá humillación.

17 »La violencia con que trataste
a los animales del monte Líbano
se volverá en contra tuya;
así pagarás por todos tus crímenes,
por tu violencia contra nuestro país,
contra nuestras ciudades y sus habitantes.

18-19 »¡Qué mal te va a ir, Babilonia!
¿Cómo puedes confiar en dioses falsos?
¿Cómo puedes pedirles que te ayuden?
Son ídolos de madera,
son figuras de piedra
que tú misma te has hecho,
pero que no valen nada.
Son simples figuras de metal
recubiertas de oro y plata,
que no son capaces ni de hablar;
¡simplemente, no tienen vida!
20 Pero yo estoy en mi santo templo;
¡ante mí debe callar toda la tierra!»

Oración final de Habacuc

Yo, el profeta Habacuc, compuse esta oración para acompañarla con una melodía especial.

¡Dios mío,
yo sé bien todo lo que has hecho,
y por eso tiemblo en tu presencia!
Déjanos ver en nuestros días
tus grandes hechos de otros tiempos;
si te enojas con nosotros,
no dejes de tenernos compasión.

Tú eres nuestro santo Dios;
vienes de la región de Temán,
vienes del monte Parán.
Tu grandeza ilumina los cielos;
la tierra entera te alaba.
Un gran resplandor te rodea;
de tus manos brotan rayos de luz
y dejan ver tu poder escondido.
Plagas terribles anuncian tu llegada;
vas dejando en el camino
graves enfermedades.

6-7 Cuando tú te detienes,
la tierra se pone a temblar;
cuando miras a las naciones,
todas ellas se llenan de miedo;
los cerros se desmoronan,
las antiguas montañas se derrumban;
¡hasta he visto temblar de miedo
a la gente de Cusán y de Madián,
porque tú has vuelto a actuar!

Dios nuestro,
¿por qué te decidiste a montar
en tu carro de combate?
¿Será porque te enojaste
con los dioses Río y Mar?
Con tus flechas heriste la tierra,
y esas heridas son los ríos.
10 Cuando las montañas te vieron,
temblaron de miedo,
las nubes dejaron caer su lluvia
y el mar rugió con furia;
¡sus grandes olas se elevaron al cielo!
11 Cuando lanzaste tus brillantes rayos,
el sol y la luna se detuvieron.

12 Pero te enojaste y recorriste la tierra;
en tu enojo aplastaste naciones.
13 Saliste a rescatar a tu pueblo,
y al rey que tú elegiste.
Destrozaste al jefe de esos malvados,
y acabaste por completo con su reino.
14 Sus orgullosos jinetes nos atacaron
con la furia de una tempestad;
querían dispersarnos y destruirnos,
pues no podíamos defendernos.
¡Pero tú los mataste
con sus propias flechas!
15 Montaste en tu caballo
y marchaste sobre el agitado mar.

16 Cuando escucho todo esto,
me tiemblan los labios y todo el cuerpo;
siento que mis huesos se desmoronan,
y que el suelo se hunde bajo mis pies.
Pero yo espero con paciencia
el día en que castigarás
a los que ahora nos atacan.

17 Aunque no den higos las higueras,
ni den uvas las viñas
ni aceitunas los olivos;
aunque no haya en nuestros campos
nada que cosechar;
aunque no tengamos vacas ni ovejas,
18 siempre te alabaré con alegría
porque tú eres mi salvador.

19 Dios mío,
tú me das nuevas fuerzas;
me das la rapidez de un venado,
y me pones en lugares altos.

Castigo de Judá por medio de los caldeos

Profecía [a](A) que tuvo en visión el profeta Habacuc.

¿Hasta cuándo, oh Señor, pediré ayuda,
y no escucharás(B),
clamaré a ti: ¡Violencia!
y no salvarás(C)?
¿Por qué me haces ver la iniquidad(D),
y me haces mirar la opresión?
La destrucción y la violencia están delante de mí(E),
hay rencilla y surge discordia(F).
Por eso no se cumple[b] la ley(G)
y nunca prevalece[c] la justicia[d].
Pues el impío asedia al justo(H);
por eso sale pervertida la justicia[e](I).

