Add parallel Print Page Options

12 Cuando hagas el bien, fíjate a quién,
y podrás esperar algo de tu buena acción.
Haz un favor al bueno y obtendrás recompensa,
si no de él, del Señor.
Ayudar al malo no trae ningún bien,
y ni siquiera es hacer una buena acción.
En tiempo de necesidad te hará doble daño
por todo el bien que le hayas hecho.
No le des armas de guerra,
para que no te ataque con ellas.
También Dios aborrece a los malvados
y les dará su castigo.
Debes dar al bueno, pero no al malvado;
da alivio al afligido, pero no des nada al orgulloso.
Cuando todo va bien, no se sabe quién es amigo;
pero cuando todo va mal, se sabe quién es enemigo.
Cuando las cosas van bien, el enemigo se hace amigo;
pero cuando van mal, hasta el amigo te abandona.
10 Nunca confíes en el enemigo,
pues su maldad es como bronce mohoso.
11 Aunque te escuche y se muestre muy humilde,
ten cuidado y desconfía de él.
Trátalo como quien limpia un espejo de bronce,
y así podrás acabar con su moho.
12 No dejes que se te acerque,
para que no te empuje y te desplace.
No hagas que se siente a tu derecha,
para que no te quite el puesto.
De lo contrario, más tarde entenderás lo que te digo
y sentirás pesar al recordar mis advertencias.
13 Nadie tiene compasión
del encantador al que muerde una serpiente
o de uno que se acerca a las fieras.
14 Lo mismo pasa al que es amigo del insolente
y se enreda en sus maldades.
15 Mientras tú estés en pie, no se dará a conocer,
pero cuando caigas, no se contendrá.
16 El enemigo dice palabras melosas,
pero por dentro trama hacerte una mala jugada.
Por muchas lágrimas que derrame,
cuando tenga ocasión no se cansará de cometer crímenes.
17 Si te ocurre una desgracia, allí estará él;
fingiendo ayudarte, te pondrá una zancadilla.
18 Entonces hará gestos de alegría,
y murmurando entre dientes cambiará de expresión.