Apocalipsis 12-13
Reina-Valera 1995
La mujer y el dragón
12 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Estaba encinta y gritaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3 Otra señal también apareció en el cielo: un gran dragón escarlata que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía siete diademas. 4 Su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciera. 5 Ella dio a luz un hijo varón, que va a regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. 6 La mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar preparado por Dios para ser sustentada allí por mil doscientos sesenta días.
7 Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles, 8 pero no prevalecieron ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía:
«Ahora ha venido la salvación,
el poder y el reino de nuestro Dios
y la autoridad de su Cristo,
porque ha sido expulsado el acusador
de nuestros hermanos,
el que los acusaba
delante de nuestro Dios día y noche.
11 Ellos lo han vencido
por medio de la sangre del Cordero
y de la palabra del testimonio de ellos,
que menospreciaron sus vidas
hasta la muerte.
12 Por lo cual alegraos, cielos,
y los que moráis en ellos.
¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!,
porque el diablo
ha descendido a vosotros con gran ira,
sabiendo que tiene poco tiempo.»
13 Cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Pero se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila para que volara de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuera arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y se tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
Las dos bestias
13 Me paré sobre la arena del mar y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos: en sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus cabezas, nombres de blasfemia. 2 La bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies eran como de oso y su boca como boca de león. El dragón le dio su poder, su trono y gran autoridad. 3 Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Toda la tierra se maravilló en pos de la bestia, 4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: «¿Quién como la bestia y quién podrá luchar contra ella?»
5 También se le dio boca que hablaba arrogancias y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar por cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca para blasfemar contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo y de los que habitan en el cielo. 7 Se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. 8 La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado. 9 Si alguno tiene oído, oiga:
10 «Si alguno lleva en cautividad,
a cautividad irá.
Si alguno mata a espada,
a espada será muerto.»
Aquí está la perseverancia y la fe de los santos.
11 Después vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. 12 Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. 13 También hace grandes señales, de tal manera que incluso hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14 Engaña a los habitantes de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que le hagan una imagen a la bestia que fue herida de espada y revivió. 15 Se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablara e hiciera matar a todo el que no la adorara. 16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, 17 y que ninguno pudiera comprar ni vender, sino el que tuviera la marca o el nombre de la bestia o el número de su nombre.
18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
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