Mirad entre las naciones, observad(J),
asombraos, admiraos(K);
porque haré[f] una obra en vuestros días
que no creeríais si se os contara(L).
Porque he aquí, yo levanto a los caldeos[g],
pueblo feroz[h] e impetuoso(M),
que marcha por la anchura de la tierra
para apoderarse de moradas ajenas(N).
Imponente y temible es(O);
de él mismo proceden su justicia[i] y su grandeza(P).
Sus caballos(Q) son más veloces que leopardos
y más astutos[j] que lobos al anochecer(R).
Al galope vienen sus jinetes[k],
sus jinetes vienen de lejos,
vuelan como águila(S) que se precipita a devorar.
Vienen todos ellos para hacer violencia,
su horda de rostros[l] avanza(T),
recoge cautivos como arena.
10 Se mofa de los reyes(U),
y los gobernantes le son motivo de risa;
se ríe de toda fortaleza(V),
amontona escombros para tomarla(W).
11 Entonces pasará como el viento(X) y seguirá,
y se le tendrá por culpable(Y),
porque hace de su poder(Z) su dios.

12 ¿No eres tú desde la eternidad,
oh Señor, Dios mío, Santo mío(AA)?
No moriremos.
Oh Señor, para juicio lo has puesto(AB);
tú, oh Roca(AC), lo has establecido para corrección.
13 Muy limpios son tus ojos para mirar el mal(AD),
y no puedes contemplar la opresión.
¿Por qué miras con agrado(AE)
a los que proceden pérfidamente(AF),
y callas(AG) cuando el impío traga(AH)
al que es más justo que él?
14 ¿Por qué[m] has hecho a los hombres como peces del mar,
como reptiles que no tienen jefe?
15 A todos los saca con anzuelo(AI) el pueblo invasor,
los arrastra con su red
y los junta en su malla(AJ).
Por eso se alegra y se regocija,
16 por eso ofrece sacrificio a su red
y quema incienso[n] a su malla,
pues gracias a ellas su pesca[o] es abundante[p](AK),
y suculenta[q] su comida.
17 ¿Vaciará, pues, su red(AL)
y seguirá matando sin piedad a las naciones(AM)?

Estaré en mi puesto de guardia(AN),
y sobre la fortaleza me pondré;
velaré(AO) para ver lo que Él me dice(AP),
y qué he de responder cuando sea reprendido[r].

Respuesta de Dios

Entonces el Señor me respondió, y dijo:
Escribe la visión y grábala en tablas(AQ),
para que corra el que la lea[s].
Porque es aún visión para el tiempo señalado(AR);
se apresura[t] hacia el fin y no defraudará[u].
Aunque tarde, espérala(AS);
porque ciertamente vendrá, no tardará(AT).

He aquí el orgulloso(AU):
en él, su alma no es recta,
mas el justo por su fe[v] vivirá(AV).
Además, el vino(AW) traiciona al hombre arrogante(AX),
de modo que no se queda en casa(AY).
Porque ensancha su garganta[w] como el Seol[x](AZ),
y es como la muerte, que nunca se sacia;
reúne para sí todas las naciones,
y recoge para sí todos los pueblos.

¿No pronunciarán todos estos contra él una sátira(BA),
y burlas e intrigas contra él?
Y dirán[y]: «¡Ay del que aumenta lo que no es suyo(BB)
(¿hasta cuándo?)
y se hace rico[z] con préstamos!».
¿No se levantarán de repente tus acreedores[aa](BC),
y se despertarán tus cobradores[ab]?
Ciertamente serás despojo para ellos.
Porque tú has despojado a muchas naciones,
todos los demás pueblos te despojarán a ti(BD),
por la sangre humana y la violencia hecha a la tierra,
al pueblo y a todos sus habitantes.

¡Ay del que obtiene ganancias ilícitas para su casa(BE),
para poner en alto su nido(BF),
para librarse de la mano[ac] de la calamidad!
10 Has maquinado cosa vergonzosa para tu casa(BG),
destruyendo a muchos pueblos,
pecando contra ti mismo(BH).
11 Ciertamente la piedra clamará desde el muro(BI),
y la viga le contestará desde el armazón[ad].

