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Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado, tenemos ante el Padre un defensor, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo.

2. El mandamiento del amor

Si obedecemos los mandamientos de Dios, podemos estar seguros de que hemos llegado a conocerlo. Pero si alguno dice: «Yo lo conozco», y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no hay verdad en él. En cambio, si uno obedece su palabra, en él se ha perfeccionado verdaderamente el amor de Dios, y de ese modo sabemos que estamos unidos a él. El que dice que está unido a Dios, debe vivir como vivió Jesucristo.

Queridos hermanos, este mandamiento que les escribo no es nuevo: es el mismo que ustedes recibieron desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron. Y, sin embargo, esto que les escribo es un mandamiento nuevo, que es verdad tanto en Cristo como en ustedes, porque la oscuridad va pasando y ya brilla la luz verdadera.

Si alguno dice que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. 10 El que ama a su hermano vive en la luz, y no hay nada que lo haga caer. 11 Pero el que odia a su hermano vive y anda en la oscuridad, y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego.

3. La verdadera fe

12 Hijitos, les escribo a ustedes porque Dios, gracias a Jesucristo, les ha perdonado sus pecados. 13 Padres, les escribo a ustedes porque han conocido al que ya existía desde el principio. Jóvenes, les escribo a ustedes porque han vencido al maligno.

14 Les he escrito a ustedes, hijitos, porque han conocido al Padre. Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que ya existía desde el principio. Les he escrito también a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y han aceptado la palabra de Dios en su corazón, y porque han vencido al maligno.

15 No amen al mundo, ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no ama al Padre; 16 porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas. 17 Pero el mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; en cambio, el que hace la voluntad de Dios vive para siempre.

18 Hijitos, ésta es la hora última. Ustedes han oído que viene el Anticristo; pues bien, ahora han aparecido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la hora última. 19 Ellos salieron de entre nosotros; pero en realidad no eran de los nuestros, porque si lo hubieran sido se habrían quedado con nosotros. Pero sucedió así para que se viera claramente que no todos son de los nuestros.

20 Cristo, el Santo, los ha consagrado a ustedes con el Espíritu, y todos ustedes tienen conocimiento. 21 Les escribo, pues, no porque no conozcan la verdad, sino porque la conocen; y ustedes saben que ninguna mentira puede venir de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso? Precisamente el que dice que Jesús no es el Mesías. Ése es el Anticristo, pues niega tanto al Padre como al Hijo. 23 Cualquiera que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre; pero el que se declara a favor del Hijo, tiene también al Padre.

24 Por eso, guarden ustedes en su corazón el mensaje que oyeron desde el principio; y si lo que oyeron desde el principio queda en su corazón, también ustedes permanecerán unidos con el Hijo y con el Padre. 25 Esto es precisamente lo que nos ha prometido Jesucristo: la vida eterna.

26 Les estoy escribiendo acerca de quienes tratan de engañarlos. 27 Pero ustedes tienen el Espíritu Santo con el que Jesucristo los ha consagrado, y no necesitan que nadie les enseñe, porque el Espíritu que él les ha dado los instruye acerca de todas las cosas, y sus enseñanzas son verdad y no mentira. Permanezcan unidos a Cristo, conforme a lo que el Espíritu les ha enseñado.

28 Ahora, hijitos, permanezcan unidos a Cristo, para que tengamos confianza cuando él aparezca y no sintamos vergüenza delante de él cuando venga.

1. Liberación del pecado

29 Ya que ustedes saben que Jesucristo es justo, deben saber también que todos los que hacen lo que es justo son hijos de Dios.

Cristo, nuestro abogado

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

El nuevo mandamiento

Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo,(A) sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. 13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. 14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

El anticristo

18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. 19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. 20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

26 Os he escrito esto sobre los que os engañan. 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.

Mis queridos hijos, escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.

Sabemos que hemos llegado a conocer a Dios si obedecemos sus mandamientos. El que afirma: «Lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente[a] en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él: el que afirma que permanece en él debe vivir como él vivió.

