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Entonces Sarai dijo a Abram:

—¡Mi agravio sea sobre ti! Yo te di a mi sierva por mujer, pero al verse encinta me mira con desprecio. ¡Juzgue Jehová entre tú y yo!

Respondió Abram a Sarai:

—Mira, tu sierva está en tus manos. Haz con ella lo que bien te parezca.

Y como Sarai la afligía, Agar huyó de su presencia.

La halló el Ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo:

—Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?

Ella respondió:

—Huyo de delante de Sarai, mi señora.

Le dijo el Ángel de Jehová:

—Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano.

10 Le dijo también el Ángel de Jehová:

—Multiplicaré tanto tu descendencia,
que por ser tanta no podrá ser contada.

11 Y añadió el Ángel de Jehová:

—Has concebido y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Ismael
porque Jehová ha oído tu aflicción.
12 Será un hombre fiero,
su mano se levantará contra todos
y la mano de todos contra él;
y habitará delante de todos sus hermanos.

13 Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: «Tú eres el Dios que me ve», porque dijo: «¿Acaso no he visto aquí al que me ve?»

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