12 ¡Ay del que edifica una ciudad con sangre
y funda un pueblo[ae] con violencia[af](BJ)!
13 ¿No viene[ag] del Señor de los ejércitos
que los pueblos trabajen para el fuego(BK)
y las naciones se fatiguen en vano?
14 Pues la tierra se llenará
del conocimiento de la gloria del Señor
como las aguas cubren el mar(BL).

15 ¡Ay del que da de beber a su prójimo!
¡Ay de ti que mezclas tu veneno hasta embriagarlo,
para contemplar su desnudez[ah]!
16 Serás saciado de deshonra más que de gloria.
Bebe tú también y muestra tu desnudez[ai](BM).
Se volverá sobre ti el cáliz de la diestra del Señor(BN),
y la ignominia(BO) sobre tu gloria.
17 Porque la violencia contra el[aj] Líbano te cubrirá(BP),
y el exterminio de las fieras te[ak] aterrará,
a causa del derramamiento de sangre humana y la violencia hecha a la tierra,
a la ciudad y a todos los que habitan en ella(BQ).

18 ¿De qué sirve el ídolo[al] que su artífice ha esculpido(BR),
o la imagen fundida, maestra de mentiras(BS),
para que su hacedor confíe en su obra
cuando hace ídolos mudos(BT)?
19 ¡Ay del que dice al madero(BU): «Despierta(BV)»,
o a la piedra muda: «Levántate»!
¿Será esto tu maestro?[am]
He aquí, está cubierto de oro y plata,
y no hay aliento alguno en su interior(BW).
20 Pero el Señor está en su santo templo(BX):
calle delante de Él toda la tierra(BY).

Oración de Habacuc

Oración del profeta Habacuc, en tono de Sigionot[an].

Oh Señor, he oído(BZ) lo que se dice de ti[ao] y temí(CA).
Aviva, oh Señor, tu obra[ap] en medio de los años[aq](CB),
en medio de los años[ar] dala a conocer;
en la ira, acuérdate de tener compasión(CC).

Dios viene de Temán(CD),
y el Santo, del monte Parán(CE). (Selah[as])
Su esplendor cubre los cielos(CF),
y de su alabanza está llena la tierra(CG).
Su resplandor es como la luz(CH);
tiene rayos que salen de su mano,
y allí se oculta su poder(CI).
Delante de Él va la pestilencia(CJ),
y la plaga sigue sus pasos[at](CK).
Se detuvo, e hizo temblar[au] la tierra,
miró e hizo estremecerse a las naciones(CL).
Sí, se desmoronaron los montes perpetuos,
se hundieron[av](CM) las colinas antiguas.
Sus caminos son eternos.
Bajo aflicción(CN) vi las tiendas de Cusán,
temblaban las tiendas[aw] de la tierra de Madián(CO).

¿Te indignaste[ax], Señor, contra los ríos?
¿Contra los ríos(CP) fue tu ira,
contra el mar(CQ) tu furor,
cuando montaste en tus caballos(CR),
en tus carros de victoria[ay](CS)?
Tu arco fue desnudado por completo(CT),
las varas de castigo[az] fueron juradas. (Selah)
Con ríos hendiste la tierra(CU);
10 te vieron los montes y temblaron,
el diluvio de aguas pasó;
dio el abismo su voz,
levantó en alto sus manos(CV).
11 El sol y la luna se detuvieron en su sitio(CW);
a la luz de tus saetas se fueron(CX),
al resplandor de tu lanza fulgurante.
12 Con indignación marchaste por la tierra(CY);
con ira hollaste[ba](CZ) las naciones.
13 Saliste para salvar a tu pueblo(DA),
para salvar a tu ungido(DB).
Destrozaste la cabeza de la casa del impío(DC),
descubriéndolo de arriba abajo[bb]. (Selah)
14 Traspasaste con sus propios dardos(DD)
la cabeza de sus guerreros[bc]
que irrumpieron para dispersarnos[bd](DE);
su regocijo fue como el de los que devoran en secreto a los oprimidos(DF).
15 Marchaste por el mar con tus caballos(DG),
en el oleaje de las inmensas aguas(DH).