Queridos hermanos, lo que escribo no es un mandamiento nuevo, sino uno antiguo que han tenido desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron. Por otra parte, lo que escribo es un mandamiento nuevo, cuya verdad se manifiesta tanto en la vida de Cristo como en la de ustedes, porque la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera.

El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. 10 El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay nada que lo haga tropezar. 11 Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad, en ella vive y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver.

12 Les escribo a ustedes, queridos hijos,
    porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Cristo.
13 Les escribo a ustedes, padres,
    porque han conocido al que es desde el principio.
Les escribo a ustedes, jóvenes,
    porque han vencido al maligno.
Les he escrito a ustedes, queridos hijos,
    porque han conocido al Padre.

14 Les he escrito a ustedes, padres,
    porque han conocido al que es desde el principio.
Les he escrito a ustedes, jóvenes,
    porque son fuertes,
    la palabra de Dios permanece en ustedes,
    y han vencido al maligno.

No amemos al mundo

15 No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos de la carne,[b] la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida—, proviene del Padre, sino del mundo. 17 El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Cuidémonos de los anticristos

18 Queridos hijos, esta es la hora final y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que esta es la hora final. 19 Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.

20 Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.[c] 21 No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso? Es el que niega que Jesús es el Cristo. Tal persona es el anticristo, la que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que confiese al Hijo tiene también al Padre.

Permanezcamos en Dios

24 Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes[d] permanecerán también en el Hijo y en el Padre. 25 Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.

26 Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos. 27 En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es verdadera —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él tal y como él les enseñó.

28 Y ahora, queridos hijos, permanezcan en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida.

Hijos de Dios

29 Si reconocen que Jesucristo es justo, reconozcan también que todo el que practica la justicia ha nacido de él.

Notas al pie

  1. 2:5 se manifiesta plenamente. Lit. se ha perfeccionado.
  2. 2:16 En contextos como estos la palabra griega para carne (sarx) se refiere a la naturaleza pecaminosa de los seres humanos, a menudo presentada en oposición al Espíritu.
  3. 2:20 la verdad. Var. todas las cosas.
  4. 2:24 principio, … ustedes. Lit. principio. Si permanece en ustedes lo que han oído desde el principio, ustedes.

Jesucristo, nuestro defensor

Yo los quiero a ustedes como a hijos. Por eso les escribo esta carta, para que no pequen. Pero si alguno peca, Jesucristo es justo y nos defiende ante Dios el Padre. Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros.

Nosotros sabemos que conocemos a Dios porque obedecemos sus mandamientos. Si alguien dice: «Yo soy amigo de Dios», y no lo obedece, es un mentiroso y no dice la verdad. En cambio, el que obedece lo que Dios ordena, de veras sabe amar como Dios ama, y puede estar seguro de que es amigo de Dios.

El que dice que es amigo de Dios debe vivir como vivió Jesús.

Un nuevo mandamiento

Hermanos en Cristo, no les estoy dando un mandamiento nuevo. Les estoy repitiendo un mandamiento muy antiguo, que ustedes ya conocen: se trata del mismo mandamiento que Dios les dio desde el principio.

Sin embargo, esto que les escribo es un mandamiento nuevo, y ya saben lo que significa, como también Cristo lo sabe. Él es la luz verdadera, que brilla cada vez más fuerte, y que hace que la oscuridad vaya disminuyendo.

Si alguno dice que vive en la luz, pero odia a otro miembro de la iglesia, en realidad vive en una gran oscuridad. 10 El que ama a los demás, vive bajo la brillante luz de Dios y no causa ningún problema a los de su iglesia. 11 Pero el que odia a otro cristiano, vive en la oscuridad y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego.

12 Hijos míos, les escribo porque Dios les ha perdonado sus pecados por medio de lo que hizo Jesucristo.

13-14 A ustedes, los mayores, les escribo porque conocen a Jesús, quien ya existía desde antes de que Dios creara el mundo.

A ustedes, los jóvenes, les escribo también porque han sido valientes, han derrotado al diablo, y han aceptado con sinceridad el mensaje de Dios.

Les he escrito a todos ustedes porque han conocido al Padre.

15 No quieran ustedes ser como los pecadores del mundo, ni tampoco hacer lo que ellos hacen. Quienes lo hacen, no aman a Dios el Padre. 16 Las cosas que ofrece la gente del mundo no vienen de Dios, sino de los pecadores de este mundo. Y éstas son las cosas que el mundo nos ofrece: los malos deseos, la ambición de tener todo lo que vemos, y el orgullo de poseer muchas riquezas. 17 Pero lo malo de este mundo, y de todo lo que ofrece, está por acabarse. En cambio, el que hace lo que Dios manda vive para siempre.

El Enemigo de Cristo

18 Hijos míos, ya estamos viviendo los últimos días, y el mundo pronto se acabará. Ustedes han escuchado que antes del fin vendrá el Enemigo de Cristo. Pues bien, yo quiero decirles que ya han aparecido muchos enemigos de Cristo, y por eso sabemos que estamos en los últimos días.

19 Estos enemigos de Cristo se reunían con nosotros, pero en realidad no eran de nuestro grupo. Si hubieran sido de nuestro grupo, se habrían quedado con nosotros. Pero se apartaron del grupo para mostrar claramente que no todos los que se reúnen con nosotros son de los nuestros.

20 Cristo, el Hijo de Dios,[a] los ha apartado a ustedes del mundo, y les ha dado el Espíritu Santo, y todos ustedes conocen la verdad. 21 Por eso les escribo, porque sé que ustedes conocen la verdad, y saben que quien la conoce no puede mentir.

22 Entonces, ¿quién miente? Pues el que dice que Jesús no es el Mesías. ¡Ése es el Enemigo de Cristo, pues rechaza tanto a Dios el Padre como a Jesús el Hijo! 23 Cualquiera que rechaza al Hijo, también rechaza al Padre. Y si alguien acepta al Hijo, también acepta al Padre.

24 Por eso, no dejen de hacer ustedes lo que se les enseñó desde el principio. Si continúan haciéndolo, entonces vivirán siempre unidos al Hijo y al Padre, 25 pues Cristo nos ha prometido la vida eterna.

26 Les estoy escribiendo para advertirles sobre algunos que quieren engañarlos. 27 Pero ustedes tienen al Espíritu Santo, que Cristo puso en ustedes. Por eso no necesitan que nadie les enseñe, pues el Espíritu de Dios les enseña todo; y lo que él enseña no es mentira, sino la verdad. Por eso, sigan las enseñanzas del Espíritu Santo, y manténganse siempre unidos a Cristo.

28 Ahora, hijos míos, sigan unidos a Cristo. Así, cuando él regrese, lo estaremos esperando confiadamente y no pasaremos por la vergüenza de ser castigados.

Hijos de Dios

29 Como ustedes saben, Jesucristo hace todo lo que le agrada a Dios. Por eso, también deben saber que todo el que hace lo que a Dios le agrada, es hijo de Dios.

Notas al pie

  1. 1 Juan 2:20 Hijo de Dios: lit. Santo de Dios. Esta expresión se basa en la relación especial de Jesús como Hijo de Dios.

Cristo, nuestro abogado

Hijitos míos(A), os escribo estas cosas para que no pequéis(B). Y si alguno peca, Abogado[a] tenemos(C) para con el Padre, a Jesucristo el justo(D). Él mismo es la propiciación[b] por nuestros pecados(E), y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero(F). Y en esto sabemos(G) que hemos llegado a conocerle(H): si guardamos sus mandamientos(I). El que dice: Yo he llegado(J) a conocerle(K), y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso(L) y la verdad no está en él(M); pero el que guarda su palabra(N), en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado(O). En esto sabemos que estamos en Él(P). El que dice que permanece en Él(Q), debe[c] andar como Él anduvo(R).

Mandamiento sobre el amor fraternal

Amados(S), no os escribo un mandamiento nuevo(T), sino un mandamiento antiguo, que habéis tenido[d] desde el principio(U); el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído. Por otra parte[e], os escribo un mandamiento nuevo(V), el cual es verdadero en Él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando(W), y la luz verdadera ya está alumbrando(X). El que dice que está en la luz, y aborrece(Y) a su hermano(Z), está aún[f] en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él(AA). 11 Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas(AB) y anda en tinieblas(AC), y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos(AD).

No améis lo que está en el mundo

12 Os escribo a vosotros, hijos[g](AE), porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre(AF). 13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que ha sido desde el principio(AG). Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido(AH) al maligno(AI). Os he escrito a vosotros, niños, porque conocéis al Padre(AJ). 14 Os he escrito a vosotros, padres, porque conocéis al que ha sido desde el principio(AK). Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes(AL) y la palabra de Dios permanece en vosotros(AM) y habéis vencido al maligno(AN). 15 No améis al mundo(AO) ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él(AP). 16 Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne(AQ), la pasión de los ojos(AR) y la arrogancia de la vida[h](AS), no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa(AT), y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Advertencias contra el anticristo

18 Hijitos[i], es la última hora(AU), y así como oísteis que el anticristo viene(AV), también ahora han surgido muchos anticristos(AW); por eso sabemos que es la última hora. 19 Salieron de nosotros(AX), pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron, a fin de que se manifestara[j] que no todos son[k] de nosotros(AY). 20 Pero[l] vosotros tenéis unción(AZ) del Santo(BA), y todos vosotros lo sabéis[m](BB). 21 No os he escrito porque ignoréis la verdad, sino porque la conocéis(BC) y porque[n] ninguna mentira procede de la verdad(BD). 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo[o](BE)? Este es el anticristo(BF), el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre(BG); el que confiesa al Hijo tiene también al Padre. 24 En cuanto a vosotros, que permanezca en vosotros lo que oísteis desde el principio(BH). Si lo que oísteis desde el principio permanece en vosotros, vosotros también permaneceréis en el Hijo y en el Padre(BI). 25 Y esta es la promesa que Él mismo nos hizo[p]: la vida eterna(BJ). 26 Os he escrito estas cosas respecto a los que están tratando de engañaros(BK). 27 Y en cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de Él permanece en vosotros(BL), y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas(BM), y es verdadera y no mentira(BN), y así como os ha enseñado, permanecéis[q] en Él. 28 Y ahora, hijos[r](BO), permaneced en Él, para que cuando se manifieste(BP), tengamos confianza(BQ) y no nos apartemos de Él avergonzados[s](BR) en su venida[t](BS). 29 Si sabéis que Él es justo(BT), sabéis también que todo el que hace justicia es nacido[u] de Él(BU).

Notas al pie

  1. 1 Juan 2:1 O, Intercesor; gr., Paracletos; i.e., uno llamado al lado para ayudar
  2. 1 Juan 2:2 O, satisfacción
  3. 1 Juan 2:6 Lit., él mismo debe
  4. 1 Juan 2:7 Lit., tenían
  5. 1 Juan 2:8 Lit., Otra vez
  6. 1 Juan 2:9 Lit., hasta ahora
  7. 1 Juan 2:12 O, hijitos
  8. 1 Juan 2:16 O, las riquezas
  9. 1 Juan 2:18 Lit., Niños
  10. 1 Juan 2:19 Lit., fueran manifestados
  11. 1 Juan 2:19 O, todos ellos no son
  12. 1 Juan 2:20 Lit., Y
  13. 1 Juan 2:20 Algunos mss. antiguos dicen: vosotros sabéis todo
  14. 1 Juan 2:21 O, sabed que
  15. 1 Juan 2:22 I.e., el Mesías
  16. 1 Juan 2:25 Lit., nos prometió
  17. 1 Juan 2:27 O, permaneced
  18. 1 Juan 2:28 O, hijitos
  19. 1 Juan 2:28 Lit., no seamos avergonzados de Él
  20. 1 Juan 2:28 O, en su presencia
  21. 1 Juan 2:29 O, engendrado