16 Oí, y se estremecieron mis entrañas[be](DI);
a tu voz temblaron mis labios.
Entra podredumbre en mis huesos(DJ),
y tiemblo donde estoy.
Tranquilo espero el día de la angustia(DK),
al pueblo que se levantará para invadirnos[bf](DL).
17 Aunque la higuera no eche brotes,
ni haya fruto en las viñas(DM);
aunque falte el producto del olivo(DN),
y los campos no produzcan alimento;
aunque falten las ovejas del aprisco(DO),
y no haya vacas en los establos(DP),
18 con todo yo me alegraré en el Señor(DQ),
me regocijaré en el Dios de mi salvación(DR).
19 El Señor Dios[bg] es mi fortaleza(DS);
Él ha hecho mis pies como los de las ciervas(DT),
y por las alturas(DU) me hace caminar.

Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda.

Notas al pie

  1. Habacuc 1:1 O, Carga
  2. Habacuc 1:4 Lit., está entumecida
  3. Habacuc 1:4 Lit., sale
  4. Habacuc 1:4 O, el derecho
  5. Habacuc 1:4 O, el derecho
  6. Habacuc 1:5 Así en la versión gr. (sept.); en el T.M., se hará
  7. Habacuc 1:6 O, babilonios
  8. Habacuc 1:6 Lit., amargo
  9. Habacuc 1:7 O, derecho
  10. Habacuc 1:8 O, más feroces
  11. Habacuc 1:8 O, piafan sus corceles
  12. Habacuc 1:9 O, la impetuosidad de sus rostros
  13. Habacuc 1:14 Lit., Y
  14. Habacuc 1:16 O, sacrifica
  15. Habacuc 1:16 Lit., porción
  16. Habacuc 1:16 Lit., grosura
  17. Habacuc 1:16 Lit., y grasosa
  18. Habacuc 2:1 Lit., sobre mi reprensión
  19. Habacuc 2:2 O, para que corra el que la va a proclamar, o, para que se pueda leer de corrido
  20. Habacuc 2:3 Lit., jadea
  21. Habacuc 2:3 O, mentirá
  22. Habacuc 2:4 O, fidelidad
  23. Habacuc 2:5 O, apetito
  24. Habacuc 2:5 I.e., región de los muertos
  25. Habacuc 2:6 Lit., dirá
  26. Habacuc 2:6 Lit., pesado
  27. Habacuc 2:7 Lit., los que te muerden
  28. Habacuc 2:7 Lit., los que te sacuden violentamente
  29. Habacuc 2:9 Lit., palma
  30. Habacuc 2:11 Lit., la madera
  31. Habacuc 2:12 O, una villa
  32. Habacuc 2:12 O, injusticia
  33. Habacuc 2:13 Lit., He aquí, ¿no
  34. Habacuc 2:15 Lit., sus desnudeces
  35. Habacuc 2:16 Lit., y muéstrate incircunciso; los M.M.M. y algunas versiones antiguas dicen: y tambaléate
  36. Habacuc 2:17 Lit., del
  37. Habacuc 2:17 Lit., las
  38. Habacuc 2:18 O, la imagen tallada
  39. Habacuc 2:19 Lit., ¿Enseñará él?
  40. Habacuc 3:1 I.e., canto vehemente
  41. Habacuc 3:2 O, tu fama
  42. Habacuc 3:2 O, de ti, estoy maravillado de tu obra, avívala, oh Señor
  43. Habacuc 3:2 O, tiempos
  44. Habacuc 3:2 O, tiempos
  45. Habacuc 3:3 Posiblemente, Pausa, Crescendo, o, Interludio
  46. Habacuc 3:5 Lit., sale a sus pies
  47. Habacuc 3:6 Lit., y midió
  48. Habacuc 3:6 Lit., se inclinaron
  49. Habacuc 3:7 Lit., cortinas
  50. Habacuc 3:8 Lit., ¿Se indignó el
  51. Habacuc 3:8 O, salvación
  52. Habacuc 3:9 Lit., la palabra
  53. Habacuc 3:12 O, trillaste
  54. Habacuc 3:13 Lit., desde el cimiento hasta el cuello
  55. Habacuc 3:14 O, multitudes, o, aldeanos
  56. Habacuc 3:14 Lit., dispersarme
  57. Habacuc 3:16 Lit., estremeció mi vientre
  58. Habacuc 3:16 O, que se levantará sobre el pueblo que nos invada
  59. Habacuc 3:19 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor